Los nombres musulmanes en Francia se multiplican en 20 años

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La dirigente del Frente Nacional denuncia el aumento masivo de jóvenes musulmanes en el país ante las políticas favorables al islam de los sucesivos presidentes.

La influencia de Arabia Saudí en Francia durante los últimos lustros es más que notable. La dictadura islámica ha logrado, gracias a su ingente cantidad de petrodólares, tomar una posición de preeminencia frente a los diferentes ejecutivos franceses con una sola misión: difundir el islam por todo el país. Y lo están consiguiendo.

Riad considera prioritario extender su red de mezquitas en el país. En 2016, diferentes fundaciones relacionadas con Arabia Saudí participaron en la construcción de ocho mezquitas, a razón de entre 200.000 y 900.000 euros por proyecto. El wahabismo es la doctrina que se imparte en estos centros y, no hay que olvidar, que su concepción del mundo es prácticamente idéntica a la del Estado Islámico.

Desde el Frente Nacional han venido denunciando estas prácticas y la connivencia de François Hollande con el régimen de Riad. Marion Le Pen ha puesto ahora de manifiesto un fenómeno que durante los últimos años se viene repitiendo en la mayor parte de los departamentos franceses: el número de nombres musulmanes crece, mientras que aquellos que hacen referencia al cristianismo bajan.

Los datos, procedentes del Instituto de Estadística francés, no dejan lugar a las dudas. En la zona de Normandía, donde el porcentaje era nulo, ahora ronda el 5% mientras que en algunos lugares se eleva hasta el 40%. A todo ello hay que unir el gran número de inmigrantes que cada año reciben el visado por parte de las autoridades galas que, tras los atentados del pasado año, decidieron revisar el procedimiento de entrega.

Población de sustitución

El suicidio demográfico de Europa es notable, pero no parece tan claro que la solución esté en la acogida masiva de personas y el asentamiento de refugiados, mientras los principales gobiernos promueven políticas contrarias a la natalidad y la familia.

Lejos de buscar solución a la crisis migratoria dentro del propio país, la ONU ha apostado por abrir las fronteras para una nueva oleada migratoria. «Es inevitable. La evolución de la población es muy predecible, los comportamientos de mortandad apenas variarán y es poco probable que se produzcan cambios en la natalidad en Europa o Asia», aseguró Joseph Chamie, director de la División de Población.

La identidad nacional, a debate

Un informe de la ONU también pone de manifiesto la “necesidad de abrir un debate” en torno al actual modelo socioeconómico, el racismo o la identidad nacional de cada país. «Los gobiernos apenas han rozado la cuestión. Conocen el problema, pero no se lo han planteado seriamente», explicó Chamie.

Los últimos comicios en Europa demuestran que el Viejo Continente va justo en la dirección contraria. El ascenso de la derecha alternativa en países como Austria, Alemania o Francia denota el hartazgo de los ciudadanos ante las políticas comunitarias y la necesidad de un cambio. Durante años, Bruselas ha orquestado la política europea a su antojo, pero cada vez más países exigen la devolución de la soberanía nacional en las cuestiones esenciales para la población. El brexit mostró que el virus de la UE es, muy a pesar de Merkel, real.

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