Segimon García Ramiro, vicario episcopal y párroco de la Basílica de Santa María de Mataró ha presentado querella ante el Tribunal Eclesiástico de Barcelona contra uno de los colaboradores de Germinans.
El portal de información sobre la Iglesia en Cataluña Germinans Germinabit ha advertido de la querella interpuesta ante el Tribunal Eclesiástico de Barcelona contra uno de sus colaboradores, Ramón Reixach Puig.
El querellante es Segimon García Ramiro, vicario episcopal y párroco de la Basílica de Santa María de Mataró, que ha denunciado ser víctima de supuestos delitos de calumnia, difamación y coacciones.
El Tribunal ha admitido a trámite la querella y ha citado a declarar a Ramón Reixach. Al tratarse de un seglar, la única pena que este tribunal podría aplicar sería la de excomunión, una pena poco probable en un caso de estas características.
Según informa Germinans, esta querella llega después de que el Tribunal Eclesiástico de Barcelona acordase la intervención del ordenador situado en el Museu Arxiu de Santa María por la convicción del vicario episcopal de que era la central de datos de Germinans y desde allí se iba a conseguir toda la información sobre este portal.
A continuación, el artículo de Germinans Germinabit que informa sobre la denuncia:
En su día nos quisieron silenciar con una acción penal que se inició por el delito de calumnias y prosiguió por el de usurpación, la cual culminó con el correspondiente juicio, en el cual resultamos absueltos de todos los cargos, sin que ni tan siquiera la acusación particular se atreviese a apelar una sentencia tan categórica y bien fundamentada, que desmontaba jurídicamente todos y cada uno de los argumentos querellantes. Ni existía usurpación de persona ni calumnias ni ánimo difamador. Aquella querella no fue más que el último eslabón de una campaña de ataque sistemático contra este portal, ya fuese mediante cartas macarthystas, detectives que nos perseguían, hackers informáticos y mil y una coacciones a buenos sacerdotes barceloneses.
En nuestra ingenuidad, creíamos que aquel demoledor fallo judicial supondría la finalización de esa tremenda campaña obsesionada en acabar con nosotros y silenciarnos definitivamente. Pues va a ser que no. Nuestra capacidad de asombro acaba de verse incrementada en grado superlativo. Ahora resulta que Mn. Segimon (en el siglo Segismundo) García Ramiro, vicario episcopal y párroco de la Basílica de Santa María de Mataró ha presentado querella contra uno de nuestros colaboradores, Ramón Reixach Puig, por los supuestos delitos de calumnia y difamación y de coacciones. Pero ¡oh, sorpresa!: la acción no se ejercita ante la jurisdicción ordinaria sino ante la jurisdicción eclesiástica. Sí, sí, han leído bien: ante la jurisdicción eclesiástica. Como sea que la civil no les hace caso, como sea que los jueces penales han dejado claro que no somos delincuentes, como sea que ha quedado claro que no nos hallamos ante una página calumniadora ni difamadora, como sea que no han hallado nada en nuestros escritos que falte a la verdad, acuden a la jurisdicción eclesiástica, en la que siempre encontrarán a un juez diocesano de los suyos, probablemente un Ramón Batlle, que ya firmó la querella desestimada por el Juez de lo Penal.
Y no se crean que ello ha sido fruto de un arrebato del salmantino Segimon García. Al revés, ha sido fruto de una estrategia sumamente planificada. En el mes de octubre pasado, el párroco de Mataró interesó del Tribunal Eclesiástico de Barcelona que acordase la intervención del ordenador situado en el Museu Arxiu de Santa María y el cambio de cerradura de las puertas de dicho museo,paralizando por varias semanas los horarios de atención al público. para lo cual ni tan siquiera se avisó al director. Detrás de ello existía la convicción del vicario episcopal Segis de que aquel ordenador era la central de datos de Germinans y desde allí se iba a conseguir toda la información sobre este portal. Evidentemente, esa acción contaba con el beneplácito del cardenal Martínez Sistach. Estamos hablando del día 21 de octubre de 2015 y debió ser una de sus últimas decisiones, dado que se admitió su renuncia el 6 de noviembre siguiente.
Llegados a este punto, debe hacerse una primera salvedad. El Museu Arxiu de Santa María no pertenece a la Iglesia, sino que es una asociación cultural civil independiente. El único nexo de unión que tiene con la parroquia de Santa Maria es que tiene establecido un convenio de colaboración con ella para ocuparse de su gestión cultural. Por consiguiente, el ordenador intervenido por el Tribunal Eclesiástico no era propio de la parroquia, sino de una entidad con personalidad jurídica propia y objetivos y finalidades distintas. Primera irregularidad.
Sin embargo, la sorpresa del cura de Rollán (Salamanca) fue mayúscula cuando, tras realizarse una pericial por el Tribunal sobre aquel ordenador (ya averiguaremos quién pagó al perito) se encontró que no tenía password y que, en medio de multitud de archivos de un útil informático puesto a disposición de miembros e investigadores de la entidad, allí solo había el rastro de dos artículos, publicados en esta página los días 22 de julio y 7 de octubre de 2015. A pesar de ello, como sea que en aquellas piezas se acusaba al sacerdote charro de dedicarse a jugar al golf, consideró que su honor había sido mancillado y presentó la correspondiente querella, con fecha 29 de junio de 2016, festividad de San Pedro y San Pablo, mientras en aquellos precisos momentos el papa Francisco bendecía el palio del arzobispo Omella.
El Tribunal ha admitido a trámite la querella y ha citado a declarar a Ramón Reixach. Lo que desconocemos es qué pena se podrá imponer a un laico, pues no creemos que una supuesta difamación lleve aparejada la única condena que puede sufrir un simple seglar: la de excomunión, sea latae o ferendae sententiae. Desconocemos también si el laico se va a someter a una jurisdicción y a un procedimiento que no tiene potestad alguna sobre sus derechos.
Lo único que está claro es que después de fracasar por lo civil y por lo criminal, después de habernos perseguido como delincuentes, ahora pretenden hacer recaer sobre nosotros las más graves penas canónicas. Volverán a fracasar. No poseen jurisdicción alguna sobre los escritos de un simple laico. Los bienes utilizados (ordenador) no eran bienes de la Iglesia. La intervención del museo fue absolutamente ilegal. No existe otro propósito que silenciar un portal molesto y crítico y amedrentar a quienes escriben en él. Un nuevo ataque a nuestra libertad de expresión. Y no lo van a conseguir. Tendremos que volver a oír y leer aquel “Yo también soy Germinans” del penúltimo ataque.
El Directorio de Mayo Floreal
de Germinans Germinabit
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