La disputa del tesoro de Sijena involucra a la Iglesia en el ‘conflicto catalán’

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La Audiencia Provincial de Huesca ha desestimado los recursos presentados por el Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC) y la Generalitat de Cataluña para evitar que las piezas del Monasterio de Sijena vuelvan a Aragón, en la penúltima agria disputa que enfrenta a las autoridades catalanas con las del resto del territorio nacional.

La sentencia confirma que las obras en litigio forman parte de un «todo indivisible» y que la adecuada protección del patrimonio cultural «no es compatible con la desintegración de un conjunto monumental».

En la actualidad las obras las expone el Museo Diocesano de Lérida, excelentemente presentadas y protegidas, accesibles a un público probablemente más amplio que en su ubicación original.

La disputa se enmarca en la relación enrarecida entre Cataluña y el resto de España como consecuencia de la Declaración Unilateral de Independencia y posterior aplicación del Artículo 155 de la Constitución por el que se interviene el gobierno de la comunidad autónoma, y ha sido comentada desde sus más variados aspectos: político, jurídico, cultural… Pero en la inmensa mayoría de los comentarios se ha pasado por alto un aspecto no menos importante: el eclesial.

Porque en toda la polémica vemos una de las no siempre oportunas adaptaciones de la distribución territorial de la Iglesia a las conveniencias del Estado.

Como se sabe, la división por diócesis es en Europa bastante más vieja que los propios Estados, no digamos ya que las últimas divisiones administrativas de los mismos, y es común que el área de jurisdicción de un obispo no coincida con el de la provincia, o que la sede no pertenezca a la que con el tiempo se ha convertido en capital.

Así, por ejemplo, hasta hace relativamente poco, la ciudad de Castellón pertenecía a la diócesis de Segorbe (hoy Segorbe-Castellón), y Murcia a la de Cartagena.

La tendencia en la Iglesia ha sido hacia reordenar sus diócesis de modo que se adapten a los límites fijados por los Estados para sus provincias o comarcas. Y este es, precisamente, el caso que nos ocupa, porque las obras en cuestión se exponen en el Museo Diocesano de Lérida y el Monasterio de Sijena pertenecía tradicionalmente a la diócesis de Lérida.

Al menos en esta ocasión, nos hubiera parecido una simbólica superación por parte de la Iglesia de unas divisiones políticas que tanto malestar está causando en la ciudadanía este detalle de que fieles de otra comunidad autonómica, Aragón en este caso, quedaran bajo la jurisdicción eclesial del obispo de una capital catalana, significando que hay una unión más profunda y vieja que los avatares y caprichos de los político.

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Comentarios
11 comentarios en “La disputa del tesoro de Sijena involucra a la Iglesia en el ‘conflicto catalán’
  1. Si todas las sentencias judiciales, que han sido unas cuantas, le han dado la razón a Aragón ¿dónde está el problema?.

    Si el Vaticano le ha dado la razón a Aragón ¿dónde está el problema?.

  2. Desde hace al menos un siglo, los judas del Vaticano han organizado y promovido la discordia en España apoyando a las violentas oligarquías supremacistas catalana y vasca. Esta es la verdadera historia de España. El apoyo de judas de la Iglesia al latrocinio del cupo etarra vasco ha sido descarado. Y hasta el 25 de octubre lo mismo han hecho con los negreros supremacistas catalanes, que a través de su Opus han organizado todo.

    No debería extrañar tanto. Judas estaba en la Última Cena. Jesucristo profetizó que en su nombre engañarían a muchos. Nos dijo que estuvieramos alerta para que no nos engañaran. Una vez más no le hemos obedecido. Y nos llevan décadas y décadas artera y elaboradamente engañándonos. Ahora es tan descarado que a quien engañan es porque quiere.

  3. Los medios de comunicación han conseguido desenfocar las cosas, de modo que un conflicto estrictamente civil, como el de los bienes de Sijena, que está resuelto y pendiente de una acción hormonalmente asistida y punto, oculte el asunto mucho más grave de la apropiación indebida de los bienes de la Franja , mucho más numerosos y claramente robados. Tres obispos han apoyado el expolio y han metido por medio a la Generalidad y ahora ya nadie habla de ello. En este caso la conducta no prevaricante, sino claramente pecaminosa -robar- de tres obispos y la complaciente y ambigua actitud de Roma al respecto, va a perpeturar un robo intolerable. Por lo visto algunos mandamientos no sirven cuando quienes los vulneran llevan una mitra sobre su pecaminoso tozuelo. Olviden Sijena, que aún queda mucha tela por cortar. Como decían en tiempo del Caudillo: ¿Esto lo sabe Francisco? Bergoglio, quiero decir.

  4. Lo que resulta escandaloso, es qu7e dos Papas uno de ellos en los altares hayn permitido con su mirar hacia otro lado, incluso dando un dilata a Aragon, ante las mentiras de la parte Catalana e incluso que por Presiones de Jubany, a un buen obispo como lo es Don Damian Iguacen, fuera trasladado de Teruel a Tenerife, a sus 69 años, como parte de un destierro, y que Francisco le prometiera a Don Alfonso Milian, que esto se resolveria en menos de un año y en Febrero ahara tres, y aun no se ha resuelto, que por medio ha habido clara desobediencia a la Santa Sedfe y a los tribunales, mentiras desde los pulpitos, promesas , con documentos por medio firmados e inclupidos, cuando esto la Santa Sede tenia en sus manos, codigo Eclesiastico en mano, la solucion a este desdichado conflicto, pero ambos Juan Pablo II y Francisco han hecho caso omiso de la Situacion que sabian de primera mano por parte de los CUATRO Obispo que ha tenido la Diocesis de Barbastro-Monzon

  5. No hay que olvidar que estas obras no fueron robadas, como dice y miente Lucas, fueron compradas legalmente y no robadas, cuando se protege un patrimonio como en el caso de Sijena se especifica si es el continente, el contenido o las dos cosas, en este caso sólo lo fue el continente, nada se dijo del contenido. Está claro que si no llega a ser por Catalunya estas obras se hubieran perdido para siempre, a parte de que Sijena pertenecía al Obispado de Lleida. Las cosas no son tan sencillas como nos quieren hacer ver.

  6. D. Jorge: Comprar de forma ilícita, aprovechándose de la soledad de una anciana monja, escondiendo la operación, es ROBAR, una forma de robar, y por eso la Justicia ha dicho que la transacción es nula de pleno derecho. Yo no miento, ni siquiera a un sujeto como usted que argumenta mendazmente y a favor de los despojadores. Decía Unamuno que el carlismo es una enfermedad que se cura leyendo; el fanatismo cleptocrático catalán se cura también leyendo y no respondiendo a inventadas agresiones con consignas, Por cierto, en español, Lleida se dice Lérida; lea un poquito, hombre.

  7. Como es bien sabido el obispo de Lérida, Messeguer, restauró las piezas de Sijena que estaban deterioradas debido a su abandono, pagando él la restauración. En la Guerra del 36, los lugareños quemaron parte de estas piezas. Las que no ardieron es porque Catalunya las salvó de la destrucción. Esta es la historia. Y esto puede asemejarse a la anécdota del automóvil que estando abandonado y en mal estado, el que lo compra a bajo precio lo restaura y lo deja como nuevo, y el antiguo dueño que lo ve, va y le dice, eh! que este coche es mio. Valga el símil para entender la algarabia que hay sobre las piezas de Sijena.

  8. Observador, perdone mi ignorancia, ¿Messeguer las restauró con su dinero o con el de la Diócesis? Si fue con el último fue el dinero de aragoneses y catalanes y quizás de toda España…

  9. Los que mejor conocen todas las circunstancias de los bienes de Sijena son los jueces, los aragoneses tendrán parte de razón quizás, o quizás tengan razón los catalanes; ahora todas las razones, tanto aragonesas y catalanas y todas las pruebas existentes las conoce el juez, y da la casualidad que todas las sentencias judiciales han sido favorables a Aragón, incluso la Santa Sede se pronunció al retorno de los bienes a Sijena. No hay ningún motivo para que no se cumpla la sentencia del último juez, que por enésima vez ha dado la razón a Aragón dictando orden del regreso de los bienes a Sijena.

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