‘Es necesario responder al desafío planteado por la intimidación ejercida contra la generación de la vida’

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En su intervención en la Asamblea General de los miembros de la Academia Pontificia para la Vida, el Papa Francisco ha advertido acerca de una visión que considera la generación de la vida humana «como si fuera la mortificación de la mujer y una amenaza para el bienestar colectivo».

«Es necesario responder al desafío planteado por la intimidación ejercida contra la generación de la vida humana, como si fuera la mortificación de la mujer y una amenaza para el bienestar colectivo». Este ha sido uno de los llamamientos que ha hecho el Papa Francisco en su discurso a los participantes en la XXIII Asamblea General de los miembros de la Academia Pontificia para la Vida.

Ante los miembros de la Academia para la Vida, el Papa ha asegurado que «el acompañamiento responsable a la vida humana, desde su concepción y durante todo su curso hasta el fin natural, es trabajo de discernimiento e inteligencia de amor para hombres y mujeres libres y apasionados, y para pastores no mercenarios».

 

Esta Asamblea General de los miembros de la Academia Pontificia para la Vida se celebra en el Vaticano del 5 al 6 de octubre con el tema «Acompañar a la vida. Nuevas responsabilidades en la era tecnológica» y tiene lugar tras la reciente reforma de la institución.

El 1 de enero de 2017 entraron en vigor los nuevos Estatutos de la Pontificia Academia para la Vida. Unos meses después, a mediados de junio, la Santa Sede difundía la lista de los nuevos miembros de la Academia encargada de estudiar cuestiones relativas a la promoción y defensa de la vida.

Tras el anuncio de los nombramientos que no estuvo exento de polémica el arzobispo Vincenzo Paglia, presidente de la Academia, explicaba que el Papa Francisco había formado «un colegio de académicos del más alto nivel profesional que ofrecerán a la Iglesia y al mundo una profunda y sabia visión al servicio a la vida humana, especialmente de la vida más débil e indefensa».

Añadía entonces Paglia que entre los académicos designados había un número de no católicos -creyentes de otras religiones y no creyentes- que muestra «que la protección y promoción de la vida humana no conoce divisiones y sólo puede garantizarse a través del esfuerzo común.»

En este sentido, al hablar de la «misión de la renovada Academia Pontificia para la Vida», el Papa ha manifestado este jueves en el Aula del Sínodo su convencimiento de que «no faltan hombres y mujeres de buena voluntad, así como académicos y estudiosos de orientación diferente en la religión y diferente visión antropológica y ética del mundo, que comparten la necesidad de aportar una sabiduría más auténtica de la vida a la atención de pueblos, en vista del bien común».

«Se puede y se debe establecer un diálogo abierto y fecundo con los muchos interesados en la búsqueda de razones válidas para la vida humana», ha añadido el pontífice.

A continuación, el discurso que el Papa Francisco ha dirigido a los presentes en la XXIII Asamblea General de los miembros de la Academia Pontificia para la Vida: 

Excelencia,

Estimadas señoras y señores:

Me complace encontrarme con vosotros durante vuestra Asamblea Plenaria anual y dar las gracias a Monseñor Paglia por su saludo y su presentación. Os agradezco vuestra contribución que, con el tiempo, revela cada vez más su valor tanto en la profundización del conocimiento científico, antropológico y ético, como en el servicio a la vida, particularmente en el cuidado de la vida humana y de la creación, nuestra casa común.

El tema de esta sesión «Acompañar la vida. Nuevas responsabilidades en la era tecnológica» es arduo y al mismo tiempo necesario. Aborda el entretejido de oportunidades y criticidades que interpelan al humanismo planetario, en referencia a los recientes logros tecnológicos en las ciencias de la vida. El poder de la biotecnología, que ya permite manipulaciones de la vida hasta ayer impensables, plantea importantes problemas.

Por lo tanto, es urgente intensificar el estudio y la comparación de los efectos de esta evolución de la sociedad en un sentido tecnológico para articular una síntesis antropológica que esté a la altura de este desafío de época. El área de vuestra experiencia calificada no puede limitarse, pues, a resolver problemas planteados por situaciones específicas de conflicto ético, social o legal. La inspiración de una conducta consistente con la dignidad humana atañe a la teoría y a la práctica de la ciencia y la técnica en su enfoque general de la vida, de su significado y su valor. Y en esta perspectiva quisiera ofreceros hoy mi reflexión.

1. La criatura humana parece encontrarse hoy en un pasaje especial de su historia donde se entrecruzan, en un contexto inédito, las antiguas y siempre nuevas preguntas sobre el significado de la vida humana, de su origen y su destino.

El rasgo emblemático de este pasaje puede reconocerse en síntesis en la rápida difusión de una cultura obsesivamente centrada en la soberanía del hombre -como especie e individuo- con respecto a la realidad. Hay quienes incluso hablan de egolatría, es decir, de una verdadera adoración del ego, en cuyas aras se sacrifica todo, incluyendo los afectos más queridos. Esta perspectiva no es inofensiva: dibuja un sujeto que se mira constantemente en el espejo, hasta que llega a ser incapaz de volver sus ojos a los demás y al mundo. La propagación de esta actitud tiene repercusiones gravísimas en todos los afectos y vínculos de la vida (véase Laudato Si’, p.48).

No se trata, por supuesto, de negar o reducir la legitimidad de la aspiración individual a la calidad de vida y la importancia de los recursos económicos y de los medios técnicos que pueden favorecerla. Sin embargo, no se puede pasar por alto el materialismo sin prejuicios que caracteriza la alianza entre la economía y la técnica y que trata la vida como un recurso para ser explotado o descartado en función del poder y el beneficio.

Desafortunadamente, hombres, mujeres y niños de todo el mundo experimentan con amargura y tristeza las promesas ilusorias de este materialismo tecnocrático. También porque, en contradicción con la propaganda de un bienestar que se propagaría automáticamente con la expansión del mercado, lo que se expande, en cambio, son los territorios de la pobreza y el conflicto, del descarte y el abandono, del resentimiento y la desesperación. Un auténtico progreso científico y tecnológico debería inspirar políticas más humanas.

La fe cristiana nos impulsa a retomar la iniciativa, rechazando cualquier concesión a la nostalgia y al lamento. La Iglesia, por otra parte, tiene una amplia tradición de mentes generosas e iluminadas, que han allanado el camino para la ciencia y la conciencia de su época. El mundo necesita creyentes que, con seriedad y alegría, sean creativos y proactivos, humildes y valientes, decididos a recomponer la fractura entre las generaciones. Esta fractura interrumpe la transmisión de la vida. Se exaltan los entusiásticos potenciales de la juventud: ¿pero quién los guía al cumplimiento de la edad adulta? La condición de adulto es una vida capaz de responsabilidad y amor, tanto hacia la futura generación como hacia el pasado. La vida de los padres y de las madres de edad avanzada espera ser honrada por lo que ha dado con generosidad, no ser descartada por lo que ya no tiene.

2. La fuente de inspiración para este retomar la iniciativa es, una vez más, la Palabra de Dios, que ilumina el origen de la vida y su destino.

Hoy más que nunca es necesaria una teología de la Creación y la Redención que sepa traducirse en palabras y gestos de amor, para cada vida y para toda vida, para acompañar el camino de la Iglesia en el mundo en que vivimos. La encíclica Laudato si’ es como un manifiesto de este retomar la visión de Dios y del hombre sobre el mundo, comenzando por el gran relato de revelación que se nos ofrece en los primeros capítulos del Libro del Génesis. Dice que cada uno de nosotros es una criatura deseada y amada por Dios por sí misma, no sólo un ensamblaje de células bien organizadas y seleccionadas en el transcurso de la evolución de la vida. Toda la creación está inscrita en el amor especial de Dios por la criatura humana, que se extiende a todas las generaciones de las madres, los padres y sus hijos.

La bendición divina del origen y la promesa de un destino eterno, que son el fundamento de la dignidad de toda vida, son de todos y para todos. Los hombres, las mujeres, los niños de la tierra – de esto están hechos los pueblos – son la vida del mundo que Dios ama y quiere salvar, sin excluir a nadie.

Hay que releer siempre de nuevo el relato bíblico de la Creación para apreciar toda la amplitud y profundidad del gesto del amor de Dios que confía a la alianza del hombre y la mujer la creación y la historia.

Esta alianza ciertamente está sellada por la unión de amor, personal y fecunda que marca el camino de la transmisión de la vida a través del matrimonio y de la familia. Sin embargo, va mucho más allá de este sello. La alianza del hombre y de la mujer está llamada a tomar en sus manos la batuta de toda la sociedad. Esta es una invitación a la responsabilidad por el mundo, en la cultura y la política, en el trabajo y en la economía; y también en la Iglesia. No se trata simplemente de la igualdad de oportunidades o del reconocimiento recíproco. Se trata, principalmente, del acuerdo de los hombres y las mujeres sobre el sentido de la vida y sobre el camino de los pueblos. El hombre y la mujer no sólo están llamados a hablarse de amor, sino a hablarse, con amor, de lo que tienen que hacer, para que la convivencia humana se realice a la luz del amor de Dios por cada criatura. Hablarse y aliarse, porque ninguno de ellos – ni el hombre solo, ni la mujer sola – es capaz de asumir esta responsabilidad. Juntos fueron creados, en su bendita diferencia; juntos pecaron, por su presunción de reemplazar a Dios; juntos, con la gracia de Cristo, regresan a la presencia de Dios, para cumplir con el cuidado del mundo y de la historia que Él les ha confiado.

3. En definitiva, es una verdadera revolución cultural la que se perfila en el horizonte de la historia de este tiempo. Y la Iglesia, en primer lugar, debe cumplir la parte que le corresponde.

En esta perspectiva, se trata ante todo de reconocer, justamente, los retrasos y las carencias. Las formas de subordinación que han marcado tristemente la historia de la mujer deben ser abandonadas definitivamente. Hay que escribir un nuevo inicio en el ethos de los pueblos, y esto puede hacerlo una cultura renovada de la identidad y la diferencia. La reciente hipótesis de reapertura del camino para la dignidad de la persona neutralizando radicalmente la diferencia sexual y por lo tanto el acuerdo del hombre y la mujer no es justa. En vez de combatir las interpretaciones negativas de la diferencia sexual, que mortifican su valencia irreductible para la dignidad humana, se quiere cancelar, de hecho, esta diferencia, proponiendo técnicas y prácticas que hacen que sea irrelevante para el desarrollo de la persona y de las relaciones humanas. Pero la utopía de lo «neutro» elimina, al mismo tiempo, tanto la dignidad humana de la constitución sexualmente diferente como la cualidad personal de la transmisión generativa de la vida. La manipulación biológica y psíquica de la diferencia sexual, que la tecnología biomédica deja entrever como plenamente disponible para la elección de la libertad – ¡mientras no lo es! – corre el riesgo de desmantelar así la fuente de energía que nutre la alianza del hombre y la mujer y la hace creativa y fecunda.

El misterioso vínculo de la creación del mundo con la generación del Hijo, que se revela en el hacerse hombre del Hijo en el seno de María – Madre de Jesús, Madre de Dios – por amor nuestro, no acabará nunca de sorprendernos y conmovernos. Esta revelación ilumina definitivamente el misterio del ser y el sentido de la vida. La imagen de la generación irradia desde aquí una profunda sabiduría sobre la vida. Ya que se recibe como don, la vida se exalta en el don: generarla nos regenera, gastarla nos enriquece.

Es necesario responder al desafío planteado por la intimidación ejercida contra la generación de la vida humana, como si fuera la mortificación de la mujer y una amenaza para el bienestar colectivo.

La alianza generativa del hombre y la mujer es una garantía para el humanismo planetario de los hombres y de las mujeres, no un obstáculo. Nuestra historia no será renovada si rechazamos esta verdad.

4. La pasión por acompañar y cuidar la vida, a lo largo de todo el arco de su historia individual y social, requiere la rehabilitación de un ethos de la compasión o de la ternura para la generación y regeneración del ser humano en su diferencia.

Se trata, ante todo, de reencontrar sensibilidad para las diferentes edades de la vida, especialmente las de los niños y los ancianos. Todo lo que hay en ellas de  delicado y frágil, de vulnerable y corruptible, no es una cuestión que respecte solamente a la medicina y al bienestar. Están en juego partes del alma y de la sensibilidad humana que piden ser escuchadas y reconocidas, custodiadas y apreciadas, tanto por los individuos como por la comunidad. Una sociedad en la que todo esto pueda solamente ser comprado y vendido, regulado burocráticamente y técnicamente predispuesto, es una sociedad que ya ha perdido el sentido de la vida. No se lo transmitirá a los hijos pequeños, no lo reconocerá en los padres ancianos. Es por eso que, casi sin darnos cuenta, estamos construyendo ciudades cada vez más hostiles para los niños y comunidades cada vez más inhóspitas para los ancianos, con paredes sin puertas ni ventanas: deberían proteger, en realidad sofocan.

El testimonio de la fe en la misericordia de Dios, que afina y hace justicia, es una condición esencial para la circulación de la verdadera compasión entre las diversas generaciones. Sin ella, la cultura secular de la ciudad no tiene ninguna posibilidad de resistir a la anestesia y al envilecimiento del humanismo.

Es este nuevo horizonte donde veo colocarse la misión de la renovada Academia Pontificia para la Vida. Entiendo que es difícil, pero también entusiasma. Estoy seguro de que no faltan hombres y mujeres de buena voluntad, así como académicos y estudiosos de orientación diferente en la religión y diferente visión antropológica y ética del mundo, que comparten la necesidad de aportar una sabiduría más auténtica de la vida a la atención de pueblos, en vista del bien común. Se puede y se debe establecer un diálogo abierto y fecundo con los muchos interesados en la búsqueda de razones válidas para la vida humana.

El Papa, y toda la Iglesia, os están agradecidos por el compromiso que os disponéis a cumplir. El acompañamiento responsable a la vida humana, desde su concepción y durante todo su curso hasta el fin natural, es trabajo de discernimiento e inteligencia de amor para hombres y mujeres libres y apasionados, y para pastores no mercenarios. Dios bendiga vuestro propósito de sostenerlos con la ciencia y la conciencia de las que sois capaces. Gracias, y no os olvidéis de rezar por mí.

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Comentarios
13 comentarios en “‘Es necesario responder al desafío planteado por la intimidación ejercida contra la generación de la vida’
  1. Esta alianza ciertamente está sellada por la unión de amor, personal y fecunda que marca el camino de la transmisión de la vida a través del matrimonio y de la familia. Sin embargo, va mucho más allá de este sello. La alianza del hombre y de la mujer está llamada a tomar en sus manos la batuta de toda la sociedad. Esta es una invitación a la responsabilidad por el mundo, en la cultura y la política, en el trabajo y en la economía; y también en la Iglesia. No se trata simplemente de la igualdad de oportunidades o del reconocimiento recíproco. Se trata, principalmente, del acuerdo de los hombres y las mujeres sobre el sentido de la vida y sobre el camino de los pueblos. »
    Entonces porque la Iglesia del papa Francisco apoya las resoluciones de la ONU, contrarias a este mensaje. No se puede estar en Misa y repicando. Los hechos prácticos del papa Francisco son diferentes a sus palabras.

  2. ¡ Hipocresía pura y dura ! ¿ Porqué entonces se invita a los mayores abortista del mundo al vaticano ? ¿ Porqué mantiene a Sanchez Sorondo que ha llegado a decir que hay que limitar la natalidad a dos hijos máximo y mejor uno ? ¿ Porqué en la Academia Pontificia de la Vida hay cuando menos una abortista ? ¿ Así se responde a los desafíos ? Este papa debe creer que somos tontos. Nos toma el pelo miserablemente. Todavía hay que no se ha enterado.

  3. El supuesto Papa no ha tocado ninguno de los temas candentes de la lucha sin cuartel entre la cultura de la muerte y la cultura de la vida. Parece que sigue en la línea discursiva de su visita a EEUU en la cual $oro$ lo convenció que no hablara del aborto y el jesuita argentino le cumplió omitiendo hablar del inicuo crimen y llamando a unos amigos homosexuales activos para sacarse unas fotos junto a ellos.

    Que cesen las purgas del politburó vaticano como la realizada en la PAV para eliminar académicos fieles al Evangelio de la Vida y traer a proabortos a la Santa Sede.

    Reponer ya en sus funciones a dos eminencias católicas como Robert Spaemann y Josef Seifert purgados en la PAV por la misericordia francisquista.

  4. Parece que se continua con los juegos semanticos para decir lo que parece una cosa y lo contrario y pueda interpretarse confusamente. Y sobre todo para hacer lo contrario. Con lo facil que resulta ser claros.
    Ya Alguien nos advirtió :
    «Que vuestras plabras sean : si si -no no, todo lo demas es obra del maligno»

  5. Para ganar la iniciativa – evangelización – «La fuente de inspiración para este retomar la iniciativa es, una vez más, la Palabra de Dios, que ilumina el origen de la vida y su destino.
    Hoy más que nunca es necesaria una teología de la Creación y la Redención que sepa traducirse en palabras y gestos de amor, para cada vida y para toda vida, para acompañar el camino de la Iglesia en el mundo en que vivimos».
    Magníficas palabras. Solo delirios sedevacantistas o cerriles y atrincherados anti Francisco critican. Son los que cada vez están más lejos de la Iglesia repitiendo la historia lefebrista.

  6. No abdica de la razón uno de los más autorizados firmantes de la Correctio, el teólogo y filósofo de la ciencia Alberto Strumia, que en una entrevista concedida el pasado 30 de septiembre al diario Il Giornale, explicó:

    «La doctrina de la Iglesia no se la han inventado los teólogos, ni tampoco los papas, sino que se basa en las Escrituras y hunde sus raíces en la tradición de la Iglesia. El Papa está a su servicio, como custodio y garante de dicha continuidad, y no puede fracturarla ni siquiera de forma velada dando a entender con fórmulas ambiguas que hoy en día se pueda creer y hacer lo contrario de lo que ha enseñado hasta ahora el Magisterio sobre cuestiones esenciales como la doctrina de los sacramentos o la moral de la familia, alegando que los tiempos ha cambiado y el mundo exige adaptarse. Por esta razón, es un deber de caridad, que tiene por objeto la salvación de las almas, como se decía antes, la defensa de la dignidad misma del solio de San Pedro y de quien lo ocupa, poner

  7. Yo también pido a nuestros políticos que no hagan política de cortos vuelos y no se sometan, como se han sometido todos, a la dictadura del pensamiento único y a la mafia del gender lgtb. Cuando sean libres de verdad podrán criticra al Iglesia todo lo que quieran. Mientras tanto, mejor calladitos.

  8. Una visión demasiado amplia y general, a veces, tiene la consecuencia de dejar en la sombra los puntos verdaderamente candentes. Además, en la PAV han puesto gente favorable al aborto, así que eso de «renovada identidad» es preocupante. Una forma de reventar el discurso pro-vida es hacerlo tan amplio que al final no diga lo que tiene que decir: no se puede matar al inocente en el vientre materno, es homicidio.

  9. No nos engañemos si realmente le preocupa el respeto a la vida, en todos estos años ha tenido tiempo para ser claro y tajante, y sobre todo si quiere ser coherente, deberian tomarse medidas contundentes como si se hace cuando se quiere.
    Al menos con quienes son fieles testigos del Evangelio como el padre Bachiller por ejemplo.
    De momento el hospital de la orden religiosa catolica belga, al que parece ser se le ofreció varios meses del plazo para que se pensara dejar de asesinar enfermos «eutanasicamente», mientras seguian haciendolo, ha dicho que no .
    La respuesta del Vaticano parece que es la misma que a la Dubia: la innacion y el silencio.
    Mientras tanto prosigue el escandaloso silencio mediático de la matanza de enfermos depresivos «inservibles» en un hospital catolico.

  10. No hay mucho que objetar a esta declaración general de principios (desarrollada, eso sí, con mucha menos altura intelectual que los dos anteriores pontífices). El problema es la gente que va colocando (o manteniendo) el mismo Papa para desarrollar presuntamente dicha declaración de principios: Paglia en la Pontificia Academia de la Vida, Sánchez Orondo en la Pontificia Academia de las Ciencias y de las Ciencias Sociales, James Martin como asesor de Comunicación, determinados obispos y cardenales de gran relevancia, etc…. Todos estos dirán aquello del conde Romanones de «Haga usted las leyes que ya haré yo los reglamentos…»

  11. Si el papa dice defender la dignidad de la vida humana, y especialmente de los humanos mas debiles, por que no se pronuncia en favor de las adopciones a la hora de formar una familia? Hay por lo menos 170 millones de niños en todo el mundo que son huerfanos, y esperan ser adoptados, y poder vivir dignamente como es su derecho.

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