En un artículo plagado de inexactitudes, el que fuera niño prodigio de la telebasura de los 90 arremente contra los que considera «enemigos del Papa» para acabar despreciando «religiones, iglesias y dogmas».
Carlos Blanco fue uno de los personajes que descubrió ‘Crónicas Marcianas’, el programa que inventó la telebasura, bajo la dirección de Javier Sardá. El niño que sabía todo de Egipto dejaba muestras en cada intervención de que era superdotado con un aire indisimulado de empollón.
En un artículo en la web Religión Digital, Carlos Blanco arremete contra «Los enemigos del Papa», a los que trata de señalar con poco éxito, y tras defender el sacerdocio femenino y la contracepción y atacar a San Juan Pablo II, termina su texto celebrando el papado de Francisco describiendo lo que no es más que una parodia de su propio fanatismo:
Para quienes buscamos lo divino más allá de religiones, iglesias y dogmas, y contemplamos la religiosidad humana desde una perspectiva ecuménica y no desde el sectarismo confesional, un papa como Francisco encarna esperanza, la convicción de que el fanatismo no tendrá nunca la última palabra. Y la Iglesia de Roma, tantas veces enemistada con la libertad y el conocimiento, puede ahora transformarse en auspiciadora de los mejores valores de la civilización moderna.
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Me parece fenomenal que se critiquen las afirmaciones de Carlos Blanco por no estar de acuerdo con la doctrina católica, pero ¿es necesario insultarle llamandolo en el titular de la noticia niño repipi? Creo que eso quita seriedad a cualquier crítica, por lícita que sea.
Es que el niño de Crónicas Marcianas en realidad encarnaba el rol de freak sabelotodo. Si no diese ese perfil showman, por mucho conocimiento que tuviese, no le hubieran llamado como no se les pasaba por la cabeza llamar a Peter Higgs ni hablar con él en serio de nada. Es famoso solo por dar ese perfil, porque a nivel científico o filosófico no ha hecho ninguna aportación relevante por la que merezca mención o interés por parte de la comunidad científica.
Me sorprendre este artículo de Carlos. Le recuerdo con afecto en Pamplona cuando barruntaba ser sacerdote. En clase él parecía el profesor y éste el alumno. Cosa fácil entonces porque el nivel del profesorado estaba bajo mínimos. Ahora tampoco ha mejorado mucho… ¿Qué le sucedió a Carlos después? Lo desconozco, pero entonces era filo-opus, agradecido de la formación recibida. Si yo fuera del Opus diría que estaba enfermo (argumento que no sale en Camino pero es el habitual para el disidente). Creo, sin embargo, que está confundido, como tantos en estos días.
«El niño repipi de crónicas marcianas» resulta ser doctor en Filosofía y Letras, en Teología y Licenciado en Ciencias Químicas.
Y usted, ¿Ha estudiado añgo?
«quienes buscamos lo divino más allá de religiones, iglesias y dogmas» con lo único con lo que nos encontramos es con la nada. Esa «religiosidad humana», distinta de una religión deshumanizada, es el último reducto del fanatismo al estar cerrado, desde el principio, a la transcendencia. Es Dios quien toma la iniciativa en la Creación y el hombre quien debe encontrarle. Es Dios quien se define a sí mismo, a través de su Creación y de su Palabra, y no el hombre quien define a Dios.
Todo principio racional descansa siempre sobre una creencia no expresada tan sencilla como que las cosas…son. ¿Pero hubiese sido posible intuir la esencia divina como «Yo soy el que es» si no hubiera sido revelado y transmitido por la comunidad judía a lo largo de los siglos? ¿Creeríamos que Jesús es el Verbo encarnado, el Hijo de Dios, si quienes le conocieron no hubiesen dado testimonio de Él?
El verdadero fanático es aquél que desligado de toda tradición, comunidad y enseñanza acaba por inventarse sus propios dogmas al intentar racionalizar el Primer Principio desde un postulado autorevelado. Es Dios quien llama la atención sobre el hombre y a éste sólo le basta reconocer su Voz. Para solventar la dificultad en saber si es Dios quien, verdaderamente, llama existen la comunidad, la tradición y los dogmas.
Una persona que con 26 años publica un libro como «Conciencia y mismidad», probablemente la obra filosófica más creativa escrita en castellano en los últimos tiempos, sin duda posee un intelecto privilegiado. Esto no significa, sin embargo, que acierte en todo lo que dice. Las mentes más brillantes, también la de Carlos, cometen errores, pero mientras argumenten, están en su derecho, sobre todo cuando tantas publicaciones y aportaciones al pensamiento las avalan.
¿Es Carlos Blanco masón o filo-masón? ¿Alguien lo sabe?
¿Desde cuando es incompatible ser repipi y tener una retahíla de titulaciones universitarias? Más aún, suele ser el que ostenta una retahíla de títulos universitarios el más expuesto a ser un PEDANTE Y UN REPIPI.
A mi no es que me resulte repipi el sujeto este, me parece patético, ignorante y un fanático de mucho cuidado.
Por cierto, el nivel cultural de una persona no lo caracteriza. Goebbels era doctor en filosofía. Y para quien conozca un poquito el tema de las universidades… un doctorado en filosofía en Alemania como que no se parece en nada a la BASURA equivalente que se da por estas latitudes. Así es que, este payaso repipi ya puede presentarse con toda la titulitis que le dé la gana, que siguirá siendo un majadero… y repipi.
Cualquier teólogo debería saber que quien busca lo divino fuera de la Iglesia de Jesucristo solo puede esperar encontrar lo demoniaco, que no pierde ocasión para suplantarlo. Recomiendo a quien busque a Dios leer atentamente «El Diálogo» de santa Catalina de Siena; aunque de poco aprovecha tener un estómago de mucha capacidad si hace malas digestiones.
Tengo la impresión de que este joven también se ha pasado a la teología «anal»
Es posible que Carlos Blanco se iniciara en la famosa logia de Harvard. En cualquier caso, me da igual que sea o no masón. Alguien con su prosa, sus conocimientos y su educación merece mi máximo respeto y mi mayor admiración.
Creo que un artículo con «Los amigos de la Iglesia» sería una respuesta mucho más efectiva, además de elegante, como seguro que es el autor.
Carlos puede equivocarse. Yo también. Tu también.
El pobre no ha aprendido lo más importante. Se llenó la cabeza de conocimientos que no de SABIDURÍA. Santo padre Pio, la pronta ya Santa Madre Teresa de Calcuta, Santa Teresa de Jesús, San Juan de la Cruz, Santa Gema Galgani, Santo Cura de Ars, San Francisco de Asís, San Francisco de Sales…etc etc etc no necesitaron ningún doctororado en nada, simplemente se dieron cuenta de una cosa, solo una:
«…YO SOY EL CAMINO, LA VERDAD, Y LA VIDA…» Jesucristo.
Se puede caer en idolatría en cualquier cosa, hasta la ciencia se puede idolatrar, el cientifismo. ¿De qué le sirve tener todos los doctorados del mundo si al fienal pierde su alma?
A verno se inquieten. Este chico TRABAJA EN LA PONTIFICIA DE COMILLAS. Creo que eso lo dice todo.
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Esperar fe católica de un profesor de una universidad católica es como esperar castidad de una pelandusca. Pues eso.
Me da la impresión de que a este chaval lo están utilizando de ariete o de payaso, lo mismo que hicieron con el «famoso» padre Apeles «…nosotros los famosos…» A juzgar por los hechos, creo que todos somos demasiado manejables mediante las lisonjas. Recordemos que el demonio comienza sus tentaciones con alabanzas al tentado. Cuando alguien con malas intenciones quiere conseguir algo, primero le alaba: «…señor cuervo, me encantaría oír su voz, con su melodioso canto…»
Aquel que demostrara ser inmune o quasiinmune al pelotilleo pegajoso, no tengamos la menor duda de su personalidad, de su carácter. Pero es tan difícil…Habrá que buscar como Diógenes en pleno día con una lámpara para encontrar al hombre.
No comparto las afirmaciones del Prof Blanco. Algunas de las ideas expuestas están en contra del magist&erio de la Iglesia y de la Tradición. Sé que entre los comentaristas hay expertos que podrían señalar esos puntos y argumentar positivamente los criterios de la Iglesia.
Sin embargo veo que le atacan ridiculizandolo a él, a la universidad en la que trabaja, lo comparan con otras personas que no tienen ninguna relación, e incluso lanzan la semilla de la escoria y de la duda con insinuaciones injustas no probadas y contra la Caridad.
Más les valdría a algunos de los aquí firmantes hacer examen de su vida ante el Sagrario, y pedir perdón y restituir el daño causado.