El obispo auxiliar de Astaná, Athanasius Schneider, defendió en el Rome Life Forum que el mundo y la Iglesia necesitan hoy verdaderas familias católicas.
La familia católica representa el primer baluarte contra la gran apostasía actual. Así lo defendió Athanasius Schneider, obispo auxiliar de Astaná, en un discurso pronunciado el pasado mes de mayo en el Rome Life Forum organizado por Voice of Family.
Para Schneider, la situación actual del mundo y en parte de la vida de muchos católicos y ministros de la Iglesia podría caracterizarse como una gran apostasía: una apostasía de la fe en la verdadera divinidad de Cristo, de la fe en que el único camino de salvación es a través de Cristo y una apostasía de la fe en la validez perenne de los mandamientos divinos.
«Tal apostasía significa, en última instancia, renunciar a Cristo y aceptar el espíritu del mundo, diluir a Cristo de una manera gnóstica en el espíritu materialista, naturalista y esotérico del mundo», subrayó.
Schneider destacó que lo que el mundo y la Iglesia más necesitan hoy son verdaderas familias católicas. En este sentido, recordó la confesión de un miembro de un movimiento anticristiano al P. Mateo Crawley: «Tenemos un solo objetivo en mente: descristianizar la familia. Si tenemos el control sobre la familia, nuestra victoria sobre la Iglesia está garantizada.»
El obispo auxiliar de Astaná también señaló en su discurso que el Magisterio nos enseña que «la familia ha sido instituida inmediatamente por Dios». León XIII, en la encíclica Arcanum Divinae Sapientiae, afirma que «teniendo el matrimonio por su autor a Dios, por eso mismo hay en él algo de sagrado y religioso, no adventicio, sino ingénito; no recibido de los hombres, sino radicado en la naturaleza.»
Como se recoge en la encíclica Divini illius magistri de Pío XI a la que hizo referencia Schneider en su intervención, la familia recibe inmediatamente del Creador la misión y el derecho de educar a la prole, un derecho irrenunciable y anterior a cualquier otro derecho del Estado y de la sociedad e inviolable por parte de toda potestad terrena.
Schneider también citó la afirmación recogida en Divini illius magistri de que es a los padres a quienes corresponde «rechazar con toda energía cualquier atentado en esta materia, y conseguir a toda costa que quede en sus manos la educación cristiana de sus hijos, y apartarlos lo más lejos posible de las escuelas en que corren peligro de beber el veneno de la impiedad.»
«El primero y más santo objetivo y fin del matrimonio y de la familia consiste en dar a luz a los nuevos ciudadanos del cielo», reflexionó el prelado, poniendo de manifiesto que la familia es el primer lugar donde se debe enseñar a los niños la integridad y la belleza de la fe católica. «De hecho, de esta transmisión de la fe depende la salud espiritual de una nación», añadió.
En relación con la transmisión de la fe en la familia, el obispo auxiliar de Astaná recordó las palabras de Juan Pablo II en Catechesi tradendae: «En los lugares donde una legislación antirreligiosa pretende incluso impedir la educación en la fe, o donde ha cundido la incredulidad o ha penetrado el secularismo hasta el punto de resultar prácticamente imposible una verdadera creencia religiosa, la iglesia doméstica es el único ámbito donde los niños y los jóvenes pueden recibir una auténtica catequesis».
Asimismo, Schneider indicó que una de las principales causas de la crisis moral, espiritual y religiosa actual consiste «en la ignorancia religiosa, en ignorar las verdades de la fe y en un conocimiento erróneo de la fe».
Puede leer el discurso completo de Atanasio Schneider, obispo auxiliar de Astaná, en este enlace.
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absolutamente de acuerdo!