Es probable que mañana veamos templos católicos convertidos en sedes electorales de una convocatoria ilegal que divide a la sociedad.
En este juego que se vive en Cataluña entre el Gobierno español y la Generalitat catalana, con el primero cerrando colegios electoral y el segundo buscando locales para introducir las urnas, los independentistas han pensado en todo tipo de establecimientos, y uno de los más probables son las iglesias, que párrocos nacionalistas pondrán gustosamente al servicio de la causa.
El obispo de Solsona, Monseñor Novell, ha anunciado a su diócesis su intención de participar en un acto ilegal, el referéndum de autodeterminación convocado por la Generalitat. “Si este próximo domingo hay urnas, ¡yo iré a votar!”, anunciaba el obispo en su mensaje.
Por su parte, si la Conferencia Episcopal Española lanzaba recientemente, por boca de su presidente, Monseñor Blázquez, una llamada al diálogo y a evitar «actuaciones irreversibles», hace unos años definía la unidad de España como «un bien moral».
¿Quién se equivoca? ¿Puede un católico, en buena conciencia, ser partidario de la independencia de Cataluña?
En principio, sí, naturalmente. La Iglesia Católica -es decir, universal- ha visto en sus dos mil años de historia morir y nacer cientos de naciones; España, como país independiente, no existía cuando empezó a propagarse el Evangelio, y no hay ninguna razón para pensar que vaya a seguir existiendo hasta el fin del mundo.
Por otra parte, San Juan Pablo II dejó escrito en su último libro, Memoria e identidad, que la patria “es en cierto modo lo mismo que el patrimonio, es decir, el conjunto de bienes que hemos recibido como herencia de nuestros antepasados”, y que hay que amarla como se desprende por analogía del cuarto mandamiento, honrar padre y madre, porque “la patria es verdaderamente una madre para cada uno”.
Pero, como decía un catedrático de Teología amigo mío, la respuesta a casi todas las respuestas en moral es «depende». Es decir, que algo sea moralmente lícito en general no significa que lo sea necesariamente en cada circunstancia concreta.
Por volver a Juan Pablo II, el Papa polaco advertía que hay que «evitar absolutamente un peligro: que la función insustituible de la nación degenere en nacionalismo». Para Wojtyla, el nacionalismo «se caracteriza porque reconoce y pretende únicamente el bien de su propia nación, sin contar con los derechos de los demás».
La verdadera cuestión es si la nación catalana se ha convertido para muchos católicos nacionalistas y no pocos clérigos en un sustituto de Dios o, en el mejor de los casos, si no se han empezado a fusionar ambos en una mezcla indigerible e indefendible.
El pasado jueves, por ejemplo, en la iglesia de los capuchinos de Nuestra Señora de Pompeya, se celebró una «Plegaria por el referéndum del 1-O», convocada por el movimiento Cristianos por la Independencia. Una estelada -ni siquiera la cuatribarrada tradicional catalana- adornaba los escalones que subían al altar y se mezclaron lecturas del Evangelio con declaraciones patrióticas y peticiones “por las víctimas de la intolerancia del Estado español”. ¿Les parece que entra en la definición de ‘nacionalismo’ usada por Juan Pablo II?
Cataluña, junto al País Vasco, ha sido una de las regiones más fervorosamente católicas de España durante siglos. Pero la irrupción del nacionalismo parece haber sustituido a Cristo no solo en el alma de muchos catalanes, sino incluso de muchos católicos catalanes.
El resultado es similar al de tantas iglesias en todo el mundo que han buscado erróneamente ser ‘relevantes’ para los fieles convirtiéndose en adalides de las causas de moda, buenas o menos buenas. Por supuesto, la consecuencia es que los templos se vacían, porque si lo importante es la ecología o la justicia social o la patria catalana, puedo luchar perfectamente por todos esos fines sin necesidad de rituales y sacramentos. La experiencia dice que buscar la ‘relevancia’ de esa forma es el modo más rápido para hacer a la Iglesia irrelevante.
Y eso es exactamente lo que vemos en las comunidades donde el nacionalismo es más fuerte: una secularización de la población mucho más rápida y radical que en el resto de España. Cualquier criterio que se utilice para tomarle la temperatura al catolicismo en Cataluña -asistencia a misa, ordenaciones sacerdotales, alumnos matriculados en clase de Religión, bodas religiosas, bautizos- revela un panorama desolador. Por ir a lo menos, solo un 19,76% de los contribuyentes catalanes marcó la casilla de la Iglesia el año pasado.
Pero la clerecía catalana, ante este paisaje desolado, no solo no extrae las conclusiones lógicas ni parece darse cuenta de que el hipernacionalismo es rival y no complemento del mensaje cristiano, sino que dobla la dosis con entusiasmo suicida. La estelada ondea en la torre de decenas de iglesias y, por ahora, unos cuatrocientos sacerdotes de los diez obispados catalanes y una veintena de diáconos han firmado una declaración a favor de la celebración del referéndum. Incluso los propios obispos catalanes, que deberían estar alarmados por la incesante ‘fuga’ de fieles, difundieron en mayo otro comunicado en el que señalaban que “conviene que sean escuchadas las legítimas aspiraciones del pueblo catalán, para que sea estimada y valorada su singularidad nacional”.
Paradójicamente, el grupo político protagonista del activismo independentista y socio del gobierno catalán, las CUP, no desaprovecha ocasión para advertir que no ahorrará esfuerzos por lograr que la hipotética República Catalana corte lazos con la Iglesia y con su pasado cristiano. Debe de ser cierto aquello que el Cielo ciega a quienes quiere perder.
Ayuda a Infovaticana a seguir informando
No estoy de acuerdo con que se puede ser catalanista independentista y buen cristiano. No es verdad, si España es una unidad política nacional. Ser catalanista independentista es una injusticia, porque ataca la unidad de España. De lo contrario, ningún secesionismo es inmoral. Será también inmoral dar la vida por la Patria, porque esa unidad no es un bien moral; por lo tanto, son inmorales policías y militares… La unidad moral de España tiene como fundamento su historia.
Hay que tener cuidado con las argumentaciones abstractas.
España es una UNIDAD DE DESTINO. Partirla es traicionarla y arruinarla.
ESPAÑA UNA, ESPAÑA GRANDE, ESPAÑA LIBRE ¡¡ARRIBA ESPAÑA!!
España sobre todo, y sobre ESPAÑA DIOS.
Apreciado José:
El que argumenta en abstracto ahora eres tu. El juicio sobre las naciones es un juico histórico, no doctrinal. España como tal no es un valor superior a otras consideraciones morales. Estoy de acuerdo que, ahora y aquí en España, ser independentista es inmoral porque el bien que se persigue es inferior al bien que se destruye. Pero imaginemos que en España gobernara Podemos -Dios no lo quiera- y la independencia la defendiera un hipotético partido católico catalán que buscase defender la fe en Cataluña. En ese caso, lo inmoral seria no ser independentista. (Antes fragmentada y católica que roja y unida…). Aquí esto es altamente improbable pero hay el caso histórico de Timor Oriental, que se separan para liberarse del yugo islámico indonesio…
Por lo demás el «procés» no es inmoral sólo por lo que quiere romper, sino por cómo lo está haciendo…
Un abrazo
Por lo visto lo que no es legítimo ni en España ni para la Iglesia, es ser español. Francés o Italiano SI se puede ser y es «legítimo» pero no español, ser español es » imposible para la iglesia que es evidente que ha decidido destruir España pero no a Francia o a Italia.
¿ Es » legítimo» ser catalanista en Francia señores de la Iglesia católica?
¿ Por qué la iglesia no pone entonces obispos catalanistas o vasquistas en Perpiñán , donde solo pone exclusivamente a franceses. bien franceses? ¿ Acaso el catalanismo no es legítimo en Francia pero si en España?
Lo que revela este » articulo» es que de nuevo la Iglesia pretende decidir , juzgar e imponer lo que es legítimo y aceptable según la conveniencia de poder de la propia Iglesia, DIOS Y CESAR al mismo tiempo dado que si » legitima» el catalanismo en España pero no en Francia es evidente que esto tendrá repercusión en la política de España pero no en la de Francia, así tenemos un golpe de estado violento en ESPAÑA PERO NO EN FRANCIA. Sólo por que la Iglesia ; DIOS Y CESAR decidió que el catalanismo SI es legítimo en relación a España pero nunca en relación a Francia en donde jamás impone obispos » CATALANISTAS» o «VASQUISTAS» o BORGOÑISTAS» en Perpiñán, en Bayona, o Dijon
LA IGLESIA CATOLICA ES POR TANTO UNIVERSAL OPOSICION A JESUCRISTO
pancomio.
Sepa usted que esos gritos de guerra que profiere, sirvieron de propagandística cobertura a la dictadura mas catalanista que haya podido sufrir España, la de Franco.
Usted siga ci un sus referencias » Catalanistas» a Franco, entendemos que a favor de la rebelón catalanista que la misma iglesia promueve en Cataluña contra España y los españoles,
Franco llenó los bolsillos a la oligarquía católica catalana y vasca a costa de saquear, depauperar y debilitar el resto de España, la dictadura franquista a la que usted parece hacer alusión no fue mas que la preparación del régimen actual al cual le sirvió de falsaria excusa. El de Franco fue un régimen nacional católico, y por eso mismo fue antiespañol como lo es y ha sido siempre la Iglesia romana anticristiana.
chus: Aunque te expresas de forma vehemente, lo que comentas tiene bastante sentido y comparto algunas de tus reflexiones. Es difícil y complicado separar lo social de lo político, por lo imbricado de sus génesis y consecuencias.
Los catalanes que se han convertido en enemigos de España no son catalanistas, sino todo lo contrario: Son enemigos acérrimos de la auténtica identidad catalana, que es españolísima. Por otro lado, no comparto que un católico pueda ser independentista, queriendo, en consecuencia, romper con la Patria propia y con los compatriotas. ¿A santo de qué? Se trata de una auténtica injusticia, que ya en el pasado nos ha llevado a un guerra civil cruentísima. Ojo con esto.
Es un gran y grave error afirmar que un católico en buena conciencia puede ser partidario de la independencia de Cataluña.
A la Patria hay que amarla como enseña el Magisterio de la Iglesia: 1. León XIII: «El amor sobrenatural de la Iglesia y el que naturalmente se debe a la patria, son dos amores que proceden de un mismo principio eterno, puesto que de entrambos es causa y autor el mismo Dios; de dónde se sigue que no puede haber oposición entre los dos» «Por ley natural estamos obligados a amar y defender especialmente la sociedad en que nacimos, de tal manera que todo buen ciudadano esté pronto a arrostrar aún la misma muerte por su patria ( León XIII Encíclica Sapientiae Christianae). 2. S. Pio X: «Si el catolicismo fuera enemigo de la patria no sería una religión divina. La patria es un nombre que trae a nuestra memoria los recuerdos más queridos y, bien sea porque llevamos la misma sangre que aquellos nacidos en nuestro propio suelo. o bien debido a la aún más noble semejanza de afectos y tradiciones, nuestra patria es no sólo digna de amor, sino de predilección. Sentimos, pues, veneración por la patria que en suave unión con la Iglesia contribuye al verdadero bienestar de la Humanidad. Y esta es la razón por la cual los auténticos caudillos, campeones y salvadores de un país han surgido siempre de entre las filas de los mejores católicos» (Discurso S. Pio X 20/abril/1909) 3. Pio XI: «El buen católico, precisamente en virtud de la doctrina católica, es por lo mismo el mejor ciudadano, amante de su patria» (Encíclica Divini illius magistri) 4. Pio XII: «No hay que temer que la conciencia de la fraternidad universal fomentada por la doctrina cristiana y el sentimiento que ella inspira, se opongan al amor a la tradición y a las glorias de la propia patria e impidan promover la prosperidad y los intereses legítimos; pues la misma doctrina enseña que en el ejercicio de la caridad existe un orden establecido por Dios, según el cual se debe amar más intensamente y ayudar preferentemente a los que nos están unidos con especiales vínculos. Aún el Divino Maestro dió ejemplo de esta preferencia a su tierra y a su patria, llorando sobre las inminentes ruinas de la Ciudad santa» ( Pio XII. Summi Pontificatus). 5.S. Juan Pablo II: «…la patria es verdaderamente una madre para cada uno. Patriotismo significa amar todo lo que es patrio: su historia, sus tradiciones, la lengua y su misma configuración geográfica. La patria es un bien común de todos los ciudadanos y, como tal, también un gran deber. Como sucede con la familia, también la nación y la patria siguen siendo realidades insustituibles» (S. Juan Pablo II. Memoria e Identidad). (El Olivo Infovaticana 14/Febrero/2014). El propio Decreto sobre el Apostolado de los Seglares del Concilio Vaticano II n 14, nos dice: «El campo del apostolado se abre extensamente en el orden nacional e internacional, en el que los seglares, sobre todo, son los dispensadores de la sabiduría cristiana. Aparezcan unidos los católicos a los hombres de buena voluntad. En el amor a la patria y en el fiel cumplimiento de los deberes civiles, siéntanse obligados los católicos a promover el verdadero bien común, y hagan pesar de esta forma su opinión, para que el poder civil se ejerza justamente y las leyes respondan a los principios morales y al bien común».
SINVERGÜENZAS CENSORES.
ATAJO DE DICTADORES, NO DEJAIS MANIFESTARSE LA VOLUNTAD DE DIOS EN EL MUNDO
LA MATAIS IMPONIENDO FRANCOS Y ASESINOS DE ETA
Sugerencia al editor de esta web. Visto que casi todos los comentarios van en la línea del nacional-catolicismo fascista, mezclando religión y nacionalismo españolista, sería conveniente publicar de nuevo el artículo pero cambiando «independentista catalán» por «español unionista». La mayoría de los que comentan en el foro deberían reflexionar sobre si su nacionalismo españolista (precisamente un nacionalismo que causo cientos de miles de muertos) es compatible con ser cristiano.
Visto que casi todos los comentarios van en la línea del nacional-catolicismo fascista, mezclando religión y nacionalismo españolista, sería conveniente publicar de nuevo el artículo pero cambiando «independentista catalán» por «español unionista». La mayoría de los que comentan en el foro deberían reflexionar sobre si su nacionalismo españolista (precisamente un nacionalismo que causo cientos de miles de muertos) es compatible con ser cristiano.
Lo que es incompatible con ser cristiano es ser independentista sin motivo histórico. Contraviene el 4º mandamiento de la Ley de Dios. La doctrina de la Iglesia nos habla de la virtud del patriotismo. Y Pio XI nos dice que el buen católico es amante de su patria. Hay un instinto natural que nos hace amar a la patria. Amar su historia, sus tradiciones, a los compatriotas con sus virtudes y sus defectos. Y nos lleva a agradecer todo lo que la patria nos ha dado a lo largo de nuestra vida: la cultura, el idioma, la fe, las raíces. Es un amor instintivo igual que se quiere a los padres. La gran mayoría de las personas del mundo tienen capacidad para sentirlo. Sin embargo, detrás del independentismo siempre suele estar el odio. No es tanto amar a… , como irse de….; Y los muertos NO se produjeron por causa de la españolidad, sino al contrario, se produjeron por causa de la persecución y el odio a la fe de unos españoles que aborrecían serlo.