El obispo de San Sebastián ha mostrado su discrepancia con el apoyo del escritor a la película de Martin Scorsese
El obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla, ha vuelto a hablar sobre «Silencio» de Martin Scorsese en el programa de Sexto Continente del pasado 3 de febrero, a raíz de una pregunta de un oyente sobre el debate generado en torno a la película.
Tras recordar que la película cuenta la situación de persecución a los católicos en Japón y plantea la cuestión de que algunos jesuitas apostataron ante el miedo a las torturas, Monseñor Munilla señala que el protagonismo no se le da a los que fueron fieles hasta el martirio, sino que los protagonistas y los héroes son los que apostatan.
En relación con la postura de Juan Manuel de Prada respecto a esta película, Munilla ha mostrado su discrepancia con el apoyo del escritor. «Cuando Juan Manuel Prada dice que la postura de esos jesuitas que apostatan se puede entender desde la ley del arcano, me parece que es confundir temas que son muy distintos», ha señalado.
El obispo de San Sebastián explica que la disciplina del arcano hace referencia a la costumbre que prevaleció en las épocas primitivas de la Iglesia por la cual el conocimiento de los misterios más íntimos de la religión cristiana se reservaba a los que estaban iniciados en ellos.
«Pero una cosa es que uno, en un ejercicio de prudencia, no muestre todo lo que él cree a alguien que no va a poder entenderlo, y otra mentir, pisar el rostro de Jesucristo y escupirle y decir que no creo en él para salvar la vida, eso no es la ley del arcano, es la contradicción entre lo que pienso y lo que digo», ha recalcado Munilla, que ha afirmado que el cristiano está llamado a ser uno en Cristo y no a contradecir lo que piensa y lo que dice.
En una crítica anterior de la película, Munilla aseguró que se trataba de una proyección de la mente atormentada de Scorsese. En esta ocasión, el prelado aclara que la crítica que hace a la película no es porque haya que escandalizarse porque hayan existido apóstatas -ya que la debilidad humana es comprensible-, sino por el intento de elevar la apostasía a una especie de «postura adulta cristiana», como si los que apostatan fueran los que tienen una fe más madura y saben distinguir entre lo que se dice con los labios y lo que se piensa en el corazón.
El obispo de San Sebastián ha criticado, además, que se haga de la debilidad de las personas una ocasión de ensalzar el relativismo e incluso se ponga el relativismo como criterio de pensamiento y discernimiento.
En este programa, Munilla cuenta cómo jesuitas que han actuado como consejeros de la realización de «Silencio» han escrito un artículo en la revista América en el que dicen que la postura de los que apostataron «es la postura madura», porque es apostatar por el bien de los demás.
Incluso se atreven a decir en el artículo, según señala Munilla, que la apostasía en este caso puede ser expresión del tercer grado de humildad de San Ignacio en los Ejercicios Espirituales. «Si San Ignacio escuchase a algunos hijos de la Compañía decir tal cosa, iba a poner notas de pie de página en su libro de Ejercicios Espirituales», ha bromeado Munilla.
El obispo de San Sebastian ha asegurado que esta interpretación es una perversión del concepto del tercer grado de humildad tal y como San Ignacio refleja en los Ejercicios Espirituales, como el de aquel que por amor a Jesucristo está dispuesto a elegir el puesto del desprecio y la humillación. «No es el tercer grado de humildad, eres débil y ya está», ha apuntado Munilla, al tiempo que ha expresado su desacuerdo con que se haga de la debilidad el modelo de virtud.
«En aquel tiempo los poquísimos jesuitas que pudieron apostatar en absoluto se hacían estas reflexiones autojustificatorias, sino que esto es una proyección anacrónica desde el relativismo presente», ha subrayado el obispo de San Sebastián, que también ha explicado que su crítica surge porque la película refuerza el relativismo existente, que es, en su opinión, el gran mal a combatir.
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Pero no dice que la Amoris es todavía más relativista que los Silencios cómplices.En el capítulo 2 de la carta a los Gálatas, cuenta San Pablo lo que se ha dado en llamar el incidente de Antioquía. Es bien conocido. San Pedro se dedicaba a disimular ante los judíos para que éstos no se enfadaran por las exigencias del cristianismo naciente. Vamos, que ya en aquella época el Vicario de Cristo tendía puentes y planteaba el discernimiento. Ahora hubiera dicho: Si un judío quiere ser judío y a la vez ser cristiano, pero su conciencia está tranquila, puede acercarse a la comunión. Seguramente algunos querrían haber redactado alguna nota 305 en el Concilio de Jerusalén. Pero san Pablo lo impidió. Le cantó las cuarenta en bastos al Papa Pedro y puso las cosas en su sitio.
Nadie se escandalizó. No hubo ningún problema, porque San Pedro era humilde (de verdad, no de boquilla) y supo aceptar la reprimenda. No era un dictadorzuelo y sabía perfectamente que la Iglesia no era su finca particular, ni su rancho, ni su cortijo. Como San Pedro era realmente bueno (y no de boquilla), ni había sido elegido hombre del año por las revistas gays de Antioquía, ni era celebrado por la web corintodigital.com como pobre y humilde, supo aceptar lo que San Pablo exigía. Y menos mal, porque eso salvó a la Iglesia. Es que entonces había las dos cosas: un verdadero Vicario de Cristo preocupado por la fidelidad al mandato del Señor, y un verdadero Obispo que dijo lo que tenía que decir.
La película es una castaña y está ya olvidada (en España su aceptación fue mediocre tirando a floja, a pesar de las muchas salas de estreno). El empeño de un puñado de personas –avaladas por la ambigüedad crónica de Francisco y la increencia mortal de los jesuitas actuales– en vender semejante peñazo relativista como «un instrumento de evangelización» ha constituido un fracaso, que ni siquiera puede adjetivarse de sonado o estrepitoso.
pues la amoris leticia tambien es relativismo y Munilla la airea con bastante alegria ,a mi que admiraba a Munilla me ha decepcionado
Echenique, tira usted con bala.
Bueno, con balas. Y ametralladora.
José Ignacio Murilla, es uno de los obispos más decentes, católicos, defensores de la Iglesia Católica. La labor que ha desarrollado en San Sebastián es de 10, a pesar de todas las dificultades que ha tenido.
Cristo predicó el evangelio a sabiendas de que a sus seguidores los iban a crucificar, lapidar, decapitar. No Se guardó el Mensaje para evitar sufrimientos a sus discípulos.
Muy acertado el comentario del Sr. Obispo Munilla.
Sr. Munilla. Desde mi admiración y respeto. Ha hecho más por la figura de Santo Tomás Moro la película «Un hombre para la eternidad» que todas las tesis y escritos que se hayan podido publicar. El Scorsese ese nunca ha sido santo de mi devoción pero ha hecho una cosa con éxito que no ha hecho ni un solo Jesuita ni obispo, y es sacar de ese baúl oscuro que evangeliceny tenebroso el precio de la evangelización de Japón. Me disgustará más o menos, pero el tal Scorsese y su productor (desconozco si la ha pagado él) se han jugado por una historia que ni les va ni les viene, y los mangoneros de mi amada iglesia católica se dedican a criticar sin poner un céntimo para producciones pedagógicas de ningún tipo. La próxima vez, coja a sus amiguitos de la CEE, sueltenle veinte millones de Euros a Mel Gibson y pídanle por favor que cuente las cosas en una peli como hay que contarlas para que no nos venga el Scorsese de turno a contarnos lo que le rote. Es sencillo. Muy probablemente hasta ganen dinero para que ese tipo de evangelización se pague sola. Mientras tanto, antes de decir esta boca es mía, sería más honroso apoyar con pasta de verdad a los pobres de Goya o a los de Infinito más uno para que no se sientan tan solos a la hora de meterse en esa guarida de lobos que es el mundo audiovisual. ¿Sabe por qué no hay obispas en la Iglesia católica? Es sencillo; mire una clarisa analfabeta lo que fue capaz de hacer con un poquito de fe en que Jesús estaba de su mano: la televisión más grande del mundo. Madre angélica, con un poquito de Fe se dejó hacer hasta que jesús construyó por medio de ella la EWTN. Sr. Salgan de la caverna medieval y empiecen a desviar fondos de evangelización hacia lo que evangeliza. Mel Gibson hizo más por propagar el evangelio que usted y todas las CE juntas, y eso que el tío es un inmoral. Querida CEE, eso de que otros lo pongan todo y nosotros criticamos es muy muy hipócrita.
Sr. Echenique,estoy completamente de acuerdo con Ud, y los que apoyan a Mons. Munilla,soy habitual oyente de Radio Maria. Dicho esto, su Santidad Francisco, es nuestro Papa, y confío en que doctores tiene la Iglesia,
Gracias
Película desagradable y petarda, por mucho que digan los listos de turno. Los protagonistas, una desgracia, sin credibilidad ninguna.
TENGO PONGO QUE AÑADIR A LAS SABIAS Y BONDADOSAS PALABRAS DE MI QUERIDO Y ADMIRADO OBISPO MUNILLA EN LAS QUE HACE EXPOSICIÓN, A TRAVÉS DE LA PELÍCULA SILENCIO, DE LA NECESIDAD E IMPORTANCIA DE LA UNIDAD DE VIDA Y COHERENCIA QUE DEBEMOS VIVIR LOS CRISTIANOS, LO QUE NO QUITA SER PRUDENTE » ASTUTO COMO SERPIENTE E INOCENTE COMO PALOMA «, NO ECHAR LAS PERLAS A LOS CERDOS Y QUE NO SE PUEDA DECIR DE NOSOTROS QUE SOMOS TIBIOS CUANDO NUESTRO AMADO MAESTRO JESUCRISTO REGRESE.
Munilla tiene que dar ese paso crítico con la Amoris y dejarse de contarnos películas. No basta con decir que la Amoris se puede interpretar conforme a la tradición, cosa harto difícil o imposible, pues el lenguaje de la Verdad absoluta no casa con los relativismos de acompañamiento, discernimiento, puentes, diálogo, encuentro, inclusión . .Además los amores de Leticia nos aseguran que es la tradición, si es que existe, la que hay que interpretar conforme a la Amoris, al ser la última voz, la última sorpresa del espíritu, como dicen, para nuestro tiempo. Bergoglio, que no cree nada en las locuciones ajenas, parece que cree en las propias a pies juntillas, cuando el Espíritu Santo, la tercera persona de la santísima Trinidad no puede contradecirse con las palabras de Jesucristo, quien restableció la indisolubilidad del matrimonio, rebajada por Moisés y los fariseos, y lo elevó a rango de sacramento. Ahí le quiero ver a Munilla, que es de los pocos obispos españoles que pueden dar ese paso. Yo se lo pido desde ya.
Menos mal que la película se titula «SILENCIO».
Con los «antecedentes» cinematograficos de este mal no se podria esperar otra cosa: un bodrio anti-católico.
Si encima los «asesores religiosos» fueron jesuitas americanos y le gusto al Sr. Bergoglio…!!que mas añadir!!.
Un panfleto a favor de la debilidad y la apostasia, que de eso sabemos mucho en los tiempos que corren.
Si hubiese querido hacer una pelicula catolica que se hubiese inspirado en los Martires españoles de la persecucion religiosa marxista del 31 al 39. Entre esos HEROES no hubo ni apostatas ni renegados.
Coincido con el obispo, que una película debe transmitir las verdades de Jesucristo y nuestra santa fe católica. No es correcto que se haga enfásis en los católicos que reniegan de la fe, cuando el enfásis se debe poner en los que dan la vida por Jesucristo .
Pedro de Valencia: Muy elocuente su comentario, pero ¿no cree que la evangelización de la gente obtenida con esa película fue una evangelización de escándalo para los cristianos? Yo la vi y la sensación de inquietud y mal sabor de boca fue muy grande y eso que me considero un católico algo instruido. ¿donde está la esencia de nuestros mártires si aceptamos ese ejemplo? Hay mucha tela que comentar y no quiero aburrir. Otrosí: Lo de la monja dominica aplíquese la misma consecuencia: ¿Compensa lo que adquiere publicamente con sus circos el escándalo de ver un hábito a favor de las uniones gay, el aborto y otras inclinaciones «exotéricas» de la interfecta? No sea.
Totalmente de acuerdo con Monseñor Munilla.La coherencia de la vida con la Fe es la clave del verdadero martir (testigo).
¿Somos, acaso, más papistas que el Papa?
Respeto, por favor. Respeto para quien es el representante de Dios en la tierra.
Y, por supuesto, no denostar para alabar y poner en los altares a quien nos agrada.
Insisto: Respeto
A ver si Munilla deja su Silencio peliculero y replica a Sistach que defiende la Amoris como documento magisterial, el más magisterial de los documentos documentables, para justificar la comunión en pecado mortal. Si los adúlteros ya pueden comulgar ¿ porqué nó los polígamos, los maltratadores, los y las abortistas, etc ? ¡ Comunión en igualdad para todos !