En un informe para el Gobierno británico, el Comité de los Derechos del Niño pide derogar la ley que establece que las clases comiencen con una oración colectiva.
La ONU ha recomendado a Reino Unido que derogue la ley que garantiza el culto cristiano en las escuelas del país. A través de un informe del Comité de los Derechos del Niño para el Gobierno británico, la organización sostiene que la obligación de asistir a actos religiosos en los centros educativos vulnera los derechos de los niños.
En un polémico informe, este comité de la ONU se opone a que los alumnos estén obligados por ley a participar en un acto de culto diario «total o principalmente de carácter cristiano» en escuelas en Inglaterra y Gales que reciben financiación pública, por lo que solicita que sean derogadas «las disposiciones legales para la asistencia obligatoria a la adoración colectiva».
La gran mayoría de las escuelas en Inglaterra, Irlanda del Norte y Gales están obligadas a organizar actos de culto colectivo para los alumnos en virtud de la Ley de Educación de 1944. Esta ley establece que las clases comiencen con una oración colectiva a la que deberán asistir los alumnos, salvo que sus padres soliciten la no asistencia a este acto.
La normativa recoge el derecho de los padres a decidir que sus hijos no acudan a este tipo de actos. La ONU critica, sin embargo, que sean los padres y no los menores los que deciden la asistencia a los actos religiosos. En el informe remitido al Gobierno británico se considera que no permitir a los escolares ausentarse de estos actos sin permiso paterno vulnera sus derechos.
Esta recomendación de la ONU supone un intento de limitar la libertad de los padres para educar a sus hijos. Este informe parece ignorar la Convención sobre los Derechos del Niño que establece la obligación del Estado de «respetar las responsabilidades y los derechos de los padres y madres, así como de los familiares, de impartir al niño orientación apropiada a la evolución de sus capacidades».
Asimismo, esta recomendación al Gobierno británico pasa por alto el informe elaborado en noviembre de 2015 por el Relator Especial de las Naciones Unidas de la libertad religiosa, Heiner Bielefeldt, que pide a los estados que respeten «los derechos de los padres a la libertad de religión o de creencias», incluyendo «su derecho a educar a sus hijos según sus propias convicciones e introducir a sus hijos en los ritos de iniciación religiosa.»
El informe de la ONU ha provocado la reacción de políticos como el diputado conservador David Burrowes, quien calificó el documento de «absurdo y loco». En declaraciones al diario inglés The Telegraph, Burrowes defendió que «el acto colectivo de culto no es un ejercicio de adoctrinamiento» sino «reconocer y respetar la herencia cristiana del país y dar a la gente una oportunidad para reflexionar antes del comienzo del día».
Por su parte, este diputado recomendó a la ONU que dedique más tiempo a «impedir la guerra y el genocidio» en vez de «meter las narices» en las aulas de otros países.
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Pues no está nada mal el informe. En España millates de padres enviamos a nuestros hijos a centros concertados FERE a pesar de que constituyen el peor atentado para la fe católica. Se cobstituyen en una curiosa forma juridica: «enpresas ideológicas» y, sinceramente, creo que se vulneran con ellas muchos derechos fundamentales. Tomemos nota.
Pues esta bien, la educación religiosa se debe dar en el hogar o en las iglesias
Las niñas de mi generación (tengo casi sesenta años) debíamos ser unos bichos raros. Todos los días rezábamos antes de empezar las clases, amén de una visita a la capilla por la mañana y el Rosario por la tarde, y ninguna sentíamos que nos vulneraban ningún derecho. Ni nuestros padres tampoco. Y estoy segura de que fuimos mucho más felices que los niños de ahora.