La revista ‘Inspire’, vinculada al grupo terrorista Al Qaeda, explicaba paso a paso cómo cometer una masacre con un camión. Su lectura tras el ataque de Niza resulta estremecedora.
“Si no puedes encontrar explosivos o munición, arrincona al infiel estadounidense, francés o de cualquiera de sus aliados. Aplasta su cabeza con una piedra, mátalo con un cuchillo, atropéllalo con tu automóvil, arrójalo desde un lugar elevado, estrangúlalo o envenénalo”.
Son las instrucciones que el portavoz del Estado Islámico Abu Mohamed al Adnani daba a los lobos solitarios en una grabación en árabe publicada en internet en septiembre de 2014, informa Gaceta.es.
Ya antes, la publicación ligada a Al Qaeda Inspire, animaba a los terroristas a usar los camiones como segadoras. Una «yihad individual» en la que «todo lo que se necesita es la voluntad de dar la vida por Alá», señalaba el artículo. «En este número damos sugerencias fáciles para que todos puedan iniciar la yihad individual. Es una idea sencilla que no requiere de mucha preparación». El texto, leído después del ataque de Niza, resulta estremecedor:
«Se necesitaría una camioneta. Cuanto más fuerte sea, mejor. A continuación, tendrás que soldar unas hojas de acero en el extremo delantero de la camioneta. Servirá un juego de cuchillas de carnicero o gruesas planchas de acero. No hace falta que sean muy afiladas porque, con la velocidad del camión en el momento del impacto, incluso un borde romo cortaría el hueso con mucha facilidad. Es conveniente colocar las cuchillas a la altura de los faros. Así golpearán a tus objetivos a la altura del torso o superior. Hay que elegir la ubicación y el momento cuidadosamente. Los lugares estrechos son más indicados, porque dan menos posibilidades de huir. Evita lugares donde otros vehículos puedan interceptar al tuyo. Para lograr una carnicería mayor, hay que alcanzar la mayor velocidad posible mientras se conserva el control del vehículo con el fin de maximizar su inercia y poder atacar a tantas personas como sea posible. Mantén eso en mente porque tan pronto como las personas se den cuenta de lo que estás haciendo, correrán en todas direcciones buscando refugio. Es importante estudiar tu camino de antemano.
La ubicación ideal es un lugar donde haya muchos peatones y pocos vehículos. De hecho, si pudieras hacerlo en un lugar sólo para peatones [el paseo de Niza estaba cerrado al tráfico, convirtiéndose en el escenario descrito en la revista] como los que que existen en algunas zonas de los centros urbanos o los que se habilitan en días concretos por la muchedumbre que se acumula en algunos lugares, sería fabuloso. (…) Después de un ataque de ese tipo, es muy difícil escapar de forma segura y sin ser reconocido. Debe ser considerada una operación de martirio. Es un viaje sin retorno».
Un calco de lo que sucedía el día de la Fiesta Nacional francesa en Niza. Un hombre de origen tunecino arrasaba a una multitud al volante de un camión y pistola en mano. Dejaba tras de sí 84 muertos y más de un centenar de heridos, 50 de ellos en estado crítico.
Y no es la primera vez que se comete un atentado en Occidente utilizando un vehículo como arma. Tal como recoge RT , ya en mayo de 2013 dos ciudadanos británicos de origen nigeriano atropellaron a un soldado del ejército británico en Londres. Después bajaron del coche y le propinaron varios machetazos.
Otros dos soldados, en este caso canadienses, fueron atropellados en Montreal por un joven que se había convertido hacía unos meses al Islam y mantenía contactos con grupos extremistas.
El 21 de diciembre de 2014, esta vez en Francia, un hombre atropelló con un coche a más de una decena de personas en Dijon, al grito de «Alá es grande». Once personas resultaron heridas, dos de ellas de gravedad, aunque no hubo que lamentar víctimas mortales.
Dos días después, un hombre arrolló con una furgoneta al público asistente a un mercadillo navideño en la ciudad de Nantes, también en Francia, con el resultado de cinco personas heridas graves, una de las cuales fallecía en el hospital. En este caso, la policía atribuyó el ataque a una persona con problemas psicológicos y no a un lobo solitario, pese a que el hombre había gritado «Alá es grande», antes de cometer el atentado.
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