«Me critican porque no hablo suficientemente como Pontífice y porque no actúo como un Rey», le confío el Papa al ex superior general de la Compañía de Jesús.
«Un hombre cercano, sincero, para quien el Evangelio, y no la norma, era la última palabra». Esta es la descripción que ofrece del Papa Francisco el ex superior general de los jesuitas, Adolfo Nicolás.
El que fuera hasta el pasado mes de octubre superior general de la Compañía de Jesús ha desvelado los recuerdos que guarda de sus encuentros y conversaciones con el Papa Francisco en un documento publicado por la revista Mensajero.
Al inicio del documento, Nicolás advierte de que se trata de una narración de recuerdos, por lo que
ni se espera exactitud, ni se pueden anticipar confusiones normales de la edad. «Si algo aparece menos verosímil, será prudente verificar, primero, y perdonar, después. Al fin y al cabo, no son más que memorias», señala.
En esta narración de recuerdos se incluye la siguiente confesión del Papa Francisco: «Me critican, primero, porque no hablo suficientemente como Pontífice (y todos sabemos que ha evitado siempre juzgar a los demás, por mucho que la sociedad ha considerado que algunas personas estaban ya “juzgadas y condenadas”) y, segundo, porque no actúo como un Rey».
De sus encuentros con el pontífice, Nicolás recuerda que Francisco quiere hacer la reforma de la curia romana en las líneas más netamente evangélicas de que es capaz y que está «preocupado por la calidad de nuestro humanismo».
Asimismo, en una conversación sobre su renuncia como superior general de los jesuitas, el Papa confió a Nicolás que tenía la intención de «tomar en serio el desafío de Benedicto». Meses más tarde, Francisco aseguró: «Le pido al Buen Dios que me lleve, cuando los cambios sean irreversibles».
El documento se publicará en dos entregas en la revista Mensajero -en los números de abril y mayo- y recoge cuestiones como la reforma de la curia romana, la vocación sacerdotal, los migrantes o el servicio pastoral. También anécdotas como una conversación telefónica que demuestra que la decisión de residir en Santa Marta fue tomada en el último momento.
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Qué poco de fiar me parece Adolfo Nicolás, y más si va publicitado por la opusina Europa Press. Fue el primero en intentar rebelarse al Papa y al primero que tuvo que poner en su sitio. A los pocos días que le eligieran Papa, Adolfo Nicolás publicó una carta como superior de los jesuitas en que narraba su encuentro con el Papa. En esa carta ponía al Papa, con la excusa de que es jesuita, como un coleguilla, casi como un subordinado suyo. Para deshacer la maniobra el Papa publicó en L’Osservatore Romano su respuesta a esa carta, en la que muy suave pero firmemente ponía a Adolfo Nicolás en su sitio y le recordaba quien era el Papa. Adolfo Nicolás tuvo que renunciar dos años después.