Madre y abuela de los mellizos de su hijo gay, las familias del Orgullo

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Engendrados con el óvulo de una donante anónima y los espermatozoides de una pareja homosexual, su propia abuela los gestó y dio a luz. Las circunstancias que rodean a estos niños dejan clara la ingeniería social a la que se puede llegar para satisfacer las aspiraciones del lobby LGTB. 

Con 58 años, Ana María se ha convertido en madre y abuela de los mellizos de su hijo y de su yerno. Este delirante caso es un ejemplo de los nuevos modelos de «familia» nacidos bajo la influencia de la ideología de género y reivindicados en la celebración del «Orgullo Gay».

El diario El Mundo recoge la historia de esta enfermera brasileña jubilada que «engendró en su útero dos embriones con el óvulo de una donante anónima y los espermatozoides de su hijo, Luis Henrique y de su yerno, Gustavo».

Para poder gestar a sus 58 años a los hijos de su hijo, Ana María tuvo que someterse a un tratamiento hormonal. Después de cinco meses de hormonas, su hijo y su pareja eligieron los óvulos de una donante anónima y ellos donaron su semen.

«El 23 de febrero fue cuando le colocaron el óvulo con los dos espermatozoides y nos dijeron que esperáramos 14 días para ver si funcionaba», cuenta Gustavo, el yerno, que fue quien sugirió a su pareja que su madre fuera una «barriga solidaria».

En Brasil, según señala El Mundo, la ley permite que una pareja que no tiene posibilidades de tener hijos pueda pedir a un familiar de hasta cuarto grado que ceda su útero para gestar un bebé con la condición de que no exista compensación económica.

Aunque la protagonista de esta historia defiende que «siguió su corazón» e hizo lo que le correspondía, las consecuencias emocionales de este tipo de procesos no tardaron en aparecer. Los propios promotores de los vientres de alquiler se ven obligados a reconocer que en esta práctica «el coste emocional es grande» y que el «vínculo materno-fetal» provoca un sentimiento de pena e impotencia al entregar el bebé.

En este caso, Ana María confiesa que después del parto y durante el primer mes de vida de los mellizos sentía que eran sus hijos y no podía verlos como sus nietos.

Historias como la de esta enfermera brasileña son las que se esconden tras las reivindicaciones del lobby LGTB y de celebraciones como el «Orgullo Gay». Una ideología de género impuesta en nuestra sociedad que exige que se normalicen situaciones tan delirantes como que una mujer de 58 años sea madre y abuela de los mellizos de su hijo gay.

Repunte de las ETS en el ‘Orgullo Gay’

Pero el legado del Orgullo Gay no se reduce a la «normalización» de todo tipo de modelos de convivencia. Detrás de la reclamación de los “derechos LGTB” y del ensalzamiento de la diversidad sexual se encuentra una fiesta de excesos, alcohol, drogas y enfermedades de transmisión sexual.

Hace poco más de un mes, el Centro Europeo de Prevención y Control de Enfermedades alertó sobre el alto riesgo de transmisión del VIH entre los asistentes a la fiesta del Orgullo Gay. Dicho informe instaba a los participantes del evento a cumplir con las medidas de salud necesarias para evitar enfermedades como el Sida o Hepatitis B.

En Madrid, sede del “World Pride 2017”, el hospital 12 de Octubre, Clínico San Carlos, Fundación Jiménez Díaz, La Paz y Ramón y Cajal se han visto obligados a aumentar las reservas del tratamiento de profilaxis post exposición al VIH. Se espera que durante las fiestas del Orgullo la demanda de estos tratamientos se multiplique. El pasado año, tras esta celebración, aumentó la demanda de test VIH y también los diagnósticos positivos.

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