«No se puede entrar en negociaciones con la mentalidad de ‘queremos firmar un acuerdo a cualquier precio’, entonces te entregas a ti mismo, te traicionas a ti mismo, traicionas a Jesucristo», ha afirmado el obispo emérito de Hong Kong.
El cardenal Joseph Zen, obispo emérito de Hong Kong, ha advertido que en las negociaciones entre la Santa Sede y el Gobierno chino no se puede tratar de alcanzar un acuerdo a cualquier precio, pues se corre el riesgo de llegar a «traicionar a Jesucristo».
«No se puede entrar en negociaciones con la mentalidad de ‘queremos firmar un acuerdo a cualquier precio’, entonces te entregas a ti mismo, te traicionas a ti mismo, traicionas a Jesucristo», argumenta el cardenal Zen en declaraciones recogidas por The Guardian.
El cardenal Zen sostiene que si no se puede llegar a un acuerdo aceptable, el Vaticano debería dar marcha atrás e intentarlo más adelante. El prelado también insinúa que quizá el Papa es un tanto «ingenuo» en relación con el comunismo en China.
Las negociaciones entre la Santa Sede y el Gobierno chino tienen en la cuestión del nombramiento de los obispos uno de sus grandes escollos. El pasado mes de agosto, el cardenal John Tong, obispo de Hong Kong, reflexionó sobre el diálogo entre China y la Santa Sede y la cuestión del nombramiento de los obispos en un artículo recogido por Religión en Libertad.
En el artículo se resalta que, gracias a los esfuerzos realizados por la Iglesia católica, el Gobierno chino estaba dispuesto a alcanzar un acuerdo con la Santa Sede en relación con el nombramiento de obispos en China.
El objetivo, señala el cardenal Tong, es no dañar la unidad de la Iglesia católica ni la autoridad de la Santa Sede a la hora de nombrar obispos y hacer que la autoridad del Santo Padre al nombrar obispos no sea considerada una intromisión en los asuntos internos de China.
El cardenal Tong reconoce que la posibilidad de un acuerdo ha generado la preocupación de quienes temen que se ceda en los principios fundamentales o que la fidelidad de tantos años sea olvidada.
Sin embargo, el prelado considera que, aunque el contenido del acuerdo aún no es público, el Papa Francisco no aceptará un acuerdo que pueda dañar la comunión de la Iglesia en China con la Iglesia universal.
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Pobre hombre. Lo persigue denodadamente la China comunista/capitalista y ahora también la iglesia bergogliana. recibe palos por ambas partes, pero él no se calla, por el bien de la Iglesia.
http://magister.blogautore.espresso.repubblica.it/2016/12/01/cina-due-vescovi-impresentabili-per-farne-uno-nuovosu-avvenire-di-oggi-agostino-giovagnoli-ha-salutato-con-molto-ottimismo-le-due-ordinazioni-episcopali-fatte-in-cina-a-fine-novembre-piu-una-te/
El prelado también insinúa que quizá el Papa es un tanto “ingenuo” en relación con el comunismo en China.
Es mucho más grave. La teología de la liberación, de la que el papa Francisco simpatiza, intenta mezclar las raíces de ambas, considerando que el comunismo es una variante del cristianismo y que pueden confluir al no ser antagónicas, sino complementarias. El comunismo ha demostrado en la práctica que es el infierno en la tierra. Los defensores de la teología de la liberación deberían reconocer que han sido utilizados y manipulados por los demonios comunistas. Los cristianos chinos prefieren seguir en las catacumbas a traicionar a Jesús Cristo y comulgar con los demonios comunistas.