El 6 de agosto de 2014, las Dominicas de Santa Catalina de Siena en Irak se vieron obligadas a emprender el camino del exilio. «Hace tres años dejamos nuestras casas en la noche y empezamos un viaje de desplazamiento y exilio», cuentan las religiosas en una carta abierta.
Durante estos tres años de exilio, estas hermanas dominicas soñaban con volver y encontrar sus casas tal como las habían dejado. «Esperábamos incluso cuando sabíamos que eran nuestros vecinos quienes nos traicionaron y nos hicieron daño incluso antes de que el ISIS lo hiciera», confiesan.
Su esperanza se fortaleció cuando en el otoño de 2016 las fuerzas iraquíes iniciaron las operaciones para liberar la llanura de Nínive: «Dios derramó Sus Gracias sobre nosotros y nuestras ciudades fueron liberadas una tras otra, ISIS fue derrotado y la llanura de Nínive parece haber sido liberada.»
Cuando visitaron por primera vez las ciudades cristianas, quedaron impactadas. «Fue muy doloroso ver toda esa abrumadora destrucción», revelan. Una destrucción que, según explican, ha sido causada por el odio. «Sólo Dios sabe cuánto amor necesitamos para sanar estas profundas heridas», advierten.
‘Esperamos que todos tengan el valor para regresar’
«Como probablemente ya han escuchado, Mosul ha sido liberada, pero la cantidad de destrucción es abrumadora y tardará años en arreglarse, pero no hay nada imposible con Dios», continúa la carta de estas religiosas, que señalan que no es fácil tomar la decisión de volver a Mosul. Advierten que aunque ISIS haya sido derrotado, eso no significa que la llanura de Nínive esté completamente libre de esa mentalidad.
Como recoge Catholic News Agency, al regresar a sus hogares, muchos cristianos han encontrado pintadas en las paredes de sus ciudades que decían «Vamos a romper vuestras cruces» o «No tenéis sitio entre nosotros».
«Sin embargo, nosotras como comunidad decidimos regresar con nuestro pueblo y orar y esperar que todas las personas tengan el coraje de regresar a sus ciudades natales y poder empezar de nuevo desde el principio», anuncian las hermanas dominicas.
‘Dios está con nosotros y no nos dejará’
A pesar de la destrucción que asola la región, las religiosas aseguran que hay signos de esperanza y que el proceso de reconstrucción, aunque lento, ya ha comenzado y algunas familias han regresado a sus hogares.
La reconstrucción, explican las dominicas, no es fácil y las ONG que se han ofrecido para ayudar en esta tarea no son suficientes en comparación con la destrucción de la región.
Las religiosas cuentan que, de 7000 hogares en Qaraqosh, 2400 están completamente quemados y otros 4400 están parcialmente quemados y destruidos, mientras que 116 casas han quedado completamente destruidas. El convento de Qaraqosh en el que vivía esta comunidad está parcialmente destruido y las religiosas han reparado una casa de familia para vivir en ella hasta que puedan volver.
Ante tantas dificultades, estas hermanas dominicas mantienen la fe y la esperanza. «Dios está con nosotros y no nos dejará», aseguran, al tiempo que piden oraciones para esta nueva fase de sus vidas.
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