El Santo Padre llama a pedir perdón a los homosexuales por las ocasiones en las que no se les haya acompañado, pero se adhiere al Catecismo que afirma que las conductas homosexuales «no pueden recibir aprobación en ningún caso».
Las declaraciones del Papa Francisco en el vuelo de regreso de Armenia afirmando que la Iglesia debe pedir perdón a los homosexuales que se hayan sentido marginados han sido interpretadas desde algunos sectores como un cambio en la doctrina católica respecto a este tipo de conductas.
Sin embargo, las palabras del Papa no hacen sino reafirmar la doctrina católica, que siempre ha abrazado al pecador sin dejar por ello de condenar su pecado. Francisco no ha dicho que la Iglesia deba pedir perdón por condenar las relaciones homosexuales o la ideología de género, sino por las ocasiones en las que no se haya acompañado o incluso se haya llegado a marginar a las personas homosexuales.
Desde algunos sectores se ha intentado que parezca que el Santo Padre abraza el pecado, cuando únicamente está abrazando al pecador, tal y como establece el Catecismo de la Iglesia católica.
El Catecismo de la Iglesia católica- al que se adhirió el Papa durante su intervención- enseña en sus artículos 2357, 2358 y 2359 que “los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados” (Congregación para la Doctrina de la Fe, Decl. Persona humana, 8), «contrarios a la ley natural», que «cierran el acto sexual al don de la vida» y «no pueden recibir aprobación en ningún caso».
Asimismo, el Catecismo señala que los homosexuales «deben ser acogidos con respeto, compasión y delicadeza» y que la Iglesia evitará, respecto a ellos, «todo signo de discriminación injusta». La enseñanza de la Iglesia establece, además, que las personas homosexuales «están llamadas a la castidad».
El Papa Francisco ha condenado en diversas ocasiones la ideología de género y de forma más extensa en su exhortación apostólica postsinodal Amoris Laetitia:
Número 56: “Otro desafío surge de diversas formas de una ideología, genéricamente llamada gender, que «niega la diferencia y la reciprocidad natural de hombre y de mujer. Esta presenta una sociedad sin diferencias de sexo, y vacía el fundamento antropológico de la familia. Esta ideología lleva a proyectos educativos y directrices legislativas que promueven una identidad personal y una intimidad afectiva radicalmente desvinculadas de la diversidad biológica entre hombre y mujer. La identidad humana viene determinada por una opción individualista, que también cambia con el tiempo»”. “No caigamos en el pecado de pretender sustituir al Creador. Somos creaturas, no somos omnipotentes. Lo creado nos precede y debe ser recibido como don. Al mismo tiempo, somos llamados a custodiar nuestra humanidad, y eso significa ante todo aceptarla y respetarla como ha sido creada”.
Número 153: “No podemos ignorar que muchas veces la sexualidad se despersonaliza y también se llena de patologías, de tal modo que «pasa a ser cada vez más ocasión e instrumento de afirmación del propio yo y de satisfacción egoísta de los propios deseos e instintos»”. “¿Acaso se pueden ignorar o disimular las constantes formas de dominio, prepotencia, abuso, perversión y violencia sexual, que son producto de una desviación del significado de la sexualidad y que sepultan la dignidad de los demás y el llamado al amor debajo de una oscura búsqueda de sí mismo?”.
Número 155: “En la lógica del dominio, el dominador también termina negando su propia dignidad, y en definitiva deja «de identificarse subjetivamente con el propio cuerpo», ya que le quita todo significado”. Número 251: “Es inaceptable que las iglesias locales sufran presiones en esta materia”.
Número 285: “Más allá de las comprensibles dificultades que cada uno pueda vivir, hay que ayudar a aceptar el propio cuerpo tal como ha sido creado, porque «una lógica de dominio sobre el propio cuerpo se transforma en una lógica a veces sutil de dominio sobre la creación […] También la valoración del propio cuerpo en su femineidad o masculinidad es necesaria para reconocerse a sí mismo en el encuentro con el diferente. De este modo es posible aceptar gozosamente el don específico del otro o de la otra, obra del Dios creador, y enriquecerse recíprocamente». Sólo perdiéndole el miedo a la diferencia, uno puede terminar de liberarse de la inmanencia del propio ser y del embeleso por sí mismo. La educación sexual debe ayudar a aceptar el propio cuerpo, de manera que la persona no pretenda «cancelar la diferencia sexual porque ya no sabe confrontarse con la misma»”.
A continuación, la transcripción de la pregunta del periodista y la respuesta del Santo Padre:
Hace unos días, el cardenal Marx, en una conferencia en Dublín sobre la Iglesia del mundo moderno, dijo que la Iglesia Católica debe pedir disculpas a la comunidad gay por haber marginado a estas personas. En los días después de la masacre de Orlando… muchos dicen que la comunidad cristiana tiene que hacer algo con este odio hacia estas personas. ¿Qué piensa usted?
Yo repetiré lo que dije en el primer viaje. También repito lo que dice el catecismo de la Iglesia Católica: que no sean discriminados, que deben ser respetados, acompañados pastoralmente. Se puede condenar, pero no por motivos ideológicos, sino por motivos digamos de comportamiento político, como ciertas manifestaciones un poco demasiado ofensivas para los demás. Pero esto son cosas que no tienen que ver con el problema. Si el problema es una persona que tiene esa condición, que tiene buena voluntad y que busca a Dios, ¿quiénes somos nosotros para juzgar? Debemos acompañar bien… ¡Lo que dice el Catecismo! Es muy claro el Catecismo. Después, hay tradiciones en algunos países, en algunas culturas, que tienen una mentalidad diversa con respecto a este problema. Yo creo que la Iglesia no solo debe pedir disculpas, como ha dicho algún cardenal marxista (ríe), no solo debe pedir disculpas a esta persona que es gay a la que ha ofendido, sino también pedir disculpas a los pobres también, a las mujeres explotadas, a los niños explotados en el trabajo. Debe pedir disculpas por haber bendecido tantas armas. La Iglesia debe pedir disculpas por no haberse comportado muchas veces… ¡Cuando digo Iglesia, digo los cristianos! La Iglesia es santa, los pecadores somos nosotros. Los cristianos debemos pedir disculpas por no haber acompañado tantas elecciones, tantas familias… Yo recuerdo de niño, en Buenos Aires –la cultura católica cerrada, yo vengo de allí-, donde, si había una familia divorciada, no se podía entrar en su casa. Estoy hablando de muchos años atrás. La cultura ha cambiado, gracias a Dios. Los cristianos debemos pedir disculpas. Y no solo: Perdón. Perdón. Perdón, Señor. Es una palabra que olvidamos mucho.
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«Abraza al pecador pero condena el pecado»
Por favor pongan el enlace del vídeo donde el Papa Francisco dice eso.
Lo único que sale en los medios masivos es que el Papa ha pedido perdón a los homosexuales….
No solo los cristianos. Casi todo el mundo tiene que pedir perdon por muchas cosas. Por otra parte, ¿por qué la iglesia tiene que pedir perdon a los niños explotados o a las mujeres explotadas.? Parece que la Iglesia tiene la culpa de todos los males del mundo.
Que pena que una y otra vez tengamos que volver a explicar lo mismo,lo mismo,lo mismo.Las personas no entienden que misericordia va acompañada de arrepentimiento y disposición a abrise a hacerme una nueva persona espiritualmente.Si ofendemos a Dios nos alejamos de la gracia,la que necesitamos para entrar al Reino eterno.La vida es muy corra.Apúrense!
Cómo os fastidia, carcas, com,probar que Francisquín está cambiando nuestra iglesia casposa. La dura realidad es que élk no ha condenado la conducta. esta noticia es una manipulación con la que tratáis de consolaros.
Por qué no exige Bergoglio que la izquierda española pida perdón por los crímenes cometidos contra los católicos españoles en la guerra civil? Bergoglio nunca haría eso. Él siempre juega a caballo ganador, a favor de la corrección política. Bergoglio está ocupando el solio Pontificio para crispar, exhasperar, desalentar y confundir al rebaño católico a él encomendado. Qué pesadilla de papado!