Roselyne Hamel contó durante el funeral de su hermano cómo sobrevivió a una matanza en Argelia en su juventud: «Con frecuencia se preguntaba, ¿por qué yo? Hoy Jacques, nuestro hermano, vuestro hermano, ya lo sabe».
El pasado 2 de agosto tuvo lugar en la catedral de Rouen el funeral por el sacerdote de 86 años Jacques Hamel, asesinado en su parroquia de Saint-Étienne-du-Rouvray por dos jóvenes vinculados al Estado Islámico.
Alrededor de 1.500 personas abarrotaron el interior de la catedral y varios cientos siguieron la ceremonia a través de pantallas en el exterior. Todos los presentes quedaron profundamente impresionados por la homilía del obispo de Rouen y el testimonio de los familiares del sacerdote asesinado.
Los asistentes a este funeral pudieron conocer de manos del obispo de Rouen cómo Jacques Hamel había exclamado «Apártate Satanás» antes de ser degollado por sus verdugos. El prelado, además, resaltó los 58 años de servicio a Dios y a la Iglesia con los que Jacques Hamel se presentó ante su Creador.
Pero, sin duda, uno de los momentos más emotivos de la ceremonia lo protagonizó la hermana de este sacerdote mártir, Roselyne Hamel. Visiblemente emocionada y luchando por contener el llanto, Roselyne contó a los presentes cómo su hermano había sobrevivido a la guerra de independencia de Argelia donde combatió como soldado.
«Recuerdo que nuestro hermano en su servicio militar en Argelia, eligió servir como un simple soldado. ¿Por qué? Porque, siendo un oficial y considerando su eficacia al mando, podría haber estado en la situación de ordenar matar a otros hombres. Su rechazo fue categórico”, explicó Roselyne en declaraciones recogidas por Religión en Libertad.
Jacques Hamel tenía 24 años cuando tuvo que combatir y sobrevivió a una matanza que acabó con la vida de sus compañeros. «Con frecuencia se preguntaba, ¿por qué yo? Hoy Jacques, nuestro hermano, vuestro hermano, ya lo sabe», aseguró su hermana durante el funeral.
Roselyne continuó, dirigiéndose a su hermano: «El Dios del amor y la misericordia te ha elegido para estar al servicio de los otros, para cultivar el amor y compartir la tolerancia entre los pueblos de todas las confesiones, creyentes o no creyentes, hasta tu último suspiro. Por el don de tu vida, por la fuerza de tu fe inquebrantable, tu mensaje y tu huella nos acompañarán».
El último mensaje de la hermana de este sacerdote asesinado por odio a la fe no fue otro que una petición de paz: «Aprendamos a vivir juntos, a ser artesanos de paz, cada uno a su manera, porque el mundo espera este testimonio de esperanza”.
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