El restituido Gran Canciller de la Orden de Malta habla del caso de distribución de preservativos por el que se exigió su renuncia y asegura que se trataba solo de un «pretexto».
Albrecht von Boeselager, Gran Canciller de la Orden de Malta, habla en una entrevista publicada en Vatican Insider del caso por el que se exigió su renuncia: la distribución de preservativos en programas en los que estaba involucrada la Malteser International, la agencia de socorro internacional de la Orden de Malta.
Boeselager cuenta que en 2013 se alertó de que Malteser International era socia de un proyecto en el que estaba prevista la distribución de condones. Mediante una auditoría interna de todos los proyectos se descubrió que había problemas en tres proyectos en Myanmar, desarrollados por el coordinador local en contra de las reglas establecidas por la Malteser International, que desde 2004 decidió no participar en proyectos que incluyeran la distribución de preservativos.
Según esta versión de los hechos, una vez que se hizo este descubrimiento se detuvieron dos de estos proyectos. Del tercero, cuyo objetivo era ayudar a personas pobres sin servicios sanitarios, 20 mil euros estaban destinados a prevenir enfermedades entre las prostitutas esclavizadas y la persona que había donado el dinero insistía en que permaneciera esta parte del proyecto.
«Si hubiéramos cerrado inmediatamente, habríamos dejado a toda la región sin servicios sanitarios. El consejo de la Malteser International estableció conformar un comité ético, guiado por el obispo Marc Stenger, de Troyes, para decidir qué hacer. Y esta era la situación cuando fui elegido Gran Canciller», explica Boeselager en la entrevista, en la que también señala que él era en aquel entonces el Gran Hospitalario y no está directamente involucrado en las operaciones, aunque tenía la tarea de supervisor.
Boeselager continúa relatando cómo el caso fue llevado al Gran Maestre que instituyó una comisión de investigación compuesta por tres personas: «En primer lugar, el Gran Maestre me pidió la renuncia comunicándome que la Santa Sede insistía. Y esto no era cierto», sostiene el Gran Canciller.
Boeselager asegura que se explicó al Gran Maestre que la petición de renuncia por parte de la Santa Sede no existía y que se le pidió actuar según lo indicado, sin que sucediera nada. Entonces, según este relato, la Santa Sede le propuso al Gran Maestre que constituyera una comisión mixta, con representantes del Vaticano y de la Orden, y la propuesta fue rechazada.
«Después de su rechazo, se constituyó una comisión solo vaticana para aclarar qué había sucedido», subraya Boeselager, al tiempo que informa que el resultado de la investigación fue que él no era responsable de la distribución de preservativos.
El Gran Canciller de la Orden manifiesta en esta entrevista que el cardenal Raymond Leo Burke siempre le consideró responsable de la distribución de los preservativos y que el Gran Maestre le culpaba de la distancia y los problemas entre él y el gobierno de la Orden. «La cuestión de los preservativos fue solo un pretexto», recalca.
Sobre el papel en esta historia del cardenal Burke, patrono de la Orden, Boeselager afirma que insistió para que renunciara y presentó al gobierno de la Orden una carta del Papa en la que se pedía actuar con una consulta interna y resolver el problema con el diálogo.
Tras el nombramiento del arzobispo Angelo Becciu como delegado pontificio en la Orden y único portavoz del Papa, Boeselager cree que el encargo del cardenal Burke en este momento está, de hecho, suspendido. «La conclusión no escrita que se puede deducir es que por el momento el cardenal Burke no puede hablar en nombre del Papa a la Orden de Malta», advierte el Gran Canciller.
En relación con un cambio en los estatutos de la Orden, Boeselager considera que deberían ser reformadas las reglas para los caballeros profesos, la estructura del gobierno de la Orden y el sistema de vigilancia y contrapesos «para evitar que lo que sucedió pueda repetirse».
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