El Papa lamenta que algunas sociedades secularizadas hayan perdido el significado cristiano del domingo

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En su catequesis de este miércoles sobre la importancia de la misa dominical, Francisco invita a «recuperar el sentido de la fiesta, el sentido de la alegría, de la comunidad parroquial, de la solidaridad, del reposo que descansa el alma y el cuerpo».

En la audiencia general de este miércoles, el Papa Francisco ha continuado el nuevo ciclo de catequesis sobre la Santa Misa. El pontífice ha dedicado su catequesis a responder a la pregunta ‘¿Por qué ir a misa los domingos?’

 

El Papa ha recordado que la celebración dominical de la Eucaristía tiene un papel principalísimo en la vida de la Iglesia y ha señalado que «los cristianos vamos a misa los domingos para encontrarnos con el Señor resucitado, o mejor para dejar que Él nos encuentre, para escuchar su palabra, alimentarnos en su mesa y así convertirnos en Iglesia».

«El domingo es un día sagrado para nosotros, santificado por la celebración eucarística, la presencia viva del Señor entre nosotros y por nosotros», ha subrayado, recalcando que «es la Misa lo que hace cristiano el domingo». «¿Qué domingo es, para un cristiano, ese en el que falta el encuentro con el Señor?»

«Los cristianos necesitamos participar en la misa dominical porque solo con la gracia de Jesús, con su presencia viva en nosotros y entre nosotros, podemos poner en práctica sus mandamientos y ser así sus testigos creíbles», ha afirmado, respondiendo a quienes dicen que no hay necesidad de ir a misa, ni siquiera los domingos, porque lo  importante es vivir bien y amar al prójimo.

Así mismo, Francisco ha lamentado que «algunas sociedades secularizadas han perdido el significado cristiano del domingo iluminado por la Eucaristía» y ha instado a «reavivar esta conciencia, para recuperar el sentido de la fiesta», al tiempo que ha recordado que la liberación dominical del trabajo no existía en los primeros siglos y es una aportación específica del cristianismo.

A continuación, la catequesis completa del Santo Padre:

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Reanudando el camino de la catequesis sobre la misa, hoy nos preguntamos: ¿Por qué ir a misa los domingos?

La celebración dominical de la Eucaristía tiene un papel principalísimo en la vida de la Iglesia (véase Catecismo de la Iglesia Católica, n. ° 2177). Los cristianos vamos a misa los domingos para encontrarnos con el Señor resucitado, o mejor para dejar que Él nos encuentre, para escuchar su palabra, alimentarnos en su mesa y así convertirnos en Iglesia, es decir  en su Cuerpo místico viviente hoy en el mundo.

Lo entendieron desde el primer momento los discípulos de Jesús, que celebraban el encuentro eucarístico con el Señor el día de la semana que los judíos llamaban «el primero de la semana» y  los romanos el «día del sol», porque ese día Jesús resucitó  de entre los muertos y se apareció a sus discípulos, hablando con ellos, comiendo con ellos, dándoles el Espíritu Santo (cf. Mt 28,1; Mc 16,9.14; Lc 24,1.13; Jn 20,1.19). También la gran efusión del Espíritu  en Pentecostés ocurrió un domingo, el quincuagésimo día después de la resurrección de Jesús. Por estas razones, el domingo es un día sagrado para nosotros, santificado por la celebración eucarística, la presencia viva del Señor entre nosotros y por nosotros. Por lo tanto ¡es la Misa lo que hace cristiano el domingo ! ¿Qué domingo es, para un cristiano, ese en el que falta el encuentro con el Señor?

Hay comunidades cristianas que, desgraciadamente, no pueden disfrutar de la misa todos los domingos; sin embargo, también ellas,  en este día sagrado, están llamadas a recogerse en oración en el nombre del Señor, escuchando la Palabra de Dios y manteniendo vivo el deseo de la Eucaristía.

Algunas sociedades secularizadas han perdido el significado cristiano del domingo iluminado por la Eucaristía. ¡Es una pena! En estos contextos, es necesario reavivar esta conciencia, para recuperar el sentido de la fiesta, el sentido de la alegría, de la comunidad parroquial, de  la solidaridad, del reposo  que descansa el alma y el cuerpo (Catecismo cfr de la Iglesia Católica, nn. 2177-2188). De todos estos valores es maestra la Eucaristía, domingo tras domingo. Por eso el Concilio Vaticano II reiteró  que » es la fiesta primordial, que debe presentarse e inculcarse a la piedad de los fieles, de modo que sea también día de alegría y de liberación del trabajo.» (Const. Sacrosanctum Concilium, 106).

La liberación dominical del trabajo no existía en los primeros siglos: es una aportación específica del cristianismo. Según la tradición bíblica, los judíos descansan el sábado, mientras que en la sociedad romana no estaba previsto  un día semanal de liberación del trabajo servil. Fue el sentido cristiano de vivir como hijos y no como esclavos, animados por la Eucaristía, lo que hizo del domingo, casi universalmente, el día de descanso.

Sin Cristo estamos condenados a ser dominados por la fatiga de la vida cotidiana, con sus preocupaciones, y del miedo al mañana. El encuentro  dominical con el Señor nos da la fuerza de vivir el presente con confianza y coraje y de avanzar con esperanza. Por eso, los cristianos vamos a encontrar al Señor el domingo, en la celebración eucarística.

La comunión eucarística con Jesús, resucitado y viviente en eterno, anticipa el domingo sin ocaso, cuando ya no habrá más fatiga, ni dolor, ni dolor ni lágrimas, sino solo la alegría de vivir plenamente y para siempre con el Señor. También de este bendito reposo nos habla la misa dominical, enseñándonos, mientras fluye la  semana, a confiarnos a las manos del Padre que está en el cielo.

¿Qué podemos responder a los que dicen que no hay necesidad de ir a misa, ni siquiera los domingos, porque lo  importante es vivir bien, amar al prójimo? Es cierto que la calidad de la vida cristiana se mide por la capacidad de amar, como dijo Jesús: «Por esto sabrán todos que sois mis discípulos: si os  amáis los unos a los otros» (Jn 13, 35). Pero ¿cómo podemos practicar el Evangelio sin sacar la energía necesaria para hacerlo, un domingo tras otro, de la fuente inagotable de la Eucaristía? No vamos a Misa para darle algo a Dios, sino para recibir de Él lo que realmente necesitamos. Lo recuerda la oración de la Iglesia, que así se dirige a Dios: » Pues aunque no necesitas nuestra alabanza, ni nuestras bendiciones te enriquecen, tú inspiras y haces tuya nuestra acción de gracias, para que nos sirva de salvación, «(Misal Romano, Prefacio común IV).

En conclusión, ¿por qué ir a misa los domingos? No es suficiente responder que es un precepto de la Iglesia; esto ayuda a defender su valor, pero no es suficiente por sí solo. Los cristianos necesitamos participar en la misa dominical porque solo con la gracia de Jesús, con su presencia viva en nosotros y entre nosotros, podemos poner en práctica sus mandamientos y ser así sus testigos creíbles.

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Comentarios
11 comentarios en “El Papa lamenta que algunas sociedades secularizadas hayan perdido el significado cristiano del domingo
  1. Como no se va a descristianizar el domingo si es la propia Iglesia la que dice que todo vale, que todos nos salvamos, y que cada uno puede hacer lo que quiera y que todo está bien. La única solución para Europa y para la Iglesia es suprimir las medidas modernistas del Concilio Vaticano II

  2. «El Papa lamenta que algunas sociedades secularizadas hayan perdido el significado cristiano del domingo».

    Tengo la sensación que el Papa Francisco nos está tomando el pelo. Quiera Dios que me equivoque, por el bien de su alma. Aunque actúa como si lo hiciera.

  3. ¿ Qué tenía mi comentario de falso o de faltón para ser borrado de un plumazo ? ¿ Hay por parte de alguien de Infovaticana animadversión a mi persona habida cuenta de la censura reiterada de tantos comentarios míos ?

  4. Promedio de la asistencia de católicos a las audiencias semanales del falso Papa, por año:

    2013: 51.617 asistentes
    2014: 27.883 asistentes
    2015: 14.818 asistentes
    estimación del 2016: menos de 10.000 asistentes.

    La tendencia es clara e inequívoca: el Papa que «no tiene un plan para la Iglesia» no atrae a nadie.

  5. Échando siempre la culpa a los políticos y a la sociedad. Yahvé en la Biblia criticó al pueblo que le honraba con la palabra y no el corazón y que acudía a los dioses falsos, y le construían estelas en los montes, pero con los que realmente se encolerizó por medio de sus Profetas eran con los doctores de la Ley que teniendo la palabra de Dios escrita descarriaban a las ovejas de Israel, lo mismo hizo Jesucristo. Hoy en día los sacerdotes, obispos y cardenales no tienen que ganarse el pan con el sudor de su frente, más bien reciben una paga mensual, coche para que evangelicen y divulguen la palabra de Dios sin recortes y con santo atrevimiento. Así que menos lloriquear y más trabajar, en el paro debieran de ir un lustro para que se enteren.

  6. Reaparece SOLOMALADOCTRINA con su sede vacantismo. Ahora parece que estuvo en San pedro contando y se equivocó. Luego los eheniques de este mundo criticando al Santo Padre en fervorosa obsesión. Su acólita Beatriz con un comentario que de una profundidad teológica que conmueve :»nos está tomando el pelo». Llevan meses instalados en el insulto sin paliativos creídos de su propia «sana» doctrina. Solo para salir de la obsesión ¿no podrían cambiar al menos el libreto que repiten con cansina frecuencia? El Santo Padre sigue guiando la Iglesia, dándonos su ejemplo de pobreza, viajando a las periferias del mundo.

  7. Bobaine usted da pena, no se le cae una idea, excepto que tiene delirio de persecución fijada a otros comentaristas, es usted un débil mental. Es lógico en un discapacitado intelectual como usted que no vea que el falso «Santo Padre sigue guiando la Iglesia» a la desaparición.

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