Cuando la persona del Papa, en vez de ser voz de Cristo y su Iglesia, es la voz de sus personales ideas, de sus personales criterios, de sus pareceres propios, y los enseña, la Iglesia puede sentenciar negligencia en el deber del Sumo Pontífice de combatir el error. Esto, ni más ni menos, es lo que le pasó a Honorio I.
El Sumo Pontífice tiene el “deber de anunciar a todos el Evangelio de Dios», “mantener a la Iglesia en la pureza de la fe transmitida por los apóstoles”, confirmar en la fe y proteger a la Iglesia “de las desviaciones y de los fallos”, así como garantizar la posibilidad objetiva de profesar sin error la fe auténtica. El oficio pastoral del Magisterio está dirigido a velar para que el Pueblo de Dios permanezca en La Verdad (CIC, 882 y ss.).
———-
El Papa es un ministerio que está por encima de la persona, superándolo. Está encarnado, en cada momento, en una persona concreta pero supera a la persona. El Papa, en la persona que corresponda en cada momento, es uno con Pedro en Cristo. De tal manera que sus personales ideas, criterios y pareceres deben desaparecer; la persona concreta debe desaparecer. Su boca ya no debe ser suya sino debe ser la boca y persona de Pedro en Cristo. Su voz debe ser la voz de la Iglesia, no la suya personal.
Por eso, el Sumo Pontífice tiene el “deber de anunciar a todos el Evangelio de Dios», “mantener a la Iglesia en la pureza de la fe transmitida por los apóstoles”, confirmar en la fe y proteger a la Iglesia “de las desviaciones y de los fallos”, así como garantizar la posibilidad objetiva de profesar sin error la fe auténtica. El oficio pastoral del Magisterio está dirigido a velar para que el Pueblo de Dios permanezca en La Verdad (CIC, 882 y ss.).
Cuando la persona del Papa en vez de ser voz de Cristo y su Iglesia, de la Tradición Apostólica, de la Doctrina y Magisterio infalibles; es la voz de sus personales ideas, de sus personales criterios, de sus pareceres propios y los enseña ya por magisterio ordinario ya por ejercicio pastoral ya privadamente; la Iglesia puede sentenciar negligencia en el deber del Sumo Pontífice de combatir el error.
Esto, ni más ni menos, es lo que le pasó a Honorio I.
La controversia
Hasta el siglo séptimo, la Iglesia estuvo sacudida por diversas controversias doctrinales, -en el caso que nos ocupa- de contenido cristológico: ¿cuántas naturalezas tenía Jesucristo? ¿qué relaciones había entre sus naturalezas y su única persona, Hijo de Dios? ¿Cuántas voluntades tenía? Se consolidaron dos facciones: la de los llamados católicos monofisistas y los católicos dogmáticos u ortodoxos.
Los monofisistas sostenían la idea de que Cristo era una sola persona con una sola naturaleza divina. Por lo tanto, la voluntad -que es una función de la naturaleza de la persona- en Cristo es una sola voluntad divina. Este campo lo componían buena parte de la Iglesia, especialmente oriental, del norte de África al Imperio Romano de Oriente, Bizancio. Por lo tanto tenían una gran fuerza religiosa y política, con todo un imperio dispuesto a defender estos postulados.
Por su parte, los católicos dogmáticos se aferraban a los cánones y preceptos doctrinales sostenidos en la fe de Nicea (325) y de Calcedonia (451), cual roca establecida en la vida de la Iglesia. Sostenían que en Cristo hay dos naturalezas, divina y humana no mezcladas y, por lo tanto, hay dos voluntades correspondientes.
Con una Roma en crisis y con un Imperio Romano Occidental que aduras penas intentaba recuperarse en diversidad de formas políticas, bien pocos se atrevían a levantar la voz contra las enseñanzas erróneas, e incluso heréticas, del monofisismo. Más aún teniendo en cuenta que desde Roma se auspiciaban intentos ecuménicos para lograr la unión de la Iglesia, aún a costa de la fe. Es en este punto donde entra el Papa Honorio I.
La decisión de Honorio I
El poderoso campo ecuménico estaba compuesto por relevantes príncipes de la Iglesia, entre los que destacaban: Sergio, patriarca de gran Constantinopla; Ciro, patriarca de la gran Sebastopol y seguidamente de la gran Alejandría; y el obispo Pirro, sucesor de Sergio en la sede Constantina; el obispo Baradai, de la gran Edesa; o el obispo Teodoro, de la gran Farán (La Meca). Detrás de ellos estaba el Emperador de Bizancio, Heraclio, dándoles soporte político. Éste emprendió una inmensa campaña de comunicación en contra los miembros del pequeño grupo defensor de “rocas dogmáticas”, campaña que encontró gran acogida tanto entre obispos y presbíteros como entre fieles de muchas diócesis de la Iglesia incluso occidental.
Una de las principales voces ecuménicas era la de Sergio, que propuso una vía intermedia -entre monofisistas y dogmáticos- mediante la idea de “evolución” de la doctrina. Discurrió que a consecuencia de la unión personal de las dos naturalezas, humana y divina, de Jesucristo, existe en él una sola energía, una sola voluntad y operación, una manera única de obrar. A esta doctrina se le llama Monotelismo.
Mediante esta fórmula, Sergio y sus seguidores ecuménicos creían que podían conseguir la unión del cristianismo y de nuevo la Iglesia volvería a estar reunida bajo el Papa.
Para llevar adelante esta hipótesis e imponerla en la Iglesia había que ceder en tres aspectos:
1) En los contenidos doctrinales: se admitía las dos naturalezas pero se apuntaba que, pese a ello, en Cristo sólo había una única energía y voluntad.
2) No realizar afirmaciones rígidas encerrándolas en esquemas pétreos. Esto es, se trataba de relativizar y hacer impreciso el significado de las palabras y su interpretación: los términos “energía” y “voluntad” se utilizaron y se contextualizaron de tal manera que, según el lector, podían interpretarse y referirse tanto al ámbito de lo físico como al ámbito de lo moral. Es decir expresiones como «unde et unam voluntatem fatemur Domini nostri Iesu Christi» y otras semejantes, podían interpretarse como referidas al aspecto físico –una única energía y voluntad- como al aspecto moral -la unidad moral de las voluntades de Cristo-. Esto es, cabían diversas interpretaciones.
3) Proscribir los términos “dienergía” (energía doble) y “monoenergía” (energía única) y utilizar otros términos -como “energein” o “energeia”- con la posibilidad de acepción múltiple -“algo operativo”, “ser operativo”- sin referencia directa a qué es ni al campo o ámbito en el que deben aplicarse.
Con estos tres puntos la cuestión queda abierta dejando lugar al discernimiento pastoral. Así cada obispo podría interpretar y aplicar la cuestión como creyese conveniente. Una diócesis podría enseñar una cosa y la diócesis colindante podría enseñar otra opuesta.
Es cierto que Sergio y su grupo reconocían que eran necesarias normas generales referidas a los conceptos ideales sobre Cristo pero, dado que humanamente no es posible abarcar a Dios, la formulación sobre su segunda persona encarnada tampoco debía ser tal que pretendiese abarcarlo absolutamente.
Sergio y su grupo también sostenían que los pastores no podían sentirse satisfechos predicando a un Cristo monolítico. Cristo mismo se presentaba como Pastor de cien ovejas, no de noventa y nueve. A todas las quería, luego la predicación sobre Cristo debía ser poliédrica. Éste era el camino para que la Iglesia pudiese salir de sí misma e ir a las periferias existenciales.
Por todo ello Sergio y su grupo insistían en que se debía renunciar a que la Iglesia quedase encerrada en cobertizos doctrinales, en la norma niceniana y calcedoniana, para volver a anunciar la esencia del Evangelio e invitar a la conversión. Este eje sería el asidero donde todos podrían agarrarse y, por vía caritatis, entablar una unión fraterna de todos los grupos en el seno de la Iglesia.
Sergio decidió presentar su propuesta al Papa Honorio I. En su escrito a Honorio, expuso una relación de sus esfuerzos ecuménicos por lograr la unión, su hipótesis teológica –elevada a tesis- y el apoyo de las iglesias locales y del emperador Heraclio. Al mismo tiempo, insistía en que se aceptaban las líneas generales del Concilio de Calcedonia. Por último, dejaba caer que lo único que faltaba para lograr estos objetivos era la adhesión del Sumo Pontífice a estos principios, elevando a teoría confirmada papalmente la tesis -que se ha dado en llamar- monotelista.
La cosa parecía pintar bien para las intenciones de Sergio y su grupo, pero no contaba con que en la Iglesia todavía quedaban –aunque pocos- algunos obispos valientes que levantaron su voz contra estas pretensiones ecuménicas, contra la inexactitud y doblez discursiva, contra la licuación y adulteración del dogma, contra la falsificación de la fe. En este grupo de valientes destacaron dos religiosos: Sofronio, patriarca de Jerusalén; y el monje Máximo, que había sido secretario del emperador Heraclio. Estas dos valientes voces pronto ganaron adeptos y múltiples voces se empezaron a oír contra las intenciones de Sergio y su grupo.
Esta situación empujó a Sergio a incitar a las más altas instancias de la Cristiandad a que interviniesen y lanzasen una advertencia a toda la Iglesia y a toda la Christianitas. Sergio insistió al Papa y al emperador. Resumió su tesis con suave y caritativo lenguaje y en 364 consiguió la envoltura papal e imperial. En 638 el emperador la publicó en forma de “ekthesis” o exposición de fe.
El Papa Honorio desautorizó cualquier postura y voz contraria a la tesis de Sergio y su grupo, y proscribió al silencio a todo aquel que se opusiese a ella, y concretamente a Sofronio. Después de esta decisión, el Santo Padre Honorio I sólo estuvo al frente de la Iglesia por cuatro años, falleciendo en 638. Ya no continuaría haciendo daño a la Iglesia con su decisión de silenciar la verdad de la fe católica.
Por su parte el emperador Heraclio persiguió a los dogmáticos calcedonianos, y Máximo (bajo el emperador Constante) llegó a ser torturado, y su lengua y mano derecha cortados para que no pudiese confesar y enseñar la verdad de la fe católica.
El triunfo de la fe católica.
Honorio y Heraclio no consiguieron imponer sus funestas pretensiones. Cada vez fueron más las voces contrarias a la Ekthesis y defensoras la verdad de la fe católica. El Papa Martín I se pronunció a favor de las dos voluntades y los dos modos de obrar naturales en Cristo. Sin embargo los siguientes papas (Eugenio, Vitaliano, Adeodato II, Dono) no quisieron entrar en disputas y, en vez de defender la verdad de la fe, prefirieron “correr un tupido velo” sobre la cuestión. Pretendieron la “paz” al precio de la Justicia y la Verdad.
Aunque sacrificaron la Justicia y la Verdad, estos papas no consiguieron la “paz”. El lío teológico se apoderó de la Iglesia. Y ya no cupo más solución que dilucidar la cuestión en un concilio general.
Fue el papa Agatón quien decidió restablecer la fe católica mediante un concilio (al igual que fue necesario hacerlo en el siglo XVI mediante el Concilio de Trento, y puede que también deba ser necesario hacerlo en un futuro). Agatón convocó el Concilio de Constantinopla (680-681) que fue finalizado por su sucesor, el Papa León II.
El concilio, en su decimotercera sesión celebrada el 28 de marzo de 681, excomulgó a Sergio y a todos aquellos que formaron su bandería; y declaró: «Junto con ellos, consideramos que debemos excluir de la Santa Iglesia de Dios y anatematizar también a Honorio, ex pontífice de la antigua sede Romana, porque hemos visto en su carta a Sergio que ha seguido en todo su misma opinión y ratificado sus impías enseñanzas».
En el decreto dogmático de la decimosexta sesión, celebrada el 9 de agosto de 681, se renovaron los anatemas contra Sergio y los de su bandería incluido el Papa Honorio. Igualmente, en el decreto dogmático de la decimooctava sesión, celebrada el 16 de septiembre, se declaraba que Honorio «[…] no cesó, por medio de los susodichos, de suscitar los escándalos del error en el cuerpo de la iglesia. Y con expresiones inauditas sembró en el pueblo fiel la herejía […]».
Las Actas conciliares fueron suscritas por 174 padres y por el Emperador Costantino IV. La condena del Concilio al Papa Honorio fue confirmada por el Papa León II, con la aprobación de las Actas conciliares, aunque rebajó la sentencia al considerar que el Papa Honorio se limitó a “permitir” –no a “defender”- la herejía.
En carta al Emperador de 7 de mayo de 683, León II pronunciaba que: «Declaramos anatema a los inventores del nuevo error, esto es a Teodoro de Faran, Ciro de Alejandría, Sergio, Pirro, Pablo y Pedro de la Iglesia de Constantinopla, así como a Honorio, que no se esforzó por mantener la pureza de nuestra apostólica Iglesia en la doctrina de la tradición de los apóstoles, sino que permitió con execrable traición que se ultrajase a esta Iglesia sin mancha».
El Papa León II se dirigió a las diócesis reafirmando la condena a Honorio. Por ejemplo, en carta dirigida a las diócesis de Hispania afirmaba que la condena a Honorio era porque no extinguió la llama de la herejía, como convenía a su autoridad apostólica, sino que por negligencia la azuzó.
La condena de Honorio fue confirmada por los sucesores de León II y recogido por los concilios séptimo (787) y octavo (869-870).
El Papa Honorio no fue un hereje intencionadamente, pero fue condenado por la Iglesia, por culpa negligente, como traidor. El dictamen del Papa San León II no deja lugar a dudas sobre la traición, a Cristo y a su Iglesia, que supone el incumplimiento del deber -en obispos o Papa- de defender la santa fe católica.
Adagio
Para que el Mal, la falsedad y el error se abran camino y triunfen sólo hace falta que los valedores de la Fe se tornen mudos y que el silencio prevalezca en -y sobre- la Voz de la Verdad.
Ayuda a Infovaticana a seguir informando
El vaticanista Aldo María Valli también le recuerda a Francisco que sí hay respuesta cristiana a la cuestión y realidad del dolor inocente.http://www.aldomariavalli.it/2017/01/06/risposta-a-luigi-accattoli-sul-dolore-innocente/
Estamos viviendo tiempos historicos nuevamente…debemos orar para que la correccion que haran los cardenales a Francisco I sea acogida con humildad de lo contrario habra gran desestabilidad.
Lo importante es atacar el error y volver a manifestar la pureza de la fe y de la justicia..para que todos los sacerdotes y religiosos tengan la posibilidad de acoger la verdad.. aqui sera la libertad personal la que marcaria un cisma interior..los que no acojan la verdad serian cismaticos aunque sea de forma silenciosa
Al fin se recoge este caso paradigmático de Honorio. Para los que tengan interés, recomiendo la lectura del Epistolario de san Braulio, en el que se encuentran esclarecedores ejemplos del talante de este papa, más allá del monotelismo y de un furibundo antisemitismo; recuerda mucho a… Y es que no se puede ser «servus servorum Dei» de boquilla y dictador en la práctica. O sí se puede, pero acaba cantando mucho. Y además lo pagamos todos.
No nos engañemos, esa corrección no va a ser aceptada, y menos con humildad. Va a ser rechazada con todo el armamentario bergogliano de insultos misericordiosos, ya conocido, tildando a los cardenales correctores de doctores de la letra, fundamentalistas, excluyentes, de doble vida, enfermizos, enemigos del diálogo, que se encierran en sus castillos, que prefieren la seguridad a las periferias, antisinodales, etc etc y etc. Argumentos ninguno, pues la iglesia bergogliana no tiene respuestas para nada. Insultos todos. Yo veo el cisma formal cada vez más cercano, salvo que Dios se lo lleve al otro mundo.
http://www.marcotosatti.com/2017/01/07/card-napier-con-lamoris-laetitia-anche-i-nostri-poligami-in-africa-possono-ricevere-leucarestia-il-sesto-dubia/
Si se trata sobre AL hay que recordar que cuenta con el apoyo de dos tercios del episcopado de la Iglesia. Que esos señores, especialmente Burke, no hayan tenido eco con sus propios colegas los debería llamar a un silencio humilde.
El desconocimiento de los «Signos de los Tiempos», es la causa de tanta ingenuidad.
En la 2ª de Tes 2, S. Pablo indica que el hombred inicuo, no puede usurpar el trono sagrado hasta que no sea quitado de el quien se lo impide. El famoso KATEJON u obstáculo es BENEDICTO XVI, quien fue presionado por el cardenal Daneels y sus cómplices (mafia de S. Galo). adelantelafe.com/descaro-la-mafia-san-galo/ infocatolica.com/?t=noticia&cod=24945 http://www.ultimostiempos.org/7-noticias/185-sucesion gaceta.es/…/cardenal-danneels-admite-parte-mafia-papa-25092015-2040
Ricardo: como el mismo ejemplo histórico lo muestra el deber no es callar sino hablar en defensa de la fe. No importa el número de los que defienden la fe. Pasó así en el caso aquí mentado, pasó así ante el arrianismo. Por lo tanto la conclusión no es que deban callar sino lo contrario hablar hasta que los que están sumidos en el silencio por error o terror, despierten y tengan el coraje de dar la vida por la fe. Por eso visten de rojo los cardenales, es el rojo del martirio. Ese es su papel del cual no deben abdicar del mismo modo que el Papa no debería abdicar del suyo.
El recorrido que describe este artículo es conocido pero tiene alguna diferencia de matiz importante con el momento presente y es que ahora, y no entonces, el nombramiento de los obispos y la formación teológica de los clérigos (seminarios y universidades católicas) está totalmente centralizado y dirigido desde Roma. Y si ya NO es fácil desalojar a la «mafia de San Galo» del Vaticano ahora, cuanto más tiempo pase será más difícil… ¡¡¡Ven pronto, Señor, no tardes!!!
Andrea: Me alegra tu respetuosa opinión. El CIC no establece ninguna norma que permita hacer una corrección como la que proponen los cuatro Cardenales. Lo que han provocado es un escándalo eclesial en sentido técnico de la palabra. Por lo demás, el mismo Código de Derecho Canónico te reconoce el derecho a la crítica de modo que cualquier católico, bajo ciertas condiciones de respeto, puede alzar su voz contra la autoridad,
¿Qué pasó con los cardenales que plantearon las cinco preguntas a Francisco? ¿Seguirán el proceso? ¿hasta dónde llegarán?
Por ahora son 14 a 9, o incluso 15, si incluimos al cardenal de la poligamia, a favor de los Dubia.http://magister.blogautore.espresso.repubblica.it/2017/01/03/los-cuatro-cardenales-tienen-una-ventaja-de-14-a-9-pero-tambien-leonardo-boff-hace-su-juego/
«Doctrina y Magisterio infalibles»
¿Alguien podría decirnos cuál es la diferencia? ¿O se así escribe porque queda bien?
¿Cuántos de los que no pecaban antes han empezado a hacerlo después de AL?
Pues si Amoris Laetitia fuese una nueva norma, ¿no estaría cayendo en aquello que pretende corregir? La Dubia es pertinente por lo que expresa, unas dudas sobre AL (1 y 3), pero no allí donde su contenido da a entender, veladamente, una ruptura con el Magisterio anterior (2, 4 y 5).
AL no tiene errores doctrinales y lo único que hace es poner a cada cual en su sitio. A los lobos con los lobos, a las ovejas con las ovejas y a los lobos con piel de cordero con los lobos con piel de cordero. Unos no ceden a su ciencia, otros la someten a la Iglesia y los más peligrosos lo hacen con ánimo de recuperar.
¿Administro los sacramentos porque alguien va a solicitar la eutanasia o lo hago porque no sé si aguantará la presión de no hacerlo? Es la diferencia entre quien ve al enfermo desde lejos o el que está a la cabecera de su cama. De nada le servirían si después se quitase la vida pero podrían ser el motivo por el cual no hacerlo.
D. Pedro Ardués: Creo que ha dado usted en el clavo.
La primera corrección a un Papa, y de forma pública, se la hizo san Pablo a San Pedro, como recoge Gálatas 2-11 :En efecto, antes que llegaran algunos enviados de Santiago, él comía con los paganos, pero cuando estos llegaron, se alejó de ellos y permanecía apartado, por temor a los partidarios de la circuncisión. 13- Los demás judíos lo imitaron, y hasta el mismo Bernabé se dejó arrastrar por su simulación. 14-Cuando yo vi que no procedían rectamente, según la verdad del Evangelio, dije a Cefas delante de todos: «Si tú, que eres judío, vives como los paganos y no como los judíos, ¿por qué obligas a los paganos a que vivan como los judíos?».
Cuál será la verdadera Iglesia, la de Francisco, la de Burke, la del campesino Juan, la de Pablo, la de Apolo o o la de la COPE. La única verdadera Iglesia es la de Jesús el Cristo, y Él ha confirmado a Pedro en su misión, y Pedro hoy es Francisco. El resto sea anatema. Quien está con Pedro está con la verdadera Iglesia. Esperamos una Iglesia más en Espíritu y Verdad, en adoración y sencillez. Los progres que vayan con el protestantismo y las asociaciones filantrópicas, y los conservadores que se unan a los lefrebvristas o a otros, que sigan progresando en sus negocios económicos, a seguir reelaborando cada día mejor su moral, sus ceremonias, sus vestidos y largas capas. Nunca mejor dicho con palabras de San Ambrosio: “Ubi Petrus ibi Ecclesia” (donde está Pedro, allí está la Iglesia).
Perdón,
«si aguantará la presión de hacerlo?»
Ruego a Infovaticana que no nos martirice con el vídeo de la primera comparecencia pública del papa Francisco, un Papa que ha generado todavía más decepciones que las esperanzas frustradas que suscitó.
Infovaticana borra todos mis comentarios. ¿Porqué OCULTAN LA VERDAD?
Simplemente escuchen lo que dice el que se presenta en el balcón; que todos sabían que el deber del cónclave era DAR UN OBISPO A ROMA. Obispo y pueblo, pueblo y obispo. Y les pide que lo acompañen a rezar por EL OBISPO EMÉRITO BENEDICTO XVI.
Cualquier católico sabe que en el papa hay dos ministerios: el petrino y el episcopal.
El mismo bergoglio se reconoce a sí mismo obispo de Roma y reconoce a Benedicto como Obispo Emérito. ERGO, reconoce que Benedicto XVI sigue siendo el Papa. ¿Acaso no es Papa Emérito? Un Papa Emérito sigue siendo Papa hasta la muerte. El Primado de Jurisdicción sigue en él. El Espíritu de Pedro sigue en él.
BERGOGLIO NO ES PAPA. NUNCA LO FUE.
Y a un impostor no se lo corrige: se lo mete preso por su impostura y, junto con él, a todos los miembros de esa falsa jerarquía traidora.
ESTÁN LLEVANDO A TODOS LOS CATÓLICOS A LA CONDENACIÓN.
Da asco ver que llamen papa a este impostor.
Infovaticana hermética, cismatica y apóstata
Marcopolo comparto tus palabras! Alex llamate al silencio, mas asco dan tus palabras cargadas de «odio» contra el máximo representante de Dios en la Tierra. Y vos Echenique… confesate y pedí perdón por tu aberración al Papa. Quienes se creen que son para dirigirse así contra un Santo pontífice?? Estoy en completo de acuerdo con que los curas abandonen el «celibato» (que promueve tantos abusos de pederastia) se casen y tengan familia… después de todo hasta Cristo tuvo esposa! Cómo un cura puede dar consejo de «pareja, paternidad, familia» si él mismo desconoce lo que es?? Considero «antinatural» el celibato impuesto, en tanto que Dios nos hizo seres sexuales, sino nos hubiera creado asexuados.
http://www.vatican.va/roman_curia/congregations/cclergy/documents/rc_con_cclergy_doc_20070224_hummes-sacerdotalis_sp.html El celibato sacerdotal es un tesoro de la Iglesia que ahora algunos quieren dilapidar. Quienes no saben construir tienen necesariamente que demoler para dar la impresión de que hacen algo.
De qué tesoro hablás Echenique? Si te parece atesorable practicalo y después opiná.
Ridículo vos «Hombre sin nombre» sin credo, y por lo visto «sin neuronas», respondiendo a tu pregunta y aunque la «biblia» y sectarios como vos lo nieguen fué María Magdalena. Y si tuviera que ilustrarte «algo» sería «respeto» primero por una investidura como lo es el Papa y segundo por una mujer, si en esos términos te referís a mí, lo único que dejás en claro estu condición de energumeno, retrógrada y misógino. Típico del ser bajo que se escuda en el «anonimato» para exaltar su carente escrúpulo insultando a quien no comparte su opinión.
No existe en español la palabra «monofisista». Por favor, corríjalo con la correcta: «monofisita».
A la luz de lo que hemos examinado aquí, si el Papa Francisco se mostrarse pertinaz al sostener una doctrina herética —tras una advertencia eclesiástica (o dos)— el famoso axioma «la sede cardinal no puede ser juzgada por nadie» no sería obstáculo alguno para que las autoridades tomen las medidas necesarias y establezcan el delito de herejía, y esto probablemente sería seguido de una vertiginosa caída del pontificado. Más allá de la forma que tomen los acontecimientos, estamos viviendo momentos sumamente históricos. Robert J. Siscoe http://adelantelafe.com/puede-la-iglesia-juzgar-papa-hereje/
Respuesta de la Iglesia, por medio de el Prefecto de la Doctrina de la Fe, a los que cuestionan al Papa y a Amoris Laetita.
http://www.lastampa.it/2017/01/08/vaticaninsider/es/vaticano/mller-no-habr-ninguna-correccin-al-papa-PxQetSRCmrYTucwT1t2R1O/pagina.html
Hey, que paso con mi comentario de UNA linea, Infovaticana? No dije nada ofensivo para nadie! Que paso con el?
Que gracioso que la claramente no-catolica Aida defienda con tanto fervor al papa de la iglesia catolica! Pero nada raro.
No catolica por estar en desacuerdo con el celibato?? Te aseguro que la fé católica no apoya sus cimientos en él, de hecho muchas aberraciones cometidas por «hombres» devenidos en cura (lo digo por los pederastas) no tendrían asidero. No al celibato.
Yo mantengo y mantendré siempre la fidelidad a la Autoridad del Sumo Pontífice, es una exigencia del dogma de la Iglesia como la ha recordado magistral y magisterialmente «Lumen Gentium». La Iglesia es Jerárquica, nos guste o no nos guste, eso es parte indisoluble del misterio de la Iglesia del Verbo Encarnado (Charles Journet). La actitud del Cardenal Burke me ha parecido de una prepotencia y soberbia intelectual que hace tiempo no veía en un miembro de la Iglesia. Por otro lado, en la historia reciente, sobre todo a partir del Concilio Vaticano II, la Iglesia ha tenido que enfrentar dos corrientes que pugnan por imponer su visión deformada de la fe. Por un lado el integrismo reaccionario, cuyo mayor expresión la encarnó Monseñor Lefebvre; por el otro, el integrismo revolucionario, cuya mayor expresión la representó la teología de la liberación (Gustavo Gutiérrez o Leonardo Boff). La primera reduce la fe teologal al ámbito personal y la esfera de la vida privada, poniendo el énfasis en la moral sexual. La segunda, en cambio, solo considera el ámbito social y político relativizando la moral personal. El Papa Francisco ha tenido el coraje de recordarnos (en la línea trazada por Pablo VI, Juan Pablo II y Benedicto XVI), que la fe católica no puede estar ajena a los problemas de nuestro tiempo, como lo recordará constantemente el Concilio Vaticano II (Gaudium et Spes), está llamada a dialogar con el «Mundo», y no solo ver en él peligros y amenazas. ¿Se puede ser católico renunciando al compromiso social y político con los más necesitados y humildes de la tierra? ¿Podemos ser ajenos a la suerte de los ‘anawin’? ¿Se puede ser católico y no considerar la Moral Social? Suponer que el Papa Francisco se ha apartado de la doctrina de la Iglesia en su Exhortación Apostólica «Amoris Laetitia», es no conocer la doctrina de la Iglesia, y menos el espíritu que anima a la Iglesia post Conciliar. Me causa escozor ver algunos que se autodenominan «socialcristianos», y no tienen ningún pudor en decir públicamente que no reconocen la Autoridad del Sumo Pontífice. No se dan cuenta cuan cerca están de las posiciones heréticas de la «iglesia popular», esa misma que ellos criticaban por no reconocer la Primacía de Pedro como Cabeza Visible de la Iglesia.
Siempre he rezado por el Santo Padre, para que Dios lo libre de los heréticos que lo critican, pero también rezo por la conversión de éstos para que no bajen con sus herejías al infierno.
La falsa iglesia de bergoglio dice que Lutero, Calvino y Martin Luther King son testigos del evangelio. Todos los que comulgan con bergoglio son partícipes de esta herejía.
No se puede servir a dos señores al mismo tiempo, dijo Jesús.
No se puede servir a bergoglio y a Jesús al mismo tiempo.
Por sus frutos los conoceréis,dijo Jesús.
Ahí están los frutos de un apóstata, hereje y cismático, y sus seguidores que se dicen «católicos».
¿Cuando el Hijo del hombre vuelva encontrará fe sobre la tierra?
Por lo visto NO.
Agradezco a Alex que en virtud del poder que le ha conferido la Iglesia me haya colocado fuera de la misma y posiblemente también me haya instalado en el Infierno (hasta ahora creía que eso solo lo sabía Dios o YHWH). No sabía que los laicos teníamos esa «facultad» en el «cuerpo místico de Cristo» (LG). Uno no termina nunca de aprender. Debo recordarle a mi hermano en la fe (cosa que se aprende en «catequesis»), que una cosa es Joseph Ratzinger y otra muy distinta el Papa Benedicto XVI. Del mismo modo, una cosa es Mario Bergoglio y otra el Papa Francisco.
La fe que no deviene teología (intellectus fidei), es una fe «inmadura» y de ella suelen venir los más grandes errores y sobre toda la «soberbia» que no solo daña la fe teologal sino también la virtud teologal de la caridad.