El sacerdote del pueblo de Mit Nama lleva catorce años luchando sin éxito con la administración egipcia para construir un edificio religioso. Tras la aprobación de una ley para la construcción de iglesias, ha vuelto a sacar todos los documentos para afrontar una nueva batalla que espera sea la última.
El sacerdote del pequeño pueblo de Mit Nama, Bimin, lleva catorce años luchando sin éxito con la administración egipcia para construir un edificio religioso. Ahora, tras la reciente aprobación de una ley para la construcción de iglesias, ha vuelto a sacar todos los documentos para afrontar una nueva batalla que espera sea la última.
En 2002, este cura copto compró una tierra para construir un edificio religioso, tras desechar la idea de levantar una iglesia para los alrededor de 5.000 cristianos que viven en Mit Nama y otros cuatro pueblos cercanos, ya que para dicha empresa necesitaba un permiso firmado por el presidente del país.
Después de años pidiendo permiso a las fuerzas de seguridad y al gobernador de la provincia, al final Bimin logró obtener permiso en 2011, pero sin poder poner la primera piedra. «Cada vez que queremos construirla, la gente (del pueblo) nos lo prohíbe», relata el sacerdote, con una larga barba blanca y vestido con la sotana tradicional de los coptos.
Con el permiso de construcción del edificio en la mano y un semblante serio, Bimin narra la historia refugiado en la casa de Emad, un vecino cristiano del pueblo. Ante la ausencia de iglesia en Mit Nama, Emad, que vive ahí desde 1985, se vio obligado a viajar al barrio de Shubra, en el norte de El Cairo, para velar el cuerpo de su madre cuando esta falleció.
«Llamamos a las fuerzas de seguridad y nos dijeron que debido a la difícil situación del país, debíamos esperar un poco», agrega el sacerdote mientras muestra el terreno destinado a la iglesia, hoy convertido en un basurero. Para Bimin, la nueva ley aprobada por el Parlamento egipcio es «buena» pero necesita que «las intenciones sean verdaderas» para llevarla a cabo.
El pasado martes y después de semanas de negociaciones entre las distintas iglesias y el Gobierno, el Parlamento egipcio aprobó al final la ley para la construcción de iglesias. Al menos sobre el papel, este reglamento «confirma y organiza el derecho de los ciudadanos cristianos egipcios a construir y restaurar las iglesias para garantizar su libertad de celebrar todos los ritos religiosos».
Sin embargo, para la Iniciativa Egipcia por los Derechos Personales, la ley «está llena de «minas» que obstaculizan no solo la construcción de iglesias, sino también su restauración. «(La ley) da mucho poder a las autoridades para violar el derecho de construir iglesias», dice en un comunicado.
El responsable del programa de Libertad de Religión y Creencia en la Iniciativa, Ishaq Ibrahim, explica a Efe que la nueva ley no evita que las fuerzas de seguridad puedan prohibir la construcción de un templo cristiano y que los órganos de seguridad siguen «controlando» este asunto.
«Es una ley sectaria, porque construir una iglesia debería ser tan normal como construir una mezquita», comenta Ibrahim. En Egipto hay al menos 5.000 iglesias para los cristianos coptos, que representan un 12 % de la población, según datos de la ONG.
Pese a esas cifras, desde hace décadas, la construcción de iglesias suele provocar violencia sectaria en Egipto, un país de miles de pueblos con cristianos sin este tipo de templos. Para Bimin, la solución pasa por la necesidad de que la sociedad egipcia asuma la diversidad religiosa del país. «La ley debe estar en el pensamiento de la gente y que no se quede en papel mojado», concluye.
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