Estimado Señor Arzobispo.
Después de que ayer no quiso atender mi llamada, a pesar de que le transmití la extremada gravedad de la situación, me sorprendió su parsimonia para conocer el escándalo del que quería advertirle. Pero hoy la tristeza se ha convertido en desolación.
Realmente parece que no atendió nuestra llamada simplemente porque ya sabía lo que le íbamos a contar. Y por eso esta mañana, en vez de poner remedio al grave problema del seminario, se ha dedicado a intentar descubrir quién había llamado a INFOVATICANA para «cazar al topo». Y dejar suelto al lobo, claro.
¿Siguen los tiempos del encubrimiento?
Terrible, Su Excelencia. Terrible.
Un cordial saludo
Gabriel Ariza Rossy
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Ya hace tiempo les dije como era este hombre , reiteradamente cobarde y egolatra. Las personas no cambiamos.
No es Osoro.
¿Puede desvelarnos ya el misterio? Ayer dijo que conoceríamos la carta que le enviaba por este medio. Gracias
Solo hay dos posibilidades, que sea Granada, o que sea Sevilla.
Haí queo.
Efectivamente, esos dos tienen un rasgo común, pero alguno más también.
Al ser arzobispo, las hipótesis se reducen considerablemente, concretamente a 16:
Madrid, Barcelona, Santiago de Compostela, Oviedo, Burgos, Pamplona, Zaragoza, Urgell, Tarragona, Valencia, Valladolid, Toledo, Mérida-Badajoz, Sevilla, Granada y Castrense.
también esta el de Santiago, ya hubo algún problema este verano.
¿Y por qué tienen que ser Sevilla o Granada?
¿Y por qué tienen que ser Sevilla o Granada?
El de Tarragona no tiene seminario en su diócesis (bueno, hay una estructura sín seminaristas) quedan 15
No hace mucho se salvó un Obispo, recientemente trasladado, de salir en los medios. Su Seminario servía de plataforma de relaciones homosexuales entre seminaristas e invitados, unidos todos ellos por una misma aplicación del móvil. Se solventó echando a unos cuantos seminaristas. Pero no quedó clara la participación de algún formador.
La diócesis de Canarias no es arzobispado ¿verdad?
La imagen con la que Ariza ilustró el primer artículo misterioso –un hombre de espaldas y con los brazos levantados– tenía que ver con un escándalo sucedido en Barcelona. Pero a lo mejor era casualidad…
casualidad, sí. es una imagen genérica.
No sé si antes no ha llegado mi comentario o es que no quiere publicarlo. Supongo, y sinceramente, que será lo primero. Uno que es algo inútil.
En él comentaba que no pensará usted que nadie con el más mínimo sentido debería pensar que está usted obrando cristianamente. Decía más cosas…pero resumo: si quiere ser celoso de verdad, por encima de toda autoridad y obrando en conciencia (solos Dios y usted) pues haga como Finés.
Porque lo que usted hace es cotilleo puro y duro, o difamación o amenaza de difamación. Eso es rastrero.
La opción mejor, según mi parecer, es que si ve usted negligencia en el arzobispo en cuestión acuda a otro cercano, o si no a Roma. Pero no haga una tertulia eclesiástica estilo telecinco. Por favor.
Todos los que hemos pasado por un seminario diocesano (sea el mayor o el menor) sabemos lo que es andar con la espalda pegada a la pared por los pasillos del seminario. De qué se asustan ahora. Es el modo de cargarse el clero que tiene el diablo. A más de uno nos tomaban por locos cuando contábamos en casa lo que pasaba en el seminario y su extraño concepto del celibato. Pasaron tres obispos, y nada cambió. Separaron el seminario menor del mayor… cincuenta km con una rapidez extrema y sin sentido y se suavizó, ya que los eminaristas del menor pasaron de cien a cuarenta en un solo curso. Hablo de los años ochenta – noventa y la archidiócesis podría ser cualquiera. Siempre pidiendo vocaciones y cuando las tienen las echan al estercolero. Pura realidad del hombre.
Mientras en la Iglesia muchos sigan dando la espalda al creciente problema de la AMS (atracción hacia el mismo sexo) estas cosas seguirán ocurriendo. Los seminarios son cada vez más refugios para personas con inseguridades afectivas, y los exámenes psicológicos de los candidatos son inexistentes o directamente de risa. Lo que más nos interesa sigue siendo el número de seminaristas, y ni nos paramos a considerar si son aptos o no. Una huida hacia delante en toda regla que traerá consecuencias terribles para nuestra Iglesia. Urgen seminaristas, formadores y rectores valientes que llamen a las cosas por su nombre y no se queden seducidos por las apariencias ni por las buenas intenciones. «La Iglesia se desangra por el pecado de los cristianos», dijo BXVI en su último Vía Crucis. Es para pensarlo.
«…en vez de poner remedio al grave problema de [añadir lo que sea], se ha dedicado a intentar descubrir quién había llamado a INFOVATICANA para “cazar al topo”. Y dejar suelto al lobo, claro.»
Esto es un ejemplo más de las malas praxis episcopales: decir que recemos por los malos que siguen sueltos, y dar jarabe de estopa a los buenos que tiene a mano.