Cálices rotos, crucifijos contra el suelo, estatuas destruidas… Es el saldo que deja el ataque de un ghanés de 39 años a cuatro iglesias en la ciudad de Roma.
Fue entre la tarde del viernes y la mañana del sábado. Un hombre de 39 años originario de Ghana irrumpe en cuatro iglesias arrasando con todo lo que encuentra a su paso antes de ser detenido.
El hombre, de constitución robusta y casi dos metros de altura, entró primero en la iglesia de San Martino ai Monti. El párroco alertó a la policía a las 19.30, después de ver al hombre en los alrededores y encontrar una estatua de San Antonio dañada. Poco después era el párroco de la Basílica de Santa Práxedes, en las cercanías de Santa María la Mayor el que avisaba a las fuerzas de seguridad. Otro vídeo inmortaliza el tercero de sus ataques, tirando por el suelo el crucifijo y destrozando la disposición del altar.
Viejo conocido de la policía y con un permiso de residencia válido, el atacante no ha explicado los motivos de su arranque de violencia que acabó con daños también en los templos de San Vitale y la Basílica de San Giovanni dei Fiorentini.
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El siglo XXI retoma la ya olvidada violencia contra el cristianismo. ¿Serà que necesitamos purificaciòn para acercarnos màs a vivir en Cristo Jesùs?
La violencia, aunque nunca justificada, es siempre motivada por slguien o por algo.
Examinèmonos nosotros mismos antes de castigar al viilento. Y oremos por todos!
No hay que preocuparse. La próxima vez le » acompañará » Bergoglio y le ayudará a » discernir » las iglesias acogedoras y misericordes de las inmisericordes, para que centre bien el objetivo, aunque, en cuestión de demolición de la Iglesia haciendo » lío «, Bergoglio se basta y se sobra.