Aumenta un 223% el número de denuncias de padres maltratados

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Se disparan en España los casos de progenitores que son víctimas de malos tratos por parte de sus hijos. La falta de límites y el uso abusivo de las nuevas tecnologías han agravado este problema.  

Insultos continuos, amenazas, contestaciones agresivas, mentiras reiteradas, robos, reacciones violentas e incluso agresiones físicas. Este el calvario que tienen que soportar en su propio hogar miles de padres en España que son víctimas de malos tratos por parte de sus hijos menores de edad.

«Tengo miedo de quedarme a solas con mi hijo», se desahoga una madre en un foro de internet al que acude desesperada por no encontrar una salida a su situación. Su caso, por desgracia, no es el único y cada vez es más común. El número de denuncias de padres que dicen ser víctimas de malos tratos por parte de sus hijos ha aumentado un 223% en los últimos siete años, según los datos que ha dado a conocer el Instituto Internacional de Estudios de la Familia The Family Watch a través de su informe ‘Menores violentos ¿Un tema menor? Violencia filioparental y el uso indebido de las tecnologías’.

Según este informe, el problema de la violencia en los menores de edad se ha agravado de forma alarmante en la última década. Si en 2007 el número de padres que denunciaba a sus hijos por agresión era de 2.683, en 2014 se registraron alrededor de 6.000 denuncias, según datos procedentes de la Fiscalía General del Estado.

Este fenómeno conocido como violencia filioparental supone un problema mayor cuando se ve acompañado del silencio, el sentimiento de culpa y la vergüenza de las víctimas, que no se atreven a denunciar a sus propios hijos y se conforman con aguantar, aunque el tiempo suele ser un factor que solo empeora este tipo de conductas.

Ausencia de los padres y falta de límites

Sonsoles Vidal, directora académica del estudio de The Family Watch, sostiene que el uso abusivo de las nuevas tecnologías es uno de los grandes responsables del aumento de las conductos violentas de los menores. En algunos casos, la dependencia de los jóvenes a las nuevas tecnologías es tan alta que la privación de éstas puede ser el detonante de un acto violento.

Vidal advierte del peligro de la «normalización» de la violencia, aunque existen otras causas de este fenómeno como la falta de control parental, el consumo de drogas y la falta de límites provocada por la prolongada ausencia de los padres. Por este motivo, los responsables de este estudio piden a los padres que eduquen a sus hijos con responsabilidad y que les enseñen a utilizar las nuevas tecnologías.

«Están solos en casa, hay horarios muy largos de trabajo, pasan mucho tiempo en la calle y su ocio pasa por la tecnología», explica la directora del estudio, al tiempo que señala que los menores tienen una «niñera electrónica en casa» que no les controla y que el consumo de tecnología en solitario da lugar al conocido como «botellón electrónico».

Un análisis que coincide con el realizado por Javier Urra, autor del libro El pequeño dictador, quien explica que «algunos psicólogos y pedagogos han transmitido el criterio de que no se le puede decir no a un niño, cuando lo que le neurotiza es no saber cuáles son sus límites, no saber lo que está bien y está mal».

El informe de The Family Watch también señala que la violencia filioparental afecta sobre todo «a las clases medias y altas», aunque se han registrado casos en los últimos años en todas las capas sociales.

Miedo y vergüenza a la denuncia

A pesar del aumento de las denuncias por violencia filioparental producidas en los últimos años, hay muchos casos que no se ponen en conocimiento de las autoridades por miedo a que suponga un «estigma» para la familia.

La vergüenza de los padres que no quieren reconocer que se ven incapaces de controlar a sus hijos o que incluso tienen miedo de ellos provoca que la vía judicial sea el último recurso a la hora de afrontar este problema. Vergüenza que se une al sentimiento de culpabilidad y hace que sea difícil conocer las cifras reales de los casos de este tipo de violencia.

Sin embargo, poner el caso en manos de las autoridades y de los expertos facilita la resolución de estas situaciones. Según los datos recabados por The Family Watch, tan sólo en la Comunidad de Madrid el porcentaje de reinserción de los menores condenados por agredir a sus padres es del 95%. La ‘Guía de Intervención para Familias’ de este instituto también es un recurso al que pueden recurrir los padres que se encuentren con este problema.

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