El cardenal Robert Sarah pide a aquellos vinculados a la forma más antigua del Rito Romano que no vuelvan a utilizar la expresión ‘católico tradicionalista’ para referirse a ellos mismos y les recuerda que han sido llamados por Dios a ocupar su lugar en la vida y la misión de la Iglesia.
Durante su intervención en los actos de celebración del X aniversario del Motu Proprio Summorum Pontificum en Roma, el cardenal Robert Sarah quiso dirigir unas palabras a todos aquellos vinculados a la forma más antigua del Rito Romano.
En su conferencia sobre el silencio y el primado de Dios en la liturgia, Sarah pidió no volver a utilizar el término «católicos tradicionalistas»: «Algunas personas os llaman “tradicionalistas”. Hay veces en que también vosotros utilizáis esta expresión para referiros a vosotros mismos, llamándoos “católicos tradicionalistas”, o, análogamente, ponéis un guión entre los dos términos. Por favor, no lo volváis a hacer.»
«No estáis encerrados en una caja situada en un estante de una librería o en un museo de curiosidades», advirtió el prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, que insistió: «No sois tradicionalistas: sois católicos del Rito Romano como yo y como el Santo Padre.»
Asimismo, el cardenal Sarah indicó a los presentes vinculados a la forma más antigua del Rito Romano que no son «miembros particulares» de la Iglesia Católica en razón de su culto y prácticas espirituales, «que han sido las de innumerables santos».
«Habéis sido llamados por Dios, como todos los bautizados, a ocupar vuestro lugar en la vida y la misión de la Iglesia en el mundo de hoy, no para permanecer recluidos –o, peor, retirados– en un gueto en el que reinan una actitud defensiva y de introspección que ahogan el testimonio y la misión cristiana hacia el mundo, a los que vosotros también habéis sido invitados», recalcó.
Esto es lo que significa el Motu proprio Summorum Pontificum diez años después de su promulgación, subrayó Sarah, alentando a quienes todavía no lo han hecho a abandonar «las cadenas del ‘gueto tradicionalista'».
El purpurado recordó también que muchos resultarán beneficiados por el fiel testimonio cristiano de quienes han recibido «la profunda formación en la fe que os han dado los antiguos ritos y el ambiente espiritual y doctrinal a ellos vinculados».
A continuación, puede leer la invitación del cardenal Robert Sarah a aquellos que están vinculados a la forma más antigua del Rito Romano:
[…] Me gustaría dirigir una palabra paterna a todos aquellos que están vinculados a la forma más antigua del Rito Romano. Se trata de esto: algunas personas, no muchas, os llaman “tradicionalistas”. Hay veces en que también vosotros utilizáis esta expresión para referiros a vosotros mismos, llamándoos “católicos tradicionalistas”, o, análogamente, ponéis un guión entre los dos términos. Por favor, no lo volváis a hacer. No estáis encerrados en una caja situada en un estante de una librería o en un museo de curiosidades. No sois tradicionalistas: sois católicos del Rito Romano como yo y como el Santo Padre. No sois de segunda clase o, de alguna manera, miembros particulares de la Iglesia Católica en razón de vuestro culto y vuestras prácticas espirituales, que han sido las de innumerables santos. Habéis sido llamados por Dios, como todos los bautizados, a ocupar vuestro lugar en la vida y la misión de la Iglesia en el mundo de hoy, no para permanecer recluidos –o, peor, retirados– en un gueto en el que reinan una actitud defensiva y de introspección que ahogan el testimonio y la misión cristiana hacia el mundo, a los que vosotros también habéis sido invitados.
Si diez años después de su promulgación, el Motu proprio Summorum Pontificum significa algo, es precisamente esto. Si aún no habéis abandonado las cadenas del “gueto tradicionalista”, por favor, hacedlo hoy. Dios Omnipotente os llama a hacerlo. Nadie os robará el usus antiquior del Rito Romano, pero muchos se beneficiarán, en esta vida y en la futura, por vuestro fiel testimonio cristiano que tendrá mucho que ofrecer, considerando la profunda formación en la fe que os han dado los antiguos ritos y el ambiente espiritual y doctrinal a ellos vinculados. Como el Señor nos enseña en el discurso de las Bienaventuranzas: «Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de la casa» (Mt 5, 15). Ésta es, queridos amigos, vuestra verdadera vocación. Ésta es la misión a la que os ha llamado, y os llama, la divina Providencia al suscitar, en el tiempo oportuno, el Motu proprio Summorum Pontificum.
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