Muere Simone Veil, la mujer que sobrevivió a un holocausto e impulsó otro

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El pasado viernes murió en París Simone Veil, superviviente de Auschwitz y promotora en Francia de la Ley del aborto que lleva su nombre y que ha costado millones de vidas humanas.

La intensa vida de Simone Veil, superviviente del Holocausto, figura clave de la política francesa, referente del feminismo y europeísta convencida, terminó el pasado viernes a los 89 años.

Según reporta La Nación, el mundo político francés reaccionó con consternación a la pérdida de una figura que marcó buena parte de la política del siglo XX en Francia y Europa y que continuó siendo un referente en el XXI. «Que su ejemplo inspire a nuestros compatriotas, que encontrarán en ella lo mejor de Francia», dijo el presidente Emmanuel Macron, tras conocer el deceso de la que, como ministra de Salud, impulsó la despenalización del aborto, la «Loi Veil», que ha costado la vida a millones de niños en Francia.

Nacida el 13 de julio de 1927 en Niza, en el sudeste de Francia, en una familia judía no practicante, fue deportada en 1944 al campo de exterminio de Auschwitz. Logró sobrevivir junto con sus dos hermanas, pero sus padres y su hermano murieron.

«Sesenta años después, todavía me atormentan las imágenes, los olores, los gritos, la humillación, el viento y el cielo lleno del humo de los hornos», dijo en una entrevista en televisión en 2005.

En 1945 conoció en la escuela de Ciencias Políticas a Antoine Veil, con quien se casó un año después. La pareja tuvo tres hijos, uno de los cuales falleció en 2013. Su marido murió en abril de 2013.

Según cuenta La Nación, Veil reconoció que sobrevivir al Holocausto le hizo «querer vivir» y contar lo vivido para que no fuera nunca olvidado, hecho por el cual decidió no borrarse jamás el número de prisionera, el 78651, que los nazis le tatuaron en el brazo. Veil cumplió ampliamente esa promesa como presidenta de la Fundación para la Memoria del Holocausto y con su labor al frente del Fondo para las Víctimas del Tribunal Penal Internacional (TPI).

También vivió intensamente marcada siempre por un fuerte y diverso compromiso político. Magistrada, su vida da un giro definitivo en 1974, cuando el entonces premier, Jacques Chirac, le propone ser ministra de Salud y, poco después, se enfrenta a parte incluso de sus amigos y aliados políticos con su propuesta de ley para despenalizar el aborto.

«No podemos seguir cerrando los ojos ante los 300.000 abortos que, cada año, mutilan a las mujeres, que pisotean nuestras leyes y que humillan o traumatizan a aquellas que tienen que recurrir a ellos», dijo, recurriendo a una habitual mentira en defensa de una normativa que le valió comparaciones con Hitler:

«Escribieron en la puerta de mi casa: ‘Veil = Hitler'», recordó en el año 2000, cuando fue nombrada presidenta de honor de la Fundación Francesa para la Memoria del Holocausto.

En 1979, apoyada por Valéry Giscard d’Estaing, que tras conocer la muerte de esta «mujer excepcional» dijo que «su vida ejemplar seguirá siendo una referencia para los jóvenes», Veil se convirtió en la primera presidenta del Parlamento Europeo, puesto que conservó hasta 1982.

«El hecho de haber construido Europa me reconcilió con el siglo XX», afirmó la europeísta convencida, que, en 2005 salió de su cada vez mayor retiro de la vida pública -aunque siguió políticamente activa- para pedir el sí en el referéndum de la Constitución Europea. Un europeísmo que, ese mismo año, le valió el premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional en reconocimiento a «los ideales y realizaciones de una Europa unida y la proyección de los valores europeos al resto del mundo» de Veil, así como por «su coherencia, fuerza y constancia en la defensa de valores y objetivos en un momento histórico, en el que están apareciendo ciertas dudas y vacilaciones».

Veil regresó a comienzos de los años 90 al gobierno como ministra encargada de Asuntos Sociales y Sanidad del gobierno de Édouard Balladur. En 1997 pasó a presidir el Alto Consejo de Integración y, un año más tarde, ingresó en el Consejo Constitucional de Francia. Desde 2008 era miembro de la Academia francesa.

Elevamos a Dios una oración por su alma.

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Comentarios
11 comentarios en “Muere Simone Veil, la mujer que sobrevivió a un holocausto e impulsó otro
  1. Sobre ella basta el juicio de Dios, solo Él conoce los atenuantes y la voluntad (buena o mala) que regían los distintos aspectos de su vida.

    Por nuestra parte solo queda decir que Dios tenga piedad de ella y que por esa piedad podamos verla en la eternidad dentro del numero de redimidos por la sangre de Cristo Jesús Nuestro Señor.

  2. Qué vida tan malograda, defendiendo y fomentando el vil asesinato de inocentes. Pobre fracasada!
    Los que somos padres de familias numerosas, y seguramente también los que no lo son, si somos personas de bien, tenemos que sentir repugnancia por alguien que sistemáticamente, como Hitler o Stalin, promueve una matanza generalizada de quien tiene el mismo derecho a vivir que ellos-

  3. Para haber sido AUSCHWITZ UN CAMPO DE EXTERMINIO , sorprende la cantidad de SUPERVIVIENTES del mismo. Por doquier te encuentras judíos que han sobrevivido a dicho campo.

  4. Me parece increíble que fuera capaz de eso, yo hubiera pensado que alguien que sobrevivió a un horror valoraría más la vida, pero como dice el título, sobrevivió a un horror para impulsar otro.

  5. Sí, elevemos oraciones por ella y por todos los que han sido artífices necesarios del mayor holocausto de la Historia, el mayor crimen de lesa humanidad, como es el aborto legal y casi obligatorio.

    Hoy 32, 5 de julio, aniversario de la aprobación del aborto en España

  6. Sobre esta difunta que ha provocado tanto mal a través de la legalización del aborto, basta el justo y misericordioso Juicio de Dios, no es necesario agregar el nuestro y menos aun, trucar el cristianismo con satanismo, alegrándonos ante la idea de que el alma de esta mujer pueda estar ardiendo en el infierno.

    Para el cristiano solo queda luchar contra el mal presente y operante en el mundo, dejemos a Dios la tarea de juzgar a los difuntos, nadie mejor que Él para hacerlo.

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