Piden crear una línea telefónica de ayuda ante el aumento de sacerdotes suicidas en Irlanda

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Una de las crisis más duras que actualmente enfrenta la Iglesia Católica en Irlanda es el incremento de los suicidios entre los sacerdotes.

La Asociación de Sacerdotes Católicos (ACP por sus siglas en inglés) publicó unos informes tras sus reuniones en junio donde señalaron que en los últimos diez años de ocho presbíteros se han quitado la vida.

Ante esta situación, la ACP ha manifestado que se necesita tener una línea telefónica confidencial para los sacerdotes que necesitan ayuda.

En una de las reuniones uno de los asistentes hizo el pedido e indicó que “nuestra moral se ve afectada porque estamos en un barco que se hunde ¿Cuándo tendrá lugar la ‘contrarreforma’? Somos como un equipo de fútbol de toda Irlanda sin un portero. Necesitamos una línea de ayuda confidencial nacional para los sacerdotes”.

Por su parte, el vocero de la ACP, el P. Roy Donovan, dijo al periódico IrishCentral que aparte de los sacerdotes que están pidiendo ayuda, considera que muchos presbíteros ancianos están sufriendo en silencio y no saben a quién acudir.

Asimismo, los presbíteros destacaron en las reuniones de la ACP que son muchos los factores que causan esta crisis moral y de salud que padecen actualmente.

Este sufrimiento es en parte una consecuencia del hecho de que en Irlanda, que fue un país extremadamente católico, hay una falta de vocaciones sacerdotales.

En el año 2004, había en Irlanda más de 3100 sacerdotes, sin embargo, las últimas cifras publicadas en el 2014 revelaron que este número se redujo a 2627 y que de estos unos 1900 estarían activos.

Por ello, al haber menos sacerdotes, varias parroquias han tenido que fusionarse en una sola y por consiguiente, ha aumentado la carga de trabajo y el estrés de los presbíteros. Esta situación ha ocasionado que incluso muchos de los presbíteros que ya estaban en edad de retirarse tengan que seguir trabajando.

“Estos hombres han vivido una época en la que habían muchas vocaciones y las iglesias estaban llenas cuando se celebraban la Misa, por ello hay una pérdida de estima”, expresó el P. Brendan Hoban, uno de los fundadores de la ACP, en una reunión realizada en noviembre de 2016.

“En el pasado ellos habrían tenido un ama de llaves, pero ahora muchos no tienen una persona que los ayude y se están sintiendo más aislados y solos, así como más nerviosos y vulnerables”, prosiguió el P. Hoban.

Otro de los motivos que afecta a la moral de los sacerdotes es que tras el escándalo de abusos sexuales que sacudió a la Iglesia de Irlanda al inicio de la década de los 90’, disminuyó considerablemente el número de vocaciones sacerdotales y la fe de la gente.

Según los informes de la ACP, los presbíteros sufren porque los fieles a los que sirven “tienen poco contacto con la Iglesia y este se reduce a eventos como las primeras comuniones o los funerales”.

Señalaron que la confianza de los sacerdotes “se ha erosionado porque vemos que mucha gente dice tener fe pero en realidad no la pone en práctica”.

Por otro lado, en el 2014 la imagen de la Iglesia en Irlanda se vio afectada por la cobertura anticatólica que se dio al hallazgo de los restos de unos 800 niños enterrados entre 1926 y 1961 en un hogar de acogida para madres solteras en la localidad de Tuam que estaba dirigido por las Hermanas de Bon Secours.

Los medios de comunicación informaron incorrectamente que estos niños no habían recibido el bautismo católico y que en ese tiempo la Iglesia enseñaba que no se debía bautizar ni dar cristiana sepultura a los hijos de madres solteras.

También indicaron que los cadáveres de los bebés estaban en un tanque séptico cuando en realidad fueron encontrados en un cementerio en el terreno del hogar.

Frente a esta situación, la ACP indicó que las religiosas “no hicieron un buen servicio porque no dieron una aclaración sobre lo que realmente sucedió. Necesitan hacerlo inmediatamente. Esto hace nuestro trabajo imposible, sobre todo cuando nos enfrentamos a una tormenta sobre el aborto el próximo año”.

Con esta última afirmación los sacerdotes se refieren a que en el 2018 el Gobierno de Irlanda busca realizar un referéndum para legalizar o no el aborto.

Ante estos casos, la ACP manifestó la Iglesia en Irlanda necesita contratar a una persona experta en medios de comunicación para que sea la portavoz del clero y de los obispos en los tiempos de crisis.

Por otro lado, los sacerdotes reconocieron que les iría mejor si pidieran ayuda cuando lo necesitan.

“Necesitamos quitarnos las máscaras y decir ¡Necesito ayuda! Hay una gran sensación de ‘soledad’ al hacer nuestro propio camino en la diócesis. Hay una falta de diálogo entre los sacerdotes en la diócesis. Sin embargo, las personas son fantásticas y generosas en las parroquias, si se les da media oportunidad”.

En los últimos meses, en por lo menos tres reuniones los cerca de mil miembros de esta asociación han manifestado sus inquietudes sobre la fuerte caída en la moral y el bienestar de los sacerdotes en el país.

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Comentarios
9 comentarios en “Piden crear una línea telefónica de ayuda ante el aumento de sacerdotes suicidas en Irlanda
  1. 1.- Que se haga más adoración al Santísimo. 2.- Que se rece más y mejor el Santo Rosario, públicamente y en familia. 3.- Que se fomente la Santa Misa en su forma tradicional (vetus ordo), sin que los obispos pongan trabas al motu proprio Summorum Pontificum. 4.- Que se enseñe el Catecismo como Dios manda. 4.- Que en todo lo anterior se dé especial importancia a la participación de los niños.

  2. No me extraña que pasen estas cosas con un pontífice que, lejos de confirmar en la Fe, siembra oscuridad y ambigüedad. El retrato que nos presenta Marco Tosatti no es una caricatura. Invoca todas las notas históricas de que dispone. Francisco es, sencillamente, una terrible desgracia para la Iglesia Católica, como antes lo fue para Buenos Aires y de provincial jesuítico.
    Francesco-Muller Amore mai nato e finito peggio
    di Marco Tosatti
    09-07-2017 AA+A++
    Gherard Muller
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    Il Pontefice non ha rinnovato l’incarico di Prefetto della Congregazione per la Fede al cardinale Gerhrard M?ller, il giorno esatto – il 2 luglio 2017 – in cui scadeva il suo mandato di cinque anni. È un gesto che non ha precedenti nella storia recente della Chiesa. Negli ultimi sessant’anni i Prefetti della più importante Congregazione (una volta era chiamata La Suprema) o si sono dimessi o ritirati per questioni di salute o di età, o, come nel caso di Joseph Ratzinger, perché chiamati ad un altro incarico, quello di Papa. Prima di esaminare i motivi, o il motivo, unico, di questo gesto senza precedenti, è opportuno fare alcune riflessioni.

    L’atto del Pontefice, anche se legittimo, per la forma e i tempi in cui è stato compiuto è una dimostrazione di cattive maniere. È sempre stato uso, nella Chiesa, al momento della scadenza di un mandato non solo eventualmente rinnovarlo, specialmente se, come nel caso di M?ller, il titolare è lontano dall’età della pensione (75 anni) ma almeno prolungare di qualche mese o di un anno, tacitamente, o usando la formula “donec aliter provideatur”, fino a quando non si provveda altrimenti.

    Se poi è vero, come si capisce dalle parole del cardinale, che il Pontefice abbia lasciato il cardinale tedesco fino all’ultimo nell’incertezza sul suo destino, l’impressione di scortesia sarebbe solo rafforzata.

    Appare evidente che non c’è un motivo sostanziale legato al lavoro per questa decisione. Si tratta di una scelta personale, espressa in maniera dura e senza riguardo per le persone. Niente di nuovo, per chi ne ha avuto esperienza come Provinciale dei Gesuiti (fu rapidamente rimosso per i danni compiuti), come arcivescovo di Buenos Aires e come Pontefice.

    Credo che il card. M?ller, anche se certamente dispiaciuto, sia anche in un certo senso sollevato da questa decapitazione. Sono andato a rileggere le note confidenziali che avevo preso su di lui e i rapporti con il Pontefice regnante in conversazioni riservate con alti esponenti della Curia. E non c’è dubbio che la convivenza con il Pontefice argentino sia stata una specie di calvario, checché dichiari M?ller, buon leale soldatino tedesco fino alla fine e anche oltre.

    Il primo passo del Calvario riguarda un episodio sconcertante, della metà del 2013. Mentre stava celebrando messa per un gruppo di studenti tedeschi il Prefetto venne raggiunto all’altare dal suo segretario. Il Papa voleva parlargli, urgentemente, e non importa se stesse celebrando. Il cardinale si recò in sacrestia, dove il Papa gli diede bruscamente un ordine relativo a un dossier di un cardinale suo amico. Ovviamente M?ller rimase sbalordito, a dir poco.

    Non bisogna dimenticare che Jorge Bergoglio da sempre ha nutrito forti sentimenti antiromani, e verso la Congregazione per la Dottrina della Fede in particolare. Bergoglio non amava la Curia, perché spesso rifiutavano le sue proposte di nuovi vescovi. E perché, per motivi mai rivelati, non avevano voluto fare arcivescovo Víctor Manuel Fernandez, detto Tucho, il suo pupillo, rettore dell’Università Cattolica di Buenos Aires. Autore di alcuni libri piuttosto discussi. Fra cui «Sáname con tu boca. El arte de besar», “Guariscimi con la tua bocca. L’arte di baciare”, edito nel 1995 da Lumen.

    Fernandez si scaglio contro M?ller, certo non senza aver sentito il Papa, quando il Prefetto disse che la Congregazione per la Dottrina della Fede ha il compito di dare una struttura teologica al Pontificato.

    «Ho letto che alcuni dicono che la curia romana fa parte essenziale della missione della Chiesa, o che un prefetto del Vaticano è la bussola sicura che impedisce alla Chiesa di cadere nel pensiero light; oppure che quel prefetto assicura l’unità della fede e garantisce al pontefice una teologia seria… Quando si sentono dire cose del genere sembrerebbe quasi che il papa fosse un loro rappresentante, oppure uno che è venuto a disturbare e che dev’essere controllato”.

    Nel febbraio scorso è uscito in Germania l’ultimo libro del cardinale: “Il Papa – Missione e Mandato” (Der Papst – Sendung und Auftrag). In esso scriveva, fra l’altro, per quanto riguarda il Magistero, che anche il Papa può sbagliare, per esempio se manca di insegnare la fede. Un papa non può cambiare “i criteri inerenti di ammissione ai sacramenti”, e “dare l’assoluzione sacramentale e permettere la Santa Comunione per un cattolico che è in stato di peccato mortale senza pentimento o la ferma risoluzione di evitare d’ora in poi quel peccato, senza di conseguenza peccare egli stesso in relazione alla verità del Vangelo e alla salvezza di quei fedeli che sono così condotti nell’errore”.

    Rileggendo gli appunti che ho preso nel corso di questi anni è evidente la frustrazione del card. M?ller – e del personale della Congregazione – per l’evidente disinteresse del Pontefice al loro lavoro. Semplicemente, per il Papa era come se non esistessero. Non chiedeva nessuna cooperazione, non offriva nessun dialogo. E, naturalmente, questa situazione è peggiorata durante la preparazione dell’Amoris Laetitia, l’esortazione apostolica su famiglia e divorziati-risposati. Il Papa non ha un metodo di lavoro collegiale, confidava M?ller a colleghi cardinali durante gli esercizi spirituali della Curia, all’inizio del 2016.

    Disse: abbiamo fatto almeno duecento osservazioni, dalle più gravi che le abbiamo messe in grassetto, alle più veniali. Non c’è stata nessuna risposta. A chi si stupiva che il Prefetto della Congregazione per la Dottrina della Fede non sapesse nulla, rispondeva: se è una questione dottrinale gli unici che non siamo avvisati siamo noi, se riguarda la famiglia gli unici ignari sono il Pontificio Consiglio e l’Istituto Giovanni Paolo II. Se è questione di liturgia, l’unico a non essere avvisato è Sarah.

    Sicuramente i rapporti fra M?ller e il Pontefice, subito distanti, sono andati peggiorando con il tempo. Rileggendo i miei appunti vedo che il Pontefice, a colloquio con Benedetto XVI, verso il 2015, gli avrebbe chiesto se avrebbe potuto sostituire M?ller. Benedetto gli avrebbe prospettato l’impatto negativo di una decisione del genere. E le cose restarono come prima.

    E poi vennero i “Dubia”, dei quattro cardinali (ora tre, dopo la scomparsa di Meisner). Furono quattro a firmarli, Brandm?ller, Burke, Caffarra e Meisner, ma io penso – è una mia personale opinione – che il Pontefice abbia sempre pensato che dietro questa operazione ci fosse anche il cardinale M?ller. E che questo pensiero – forse addirittura che il porporato tedesco fosse l’estensore dei Dubia, vista la sua preparazione specifica – sia stato il sigillo su una decisione già presa.

    M?ller da allora si è trovato in una situazione estremamente complicata. Stretto fra la lealtà al Pontefice dovuta dal suo ruolo, e la difesa dell’insegnamento di sempre della Chiesa in materia di Eucarestia ai divorziati-risposati. Sapeva molto bene che il partito di Bergoglio aveva interesse a dipingerlo come il principale avversario del Pontefice; e tentava di non farsi chiudere in questa trappola.

    Ma prima c’era stato un episodio che ha ferito profondamente il cardinale: il licenziamento, senza ragione, di tre sacerdoti della Congregazione. Un messicano, capo dell’ufficio disciplina, un francese e uno slovacco-americano. M?ller ricevette una lettera dalla Segreteria di Stato, chiedendogli di licenziare i tre. Non ne tenne conto. Giunse una seconda lettera. Chiese udienza al Papa. Dovette aspettare a lungo. E anche questa è un’anomalia: di norma il papa riceve ogni settimana il Prefetto della Fede, o il segretario della Congregazione. Ma con Francesco questa regola non è più in vigore. Finalmente Müller fu ricevuto, e disse: ho ricevuto questa lettera, ma non ho ancora fatto nulla perché volevo parlare con lei, sapere i motivi…sono ottime persone. Si metta in testa che io sono il papa, non devo dare motivo o ragione di niente di quello che faccio. Ho deciso che devono andare via, e devono andare via. Ma che cosa hanno fatto? Devono andare via. E poi si è alzato e mi ha dato la mano come per dirmi che l’udienza era finita. Mi son sentito di gelo, ha detto.

    La storia di quel licenziamento, senza motivo, si è ripetuta proprio nel suo caso. Come il Prefetto ha raccontato alla Passauer Neue Presse, un quotidiano tedesco, che il Pontefice “ha comunicato la sua decisione “di non rinnovare il suo mandato”, “in un minuto” l’ultimo giorno di lavoro dei suoi cinque anni di mandato come Prefetto della Congregazione per la Fede. E, ancora una volta, il Papa non ha dato nessuna spiegazione o motivo. “Questo stile non si può accettare”, ha dichiarato, ricordando che nel trattare con i dipendenti, anche a Roma “dovrebbe essere applicata la dottrina sociale della Chiesa”.

    Uno stile di governo di questo genere difficilmente può essere definito democratico, collegiale, dialogante. Müller però ribadisce a chi pensa che ora si metterà a capo di un movimento critico verso Francesco risponde: “Sono sempre stato fedele al Papa”, e lo resterà anche in futuro, “come cattolico, come vescovo e cardinale, così come è dovuto”. Coerente fino in fondo.

  3. Tanto criticar el modo de vida de los homosexuales, que les lleva al suicidio, las drogas, etc… y ahora resulta que los que se suicidan son los sacerdotes.

    800 niños enterrados no necesitan ninguna cobertura «anticatólica». La frase habla por sí sola, ¿No creen? Igual que los de los escándalos sexuales… ¿No creen? La prensa hace su trabajo, sea con Paquirrín, sea con Barcenas, sea con Pablo Iglesias, sea con la Iglesia Católica. ¿De qué se quejan?

    Siento lo de estos sacerdotes. Siento que se suiciden.

    La noticia original dice que «al menos 8» se han suicidado en los últimos 10 años.

    https://www.associationofcatholicpriests.ie/2017/05/wellbeing-of-priests-media-coverage-irish-examiner/

    De 3 mil sacerdotes, eso es un 0.26% de prevalencia entre los sacerdotes irlandeses. Los sacerdotes se suicidan 13 veces más que el resto de la población irlandesa.
    http://www.nsrf.ie/statistics/suicide/

    Una auténtica barbaridad. Necesitan ayuda ya.

  4. Penoso y triste lo que sucede en Irlanda. Si los sacerdotes se limitaran a cumplir con sus principales misiones: celebración de la eucaristia, administrar los sacramentos y a evangelizar seguro que cambiaría la mente de los sacerdotes.

  5. Totalmente de acuerdo con el comentario de Jorge, aunque añadiría dos puntos: 1.-Confesión ferecuente: Los sacerdotes deben volver a los confesionarios, lo que supone un sacrificio físico pero también una gran gratificación psicológica para ellos, por su contacto personal con los fieles a través de la confesión y la ayuda imprescindible que pueden hacer en la salvación de sus almas. 2-Comunión en la boca y de rodillas, en muestra de adoración y respeto a Dios, a quien recibimos en ella. Los sacerdotes deben recuperar la solemnidad de la liturgia y la belleza de los cantos, que tenía la Iglesia cuando estaba floreciente.

  6. El HUMO de SATANÁS ha intoxicado a los sacerdotes , no solo de Irlanda, sino de toda Europa. Les ha tocado vivir un tiempo en el que ya NO vale recitar los párrafos del EVANGELIO, tienen que predicarlo tal como hizo JESÚS, es decir , DENUNCIANDO todos los MALES de esta sociedad. Tienen que apretarse la sotana, y alzar la VOZ sin COMPLEJO. El MAL asola EUROPA de muchas maneras, y el CLERO está CALLADO, SILENCIADO ¿por complejo o por desidia?. La gente se aleja de la IGLESIA porque ha dejado de ser la LUZ del MUNDO. Menos lamentaciones y más imitar a JESÚS en la denuncia de los PECADOS de esta sociedad corrompida.

  7. Pepe: Cuando hay un sacerdote que actúa como tú dices, como un hombre de Dios y como luz del mundo, la misma Jerarquía de la Iglesia le obliga a guardar silencio y le amonesta, porque lo más importante en nujestra sociedad es ser políticamente correcto. Sin embargo, también los católicos de a pie, estamos obligados a denunciar el mal y a defender la doctrina católica , en una palabra, a combatir por Cristo, aún cuando tengamos que hacerlo sólos; pero , desgraciadmente, los católicos han tomado una mala postura. porque todos formamos parte de la Iglesia, del Cuerpo Místico de Cristo, y no se dejar de ir al templo por los sacerdotes. La Luz del mundo es Cristo y Él está en el Sagrario y está gracias a la Consagración que realizan los sacerdotes. Como decía el Santo Cura de Ars: «Él está ahí». Hoy en la homilía de la misa a la que he ido, el sacerdote ha dicho. » Jesus nos llama al amor, no a las leyes ni a los preceptos» (¿?); pero yo le pido a Dios, que a pesar de todo esto, me conserve la fe hasta el final y tengo muy claro que cuando se deja de practicar, se termina dejando de rezar y finalmente se pierde la fe. Y la fe es el mayor tesoro que tenemos y que hemos de conservar y cuidar como tal.

  8. María R. En mi parroquia se reparte un volante llamado «El domingo» en cuya portada escribe un sacerdote chileno que permanentemente predica eso de que «Jesús nos llama al amor, no a las leyes o los preceptos», y se olvida de que Jesús dijo :»16 Sucedió que un hombre se acercó a Jesús y le preguntó:

    ―Maestro, ¿qué es lo bueno que debo hacer para obtener la vida eterna?

    17 ―¿Por qué me preguntas sobre lo que es bueno?[a] —respondió Jesús—. Solamente hay uno que es bueno. Si quieres entrar en la vida, obedece los mandamientos.

    18 ―¿Cuáles? —preguntó el hombre.

    Contestó Jesús:

    ―“No mates, no cometas adulterio, no robes, no presentes falso testimonio, 19 honra a tu padre y a tu madre”,[b] y “ama a tu prójimo como a ti mismo”.[c] (Mt. 19:16,30
    Pero parece que ahora esta contestación de Jesús ha sido olvidada y un vago «amor» lo justifica todo ¿Qué clase de amor practica quien no ama a Dios, ni honra padre y madre, roba, comete adulterio, mata, codicia, fornica, miente, etc.? El amor implica el cumplimiento de por lo menos los 10 mandamientos, preceptos y leyes básicos para la vida. Pero parece que para demasiados sacerdotes esos 10 mandamientos son obsoletos. Y cuando esto sucede, el mismo sacerdocio pierde sentido. Predicar el vago «amor» y practicarlo así, sin norte, puede llevar a cualquiera al vacío espiritual y ese vacío, al suicidio. Yo he escuchado por TV la terrible «confesión» de un sacerdote pedófilo, que minimizaba su pecado diciendo que era «sólo un juego» .Y a otro que acaba de abandonar el sacerdocio aquí en la Argentina debido a un escándalo de abuso hacia una chica menor de edad, decir que sólo fue un poco «imprudente». La falta de normas claras, de «mandamientos» claros, de «preceptos», el relativismo moral, lleva a la desesperación, sin duda.

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