Amoris Laetitia, de interpretación en interpretación

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Si el objetivo último de los escritos papales es el de aclarar puntos de doctrina a los fieles, creo que ni los más entusiastas defensores del actual pontificado -los Periodistas Pro Francisco, digamos- pueden decir sin sonrojarse que la exhortación Amoris Laetitia haya logrado su objetivo.

Desde el mismo día de su promulgación, su Capítulo VIII, relativo al tratamiento eclesial de los divorciados vueltos a casar, ha encendido una viva polémica en cuanto a su alcance, por cuanto unos han querido interpretarlo en el sentido de que es ahora lícito para los sacerdotes ofrecer la comunión a quienes, al vivir ‘more uxorio’ con una mujer distinta de la desposada caónicamente, se han visto hasta ahora privados de la Eucaristia, siempre que se cumplieran determinadas condiciones.

Pero no es imposible interpretar ese mismo capítulo de modo que quede perfectamente en línea con lo que ha sido el magisterio de la Iglesia invariable hasta ahora en esta cuestión.

En cualquier caso, estas dispares interpretaciones ya dejaban claro que el documento no lo es. De hecho, resulta oscuro o ambiguo incluso para las mentes más preclaras y los estamentos más altos, como prueban las cuestiones planteadas por cuatro cardenales -hoy reducidos a dos-, los famosos Dubia, en carta primero privada y luego, ante el silencio de la Santa Sede, hecha pública. El silencio persiste, más de un año después.

Las dudas no afectan a un asunto marginal o menor. De lo que se trata es de si la exhortación plantea una nueva comprensión de tres sacramentos -Matrimonio, Eucaristía y Penitencia- y, aún más, de toda la base moral católica.

A las Dubia siguió la Correctio Filialis, más duras, redactadas por una cuarentena de teólogos y pensadores católicos en la que se conminaba al Santo Padre a despejar sospechas de herejías que parecían deslizarse en la redacción de la exhortación.

Esta segunda petición al Papa también ha quedado sin respuesta por parte de Francisco, aunque no del grupo de teólogos favoritos de Santa Marta, que se han movilizado airadamente contra los firmantes de la correción.

Pero si el Papa ha respondido con un hermético silencio a unos y otros, no por eso ha dejado de tratar la cuestión.

El pasado año, el Papa respondió en carta privada a la Conferencia Episcopal Argentina alabando sus directrices para la aplicación en la práctica pastoral de este debatido asunto. «El documento es muy bueno y explica completamente el sentido del capítulo VIII de Amoris Laetitia. No hay otras interpretaciones».

El lenguaje es claro y tajante y, aunque no deja de ser una carta privada, se incluyó en agosto entre los escritos papeles en la web del Vaticano.

Pero la carta en cuestión ha subido de rango, al publicarse en los Acta Apostolicae Sedis, donde se incluyen los escritos oficiales, acompañada de una breve nota del secretario de Estado, el Cardenal Cardinal Pietro Parolin, y un rescripto en el que se anuncia la voluntad del Papa de incluirla entre sus escritos magisteriales. Es decir, lo que era privado y de orden ‘pastoral’ pasaría a ser público y probablemente con rango de magisterio auténtico, merecedor del asentimiento de los fieles.

No hay acuerdo en este sentido, es decir, en cuanto a que la carta exija de los fieles un ‘asentimiento de la voluntad y el pensamiento’ a las opiniones vertidas en la carta. Pero lo que queda clara es la voluntad de elevar la categoría de esta interpretación.

¿Y cuál es esta interpretación frente a la que «no caben otras»? Ese es el problema: que el texto de los obispos de la región de Buenos Aires es tan oscuro, si no más, que el propio capítulo de la discordia, al proponer «la posibilidad de acceso a los sacramentos de la Reconciliación y la Eucaristía» a los divorciados vueltos a casar en «circunstancias complejas» y cuando se den «limitaciones que reduzcan la responsabilidad y la culpa» de parejas que no se obligan a «vivir en continencia» pese a vivir en una situación objetivamente adulterina.

La pregunta obvia es: ¿para qué dar un espaldarazo tan obvio e incluso solemne a una interpretación que no aclara nada en absoluto, sino más bien al contrario? Y si Su Santidad cree haber encontrado la interpretación adecuada a sus palabras en Amoris Laetitia, ¿por qué mantener ese obstinado silencio respecto a las dudas de cuatro (ahora dos) de sus hermanos en el episcopado?

La interpretación de los obispos argentinos, después de todo, no responde con alguna claridad a lo que es de urgente necesidad aclarar para los fieles de toda la cristiandad católica, referido a lo que debemos entender sobre tres sacramentos y el concepto mismo de mal moral objetivo.

¿Tiene algún sentido mantener a los fieles en vilo ante cuestiones que constituyen la base misma de su vivencia de fe?

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Comentarios
35 comentarios en “Amoris Laetitia, de interpretación en interpretación
  1. Sólo cabe una sóla interpretación : Se puede comulgar en pecado mortal, si bien se disfraza el pecado de proceso de acompañamiento o discernimiento o, incluso, sin necesidad de tal proceso al ser suficiente, según el 303, la conciencia, que descubre, por arte de magia, que «eso», o sea, relaciones sexuales adulterinas, es la entrega generosa que Dios le pide por ahora, un ahora que lleva al infierno, utilizando a los hijos como excusa para pecar.
    Pretender interpretar la Amoris en consonancia con la FC 84, que exige abstinencia, es de todo punto imposible, la cuadratura del círculo, un insulto a la razón. La Amoris no hay que interpretarla, hay que eliminarla, pues es una bomba que se carga, con el 303, el punto más nocivo de toda la historia de la Iglesia, toda, absolutamente toda la moral católica y no sólo la matrimonial y familiar. ¿ Para cuando la corrección ? ¿ Nos están tomando el pelo a los católicos los de la misericorditis y los de los dubia ?

  2. Esa «subida de rango» Esteban dixit, a mi juicio configura herejía, deja de ser una carta privada para pretender ser el «magisterio auténtico» de un falso papa.

    El «auténtico magisterio» de Francisco contradice directamente el auténtico Magisterio del Catecismo de San Juan Pablo II, que en el número 1650 expresa «en fidelidad a las palabras de Jesucristo», que la nueva unión de católicos divorciados y casados de nuevo «no puede ser reconocida como válida si primer matrimonio lo fue «. Y, «si los divorciados se vuelven a casar civilmente, se encuentran en una situación que objetivamente contraviene la ley de Dios»

    Todo católico debe adhesión al auténtico magisterio de la Iglesia Católica, es decir al de San Juan Pablo II, y al cual, de acuerdo con el Canon 752 de la ley de la Iglesia, se le otorga «sumisión religiosa del intelecto y la voluntad» y no al supuesto magisterio de cap 8 de Al y su interpretación única de acuerdo al Papa de San Gallen.

  3. El que aparece en la foto es el cardenal Schönborn, designado por Francisco intérprete máximo e infalible de la Amoris, quien recientemente ha celebrado en la catedral de Viena una fiesta homenaje a la ideología gay, saliendo incluso a la puerta para recibir al representante oficial de los gays. Ésta es la auténtica iglesia de la misericorditis, que, al no condenar el pecado, deja al pecador en la miseria, eso sí, con la bendición apostólica de su santidad. https://www.gloria.tv/article/6TzCLCWeC3Rd3ou4xVnGw2xdv

  4. Echenique, Amoris Laetitia no dice que se pueda comulgar en pecado mortal como usted dice. Y todo lo que añade es su opinión personal. Qué miedo le tiene usted a la palabra «discernimiento» cuando precisamente discernir es algo que hacemos los católicos tan a menudo o deberíamos hacer para no vivir como paganos. Pregúntese por qué dice Jesús que las prostitutas pasarán por delante… Cómo es eso posible siendo pecadoras?? Qué escándalo!!! Es que conoce usted el alma de todos los hombres?
    No juzgue y no será juzgado. Si ni siquiera entiende lo que significa misericordia qué hace opinando y machacando al Papa.. usted?? Un saludo

  5. Echenique: Haces una interpretación propia de quien no ha trabajado los tres elementos del acto moral a saber el fin, las intenciones y las circunstancias. La Amoris Laetitia no propone «comulgar en pecado mortal» eso es una desgarradora simplificación que te inventas. Por lo demás, tu repudio a Francisco y tu falta de respeto al Santo Padre hablan mal de tu comunión con la Iglesia.

  6. «De interpretación en interpretación», es precisamente lo que se ocurre cuando se afirma de manera equívoca el principio de la Tradición viva, como se viene haciendo en las enseñanzas posconciliares, por ejemplo San Juan Pablo II de Asís en Ecclesia Dei aflicta (1988) y Benedicto XVI en el discurso a la Curia de diciembre de 2005.
    Ciertamente la Tradición es viva en el sentido de sujeto y acto, ya que el magisterio de la Iglesia cursa a través de los siglos y se expresa en actos que se suceden, en el sentido de mayor precisión y claridad.
    Pero la Tradición no es viva en el sentido objetivo. En ese sentido, como fuente que es de la Revelación, terminó con la muerte del último de los apóstoles. Desde entonces sólo cabe desarrollo orgánico, accidental, homogéneo: el magisterio progresa en el sentido de mayor precisión y claridad; pero nunca para contradecirse, ni en el sentido de menor precisión y claridad.

  7. Por ello, no es el magisterio de hoy el que interpreta al del pasado, ni el de mañana al de hoy. Es al magisterio de siempre al que hay que atender, al que no se contradice sino que progresa en el sentido de mayor claridad y precisión.
    Los defensores de Amoris Laetitia acuden a interpretaciones sin fin para pretender demostrar que no hay en ella contradicción con el magisterio precedente. Pero objetivamente el esfuerzo es vano. Es imposible reconciliar objetivamente esa exhortación con las enseñanzas de Juan Pablo II y del magisterio anterior.
    Como los defensores de la declaración conciliar Dignitatis humanae (1965) sobre la libertad religiosa llevan cincuenta años acudiendo a interpretaciones sin fin para pretender demostrar que no hay en ella con el magisterio precedente. Pero objetivamente el esfuerzo es vano. Es imposible reconciliar objetivamente esa declaración con siglo y medio de magisterio antiliberal, desde Pío VI al Vaticano II.

  8. Por ello, no es el magisterio de hoy el que interpreta al del pasado, ni el de mañana al de hoy. Es al magisterio de siempre al que hay que atender, al que no se contradice sino que progresa en el sentido de mayor claridad y precisión.
    Los defensores de Amoris Laetitia acuden a interpretaciones sin fin para pretender demostrar que no hay en ella contradicción con el magisterio precedente. Pero objetivamente el esfuerzo es vano. Es imposible reconciliar objetivamente esa exhortación con las enseñanzas de Juan Pablo II y del magisterio anterior.
    Como los defensores de la declaración conciliar Dignitatis humanae (1965) sobre la libertad religiosa llevan cincuenta años acudiendo a interpretaciones sin fin para pretender demostrar que no hay en ella contradicción con el magisterio precedente. Pero objetivamente el esfuerzo es vano. Es imposible reconciliar objetivamente esa declaración con siglo y medio de magisterio antiliberal, desde Pío VI al Vaticano II exclusive.

  9. Al elevar a la categoría de Magisterio auténtico su carta al Episcopado Bonaerense y el directorio pastoral elaborado por éste, el Papa, como maestro supremo de la Iglesia, nos enseña que en determinadas circunstancias y concurriendo atenuantes (probablemente objetivas) de la responsabilidad, algunas personas que viven en ciertas formas de concubinato pueden iniciar un proceso de discernimiento que las llevaría a poder acceder con recta conciencia a los sacramentos de la Reconciliación y la Eucaristía sin necesidad de cesar en ese concubinato o vivir en absoluta continencia. Esos son los datos. ¡Dejen de enredar! In claris no fit interpretatio.

    Este magisterio es auténtico y no meramente prudencial, no es infalible ni de fe pero requiere sumisión religiosa de la voluntad y el entendimiento, lo que impide a un buen católico contradecirlo públicamente.

    Si, como parece, hay contradicción entre lo que se enseña y lo que se enseñó, cada cual verá qué hace. Esto no es nuevo.

  10. Acepto el concilio Vaticano II como concilio ecuménico de la Iglesia.
    Desde el discurso de inauguración por Juan XXIII, el propio Vaticano II se quiso pastoral y por lo tanto distinto de todos los anteriores concilios. Tuvo por finalidad adaptar la formulación de la doctrina católica a los métodos de investigación y la expresión literaria de los tiempos modernos. Muchos consideran, y yo entre ellos, que esa novedosa finalidad fue un error y, en todo caso, a los malos frutos nos remitimos.
    No fue un nuevo pentecostés, aunque muchos lo hayan pretendido y se empeñen en seguir hablando de la primavera del concilio. Es inadecuado comparar a ningún concilio, ni Trento ni Vaticano II, con pentecostés, porque la revelación terminó con la muerte del último de los apóstoles. Y desde luego, de compararse con alguna estación del año, muchos consideran, y yo entre ellos, que el posconcilio está más cerca del invierno que no de la primavera.

  11. Deben discernirse las enseñanzas de Juan Pablo II e interpretarlas para hallar armonía con amoris laetitia, de paso también se hace lo propio con las Santas Escrituras, puesto que en tiempos de Jesucristo no había grabadoras según Sosa y no se puede estar seguro de que dijo realmente, así creamos puentes con todo el mundo al estilo James Martín y refundamos la iglesia como quería Lutero.

  12. Comulgar teniendo relaciones sexuales con quien no es el cónyuge legítimo y con ánimo de seguir manteniéndolas es, ha sido y será SIEMPRE PECADO MORTAL, por mucho que la misericorditis aguda se empeñe en decir lo contrario suavizando el pecado con las palabrejas de la misericorditis, tan manoseadas, como acompañamiento, que acompaña al infierno, discernimiento, incapaz de discernir el pecado mortal, encuentro, con el pecado y dejando al pecador en el pecado. puentes, hacia el infierno, inclusión, Dios incluye en la gracia al que se arrepiente. La misericorditis aguda es más falsa que Judas y es una autopista al infierno, tan olvidado en este pontificado desastroso, seguramente porque Francisco ni cree en él, como nos contó Scálfari en Reppública, su portavoz laicista, no desmentido nunca, a diferencia de Sarah, ya dos veces y con una rapidez inusitada.

  13. Urbel: Ud. es un crítico del Concilio Vaticano II. Pues bien, tenemos un punto de partida eclesiológico y del catolicismo por completo diferente. San Juan Pablo II vio con claridad que se trató de un «nuevo pentecostés» -frase que puede leer en el libro «Estoy tus manos» – de modo que acompaño al SJ II en su expresión.

  14. Si la interpretación de la Amoris es que hay que abstenerse de esas relaciones sexuales con quien no es el cónyuge legítimo, como dice la Familiaris Consortio 84, ¿ para qué la Amoris ? Pues para líar; y a lío revuelto ganancia pecadores. Se ganan el infierno y lo saben, eso sí, con el acompañamiento de la misericorditis aguda.

  15. Francisco ya ha conseguido con creces su objetivo : Que lo que es pecado en Polonia sea virtud en la confinante Alemania, con lo que resulta clarísimo que «eso» no es la Iglesia Católica, es la capillita esquizofrénica de la misericorditis.¡ Francisco vete ya, si de verdad amas a la Iglesia Católica y a Jesucristo, cosa harto dudosa.

  16. Es muy claro que tenemos un punto de partida eclesiológico y del catolicismo por completo diferente.
    El mío desde luego no es el concilio Vaticano II ni ningún concilio en particular, ni Juan Pablo II ni ningún papa en particular, haya sido o no canonizado, ni ningún santo en particular.
    Usted puede acompañar a Juan Pablo II en todas sus expresiones o en cualquiera de ellas, pero eso no las convierte en infalibles, como tampoco las de ningún otro santo ni siquiera papa (esto último salvo cumplidas las condiciones del magisterio infalible ¡lo cual no es por supuesto el caso de ningún libro de entrevistas o género semejante como «Estoy en tus manos»!).
    Mi punto de partida es Jesucristo y las verdades por Él reveladas, tanto en las Escrituras como en la Tradición, y enseñadas por el magisterio constante de la Iglesia.

  17. La Pentecostes fue el inicio de la expansión del cristianismo y la conversión de millones de personas. El Concilio Vaticano II fue el inicio de la gran contracción de la Iglesia y la apóstasia de millones de personas.
    Por los frutos los conoceréis. Más allá de las declaraciones grandilocuentes y del pensamiento que cada uno pueda tener, los hechos son los que son. Que cada uno juzgue en consecuencia.

  18. La prueba de que la Amoris Laetitia divide, desorienta y confunde es que estamos hablando de ella igual gente que no somos ni teólogos ni grandes entendidos en la materia ni siquiera en canónico. Que si dice esto, que si interpretamos lo otro; cualquiera que no sea un tonto o un fan como si de un cantante o modelo famoso se tratase ve poca coherencia y mucha ambigüedad y ésta siempre ha sido aliada del Demonio y si es calculada por lo políticamente correcto más. Eso es evidente, sería peor todavía si encima esto se produce para contentar a cierto sector muy minoritario que por medios poco morales le auparon al pontificado tras conciábulos en la sombra y con espúreos intereses o respondiendo como criadillos a otros intereses peores. No aclarará nada porque es parte del pacto, no escuchará, impondrá se revolverá de malos modos y dirá por medios poco fehacientes cuál es su postura. Su postura queda clara desde la carta a los obispos argentinos, el problema es que los demás no lo ven.

  19. El Papa Francisco es cara de piedra. Ni se va a mosquear. Su objetivo es dejar que transcurra el tiempo y se calmen las aguas, para, al final, imponer su voluntad.
    Pero creo que esas son sólo sus fantasías, porque sospecho que todos sus planes van a fracasar. Dios está por encima de todo, y, de Él, nadie se burla. Ni siquiera su Vicario.
    Y que vaya poniendo las barbas en remojo, porque no creo que le resulte muy sencillo rendir cuentas delante de nuestro Señor Jesucristo, en el Juicio Final.

  20. ¿Protestante perfecto?
    Al menos me concederá usted que el principio de la Sola Scriptura, el rechazo pues de la Tradición como fuente de la Revelación, es principio fundamental de todos los protestantismos. Yo adhiero a Escrituras y Tradición conforme al magisterio constante de la Iglesia. También es principio fundamental de todos los protestantismos el rechazo de la autoridad de la Iglesia en cuanto que regla próxima de la fe, la cual yo sigo conforme al magisterio constante.
    ¡Protestante imperfecto, por lo tanto!

  21. Aunque el mundo lo haya convertido en luces y colorines, compras compulsivas y comidas copiosas, al igual que la Navidad que anticipa precipitadamente, en realidad el Adviento es tiempo penitencial, adecuado pues para privarse de estos pasatiempos internáuticos. Con cierto retraso empiezo la abstinencia. Paz y bien a todos los foristas o contertulios de buena voluntad.

  22. Espero, deseo y le pido a Dios que lo primero que haga el siguiente papa sea derogarla para que alumbre el esplendor de la Familiaris Consortio y de la Veritatis Splendor, tan oscurecidas por una desexortación no apostólica de la misericorditis fundamentalista aguda.

  23. No la hagamos más oscura de lo que ya lo es, que no engañamos a nadie. La carta de los Obispos de Buenos Aires sí aclara, que se puede comulgar en situación objetiva de pecado grave sin arrepentimiento ni propósito de enmienda, y es claro que eso es contrario a la doctrina católica. En cuanto al religioso asentimiento interno de inteligencia y voluntad, se le debe dar a «Familiaris Consortio» n. 84, que dice que eso no se puede. Y el canon 915, que prohíbe dar la comunión a los pecadores públicos, sigue en pie y no ha sido derogado ni interpretado de modo nuevo hasta ahora.

  24. ricardo blaine dice: «Beatriz: Tu puedes burlarte del Santo Padre pero no Dios; en esto llevas razón».

    ricardo blaine: eres más ignorante de lo que creía. «No sabe, no sabe, tiene que aprender. Orejas de burro le vamos a poner». ¡Ciertamente que eres ignorante! A desburrarse, hijito.

  25. La misericorditis aguda de la Amoris se traduce en la siguiente escena :

    Penitente : estoy conviviendo con una tipa que me encanta, con la que he tenido un hijo, y me cuesta dejar esas relaciones.

    Confesor : No te preocupes que el hecho de que hayas venido aquí ya es suficiente; además esas relaciones sexuales garantizan el éxito de tu nueva unión en beneficio del hijo. Vete y no te preocupes de seguir pecando que la comunión no es un premio para los impecables. Ya puedes comulgar en paz.

    Goodbye propósito de la enmienda, goodbay conversión. A la confesión nula se añade la comunión sacrílega. Pecado gravísimo sobre pecado grave. Misericorditis : Soplo de Satanás, no del Espíritu, y menos del Santo

  26. La misericorditis no confía en Dios ni en el poder de la gracia en nuestro camino a la santidad. Se bloquea con la debilidad humana y piensa que Dios le pide eso, que siga pecando, aunque no se atreve a llamarlo pecado sino «eso»: AL 303.

  27. Echenique: Has puesto un ejemplo burdo. Esos elementos no salen de la Amoris Laetitia. Tampoco de la interpretación que hacen los Obispos de Buenos Aires. Si todo lo que lees es Messori basta leer su libro sobre el Opus para saber que es un peso pluma.

  28. Sí, ya sabemos que la Amoris se ha redactado para comfirmar la Familiaris 84, que exige abstinencia. Recientemente nos advertía el propio Francisco que no fuéramos ingenuos. Yo le hago caso, aunque sólo sea en esto; los papólatras en todo menos en esto, por lo que se equivocan siempre.

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