Así lo ha asegurado la primera ministra de Irlanda del Norte, Arlene Foster, se ha comprometido a hacer cuanto esté en su mano para impedir que se salgan con la suya.
En Irlanda del Norte, la Ley del Aborto de 1967 (que legalizó en Reino Unido este crimen moral) es papel mojado. Y es que en esta provincia autónoma la eufemísticamente llamada ‘interrupción voluntaria del embarazo’ sólo está permitida en dos supuestos: cuando peligra la vida de la madre y cuando existe un riesgo permanente para su salud mental o física. No obstante, hay quienes conspiran para que esta situación cambie.
Así lo ha asegurado la primera ministra de Irlanda del Norte, Arlene Foster, quien, en un encuentro con responsables de la campaña ‘Precious Life’, ha reconocido estar recibiendo diarias prisiones del Gobierno británico para cambiar las leyes pro-vida que rigen la provincia autónoma: ‘Irlanda del Norte está claramente bajo presión para cambiar sus leyes pro-vida’.
En cualquier caso, Foster, del Partido Unionista Demócrata, se ha comprometido a hacer cuanto esté en su mano para impedir que el Gobierno de Reino Unido se salga con la suya e imponga una ley de aborto libre en Irlanda del Norte. ‘El DUP hará cuanto pueda para salvaguardar nuestras leyes actuales y proteger a los más vulnerables de nuestra sociedad’.
Cabe recordar, con afán contextualizar mejor el conflicto entre el partido norirlandés y el ejecutivo británico, el Partido Unionista Demócrata de Irlanda del Norte accedió en junio a formar parte del debilitado Gobierno conservador de Theresa May y que, desde entonces, es sometido a un mayor escutrinio público. De este modo, han sido ingentes los comentaristas y políticos progresistas que han arremetido contra el DUP por su contraria postura al aborto y al matrimonio civil entre personas del mismo sexo.
Esta presión que padece el ejecutivo de Irlanda del Norte ha llegado a materializarse en leyes. Así, el ministerio de Igualdad de Reino Unido, liderado por Justine Greening, ha promulgado una norma que permite a las mujeres norirlandesas abortar de modo gratuito en Inglaterra a través del Servicio Nacional de Salud NHS.
Tal y como recoge Infocatólica en un artículo publicado recientemente, el Gobierno conservador de Theresa May – y, por tanto, el Partido Conservador británico – está impulsando el aborto, la agenda LGTB, el adoctrinamiento en la ideología de género desde la más tierna infancia y una encarnizada persecución a quienes disientan de estas ideas (incluidas iglesias y colegios). Es por ello por que el DUP, un partido protestante y en cierto sentido anticatólico, está recibiendo en las últimas elecciones un mayor número de votos de católicos: es el último valladar en territorio británico frente a la dictadura del relativismo.
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