Antonio Rodríguez fue agredido por varios jóvenes que entraron con engaños en la sacristía de su parroquia en Vigo y robaron dinero para los pobres y objetos de valor.
El párroco de la iglesia de San José Obrero y Santa Rita, en Vigo, se encuentra hospitalizado en coma inducido en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Álvaro Cunqueiro después de haber sido operado de urgencia el pasado domingo por la tarde.
Según informa La Voz de Galicia, el sacerdote ha sido sometido a una operación para extraerle un coágulo de sangre en la cabeza tras haber sido víctima de los golpes y amenazas de dos atracadores que se introdujeron con engaños en la sacristía de su parroquia el pasado sábado.
Su sobrino, Emilio Rodríguez, denuncia que el sacerdote sufrió un derrame cerebral a causa de la paliza que le dieron los atracadores. Permanecerá 48 horas sedado y en coma inducido y se espera que despierte en la mañana del miércoles.
El sacerdote Antonio Rodríguez, invitó a pasar a la sacristía a un joven que entró en la iglesia asegurando que quería confesarse. Una vez en la sacristía y con ayuda de otro hombre, arrojó al sacerdote al suelo y le golpeó repetidas veces.
Testigos de los hechos aseguran que los atracadores se «ensañaron» con el sacerdote con patadas en la boca y la cabeza. Aunque el párroco intentó forcejear con sus agresores, finalmente éstos escaparon tras robar dinero reservado a los pobres, la cartera y las gafas de su víctima y varios objetos de valor que se encontraban en la iglesia.
El párroco continuó con su labor sacerdotal tras el ataque y celebró la misa dominical al día siguiente. Sin embargo, al sentirse indispuesto el domingo a mediodía, fue trasladado e intervenido de urgencia en el hospital Álvaro Cunqueiro, donde permanece ahora en coma inducido.
El Faro de Vigo relata cómo los feligreses quedaron sorprendidos porque, a pesar de la agresión, el sacerdote no dudase en celebrar misa el domingo. Alberto Cuevas, portavoz de la Diócesis Tui-Vigo, ha asegurado que este sacerdote no pensaba retirarse a pesar de su avanzada edad, sino que había asegurado al obispo de su diócesis: «Estoy y estaré siempre para cualquier trabajo que me ordene».
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