«Su heroico ejemplo y su intercesión apoyen a los cristianos que también en nuestros días, en diversas partes del mundo, sufren discriminaciones y persecuciones», declaró el Papa sobre los nuevos beatos.
Tras el rezo del ángelus el pasado domingo, el Papa Francisco recordó la beatificación de Mateo Casals, Teófilo Casajús, Fernando Saperas y 106 compañeros mártires, pertenecientes a la Congregación de los Claretianos y asesinados por odio a la fe durante la guerra civil española.
El sábado 21 de octubre, la basílica de la Sagrada Familia de Barcelona acogió la ceremonia de beatificación de 109 mártires claretianos, presidida por el cardenal Angelo Amato, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos.
«Su heroico ejemplo y su intercesión apoyen a los cristianos que también en nuestros días, en diversas partes del mundo, sufren discriminaciones y persecuciones», declaró Francisco.
Los 109 mártires asesinados durante el inicio de la Guerra Civil provenían de las comunidades claretianas de Barcelona, Castro Urdiales, Cervera-Mas Claret, Sabadell, Vic-Sallent, Lleida y Valencia.
Los 49 sacerdotes, 31 hermanos y 29 estudiantes beatificados compartían la común profesión religiosa y un gran amor a Jesucristo y a la Iglesia. Salvo dos, que murieron en 1937, todos fueron martirizados en los últimos meses del año 1936, durante la persecución religiosa que tuvo lugar en la guerra civil española.
Entre los testimonios que reflejan cómo afrontaron la muerte estos mártires, recogidos en la web de los Misioneros claretianos, se encuentra el del P. Julio Leache, navarro de 27 años, asesinado en Lleida:
“Si nos quieren matar, quisiera que fuese solo por Dios, o sea, que me maten celebrando, administrando los Sacramentos o rezando. Pero no por otros motivos humanos o políticos… Si nos matan por fascistas, poca gracia y poco mérito tiene, ya que hay fascistas de todo color. Pero si nos matan por decir Misa y por ser católicos, esto es meritorio ante Dios, esto es ser mártires”.
Del P. Jaume Payàs, martirizado en Sallent, Barcelona, queda este testimonio: “Perdono a todos los que me quieren mal, y les doy un abrazo de amistad; no guardo rencor a nadie, ni a los que me han tirado en casa como a un perro; también a Ti te lo hicieron”.
El P. Emili Bover, asesinado en el cementerio de Cervera el 20 de agosto, exclamó antes de morir: “Os perdono de corazón por amor de Dios”.
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¿Rectifica ya Omella?
“Cardenal Omella a los claretianos: «No os dejéis atrapar por ideologías políticas que reclaman nuestra entrega absoluta»
Veremos. La reparación del mal causado debe guardar proporción con este. Desgraciadamente el cardenal Omella ha dado ejemplo bien reciente de estar atrapado por la ideología de los supremacistas catalanes. Completamente anticristiana. Esperemos que esta homilía sea el signo de una absoluta recapacitación.
Parece que las cosas están cambiando. Signo de ello es que le publiquen a Oriolt un artículo en El Mundo en el que cuenta algunos de los desmanes de eclesiásticos adoctrinando a los niños para sustituir la religión por la inventada nación.
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La mayor matanza de claretianos en la guerra civil se produjo en Barbastro, el pueblo del fundador oficial del Opus. De una brutalidad absoluta.