El Papa indica que la gracia de la vergüenza nos cura del pecado

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En su homilía durante la Misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta, Francisco ha invitado a pedir «la gracia de la vergüenza» que «abre la puerta a la curación».

(Radio Vaticano). “Justicia a Dios y a nosotros el deshonor en el rostro”. Con estas palabras el Profeta Baruc en la Primera Lectura propuesta por la liturgia del día se refiere a la desobediencia a la ley de Dios, es decir, al pecado y, al mismo tiempo, indica también cuál es el verdadero camino para pedir perdón. Se trata del hilo conductor de la homilía del Papa durante la Misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta el primer viernes de octubre. Francisco recorrió el texto litúrgico deteniéndose, ante todo, en la realidad del pecado que caracteriza a todos los hombres, y en la profecía de Baruc “sacerdotes, reyes, jefes y padres”:

“Nadie puede decir: ‘Yo soy justo’, o ‘yo no soy como aquel o como aquella’. Yo soy pecador. Yo diría que casi es el primer nombre que todos tenemos: pecadores. Y después, ¿por qué somos pecadores? Hemos desobedecido, siempre en relación con el Señor: Él ha dicho una cosa y nosotros hemos hecho otra. No hemos escuchado la voz del Señor: Él nos ha hablado tantas veces. En nuestra vida, cada uno puede pensar: ‘¡Cuántas veces el Señor me ha hablado a mí! ¡Cuántas veces no lo he escuchado!’. Ha hablado con los padres, con la familia, con el catequista, en la iglesia, en las predicaciones, también ha hablado a nuestro corazón”.

Pero nosotros nos hemos rebelado: éste es el pecado, por lo tanto es “rebelión”, es “obstinación” en el proseguir en “las inclinaciones perversas de nuestro corazón”, cayendo en las “pequeñas idolatrías de cada día”, “codicia”, “envidia”, “odio” y, especialmente, “maledicencia”, ese “hablar mal” que el Pontífice define la “guerra del corazón para destruir al otro”.

Y es a causa del pecado, como también está escrito en la página de Baruc, “que se nos vinieron encima tantos males” porque el “pecado arruina el corazón, arruina la vida, arruina el alma, debilita y enferma”, pero sigue siendo siempre un pecado con relación a Dios:

“No es una mancha que hay que quitar. Si fuera una macha, bastaría ir a la tintorería y hacerla limpiar… No. El pecado es una relación de rebelión contra el Señor. Es malo en sí mismo, pero malo contra el Señor, que es bueno. Y si yo pienso así mis pecados, en lugar de entrar en depresión, siento aquel gran sentimiento: la vergüenza, la deshonra de la que habla el profeta Baruc. La vergüenza es una gracia.”

La vergüenza “abre la puerta a la curación”. Es la invitación que el Papa Francisco dirigió al concluir esta reflexión: ante el Señor experimentar vergüenza por nuestros pecados y pedir ser curados:

“Cuando el Señor nos ve así, avergonzados por lo que hemos hecho, y con humildad pedir perdón, Él es el omnipotente: borra, nos abraza, nos acaricia y nos perdona. Éste es el camino para llegar al perdón, lo que hoy nos enseña el profeta Baruc. Alabemos hoy al Señor porque ha querido manifestar la omnipotencia precisamente en la misericordia y en el perdón; después, también en la creación del mundo, pero esto viene en segundo lugar. Sobre todo en la misericordia y en el perdón, y ante un Dios tan bueno, que perdona todo, que tiene tanta misericordia: pidamos la gracia de la vergüenza”.

(María Fernanda Bernasconi – RV).

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Comentarios
7 comentarios en “El Papa indica que la gracia de la vergüenza nos cura del pecado
  1. ¡No tan rápido amigo! Falta confesar al sacerdote todos nuestros pecados, después de haber hecho un serio examen de conciencia, el propósito SINCERO de enmienda (renunciando también a toda situación de peligro de volver a caer en él) y hacer penitencia por nuestros pecados.

    ¡Qué gran responsabilidad tienen delante de Dios las personas que, debiéndolo hacer, no forman bien la conciencia de sus hermanos! El principal acto de caridad con el prójimo es todo lo que ayuda a su salvación.

  2. Ya estamos. A ver, ese es el primer paso, no ha dicho nada contra la confesión. Siempre sacando punta a todo… Dichosa verguenza que nos mueve a arrepentirnos y a confesarnos. Un saludo

  3. Marian dice: «Dichosa vergüenza que nos mueve a arrepentirnos y a confesarnos».

    No necesariamente. Podemos sentir vergüenza porque se nos ha descubierto en algo que daña nuestra imagen frente a los demás pero que no toca en absoluto el arrepentimiento frente a Dios por el pecado cometido. No se puede tomar en un sentido tan light el tema del pecado. No es un problema de «Siempre sacando punta a todo…», sino de la importancia que tiene la salvación de las almas. No es algo baladí, se juega la eternidad en esto.
    Bendiciones.

  4. Beatriz hay quienes en su atrincheramiento ni siquiera tienen vergüenza por criticar y corregir al Santo Padre en aras de una «doctrinitis» crónica. Como no tienen ni siquiera el pudor del silencio buscan la palabra «doctrinal» para poner a Francisco en su lugar. Estos todavía ni siquiera han dado ese paso humilde de la «dichosa verguenza» como dice Marian. Tambien los «correctores» se juegan la salvación o ¿ es que la tienen garantizada?.

  5. Para Beatriz , el Santo Padre existe unicamente para ser criticado . Ella , ni escucha lo que dice ni lee lo que escribe ….Si no hay materia criticable , la inventan …..Es como los que afirman , que el Papa Francisco dijo en Amoris Laeticia , que se puede comulgar estando en estado de pecado mortal ….

  6. ¡ Vergüenza para pecar !, decía san Josemaría Escrivá. Pero si hemos pecado y no nos confesamos de nada servirá la vergüenza sino para agudizar el pecado. Francisco, como siempre, confuso ¿ a propósito ? Tanta confusión ya sólo puede ser deliberada e intencional. Un desastre de pontificado.

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