Estrictos y rigurosos controles médicos, niños abortados y numerosas esterilizaciones involuntarias siguen realizándose en este país cada día, donde poco ha cambiado desde que la política del hijo único se suplantó por la de los dos hijos.
Cuando el pasado octubre China anunciaba el fin de la política del hijo único, todo parecía apuntar a que las circunstancias de las familias iban a mejorar en el país asiático. Incluso se habló de la creación de un cuerpo policial encargado de desarrollar un programa educacional para ayudar a los niños de los pueblos más rurales. Sin embargo, a pesar de que todo parecían buenas noticias, muy poco ha cambiado desde que esta política se suplantó por la de los dos hijos.
Estrictos y rigurosos controles médicos, abortos forzados y numerosas esterilizaciones involuntarias siguen realizándose en este país cada día, lo que demuestra que la nueva política no ha frenado la violación de los derechos humanos, en un país donde la libertad de las familias es inexistente y donde el gobierno chino continúa controlando la vida de los ciudadanos.
El gobierno del gigante asiático desarrolla distintas acciones para asegurar que se cumpla esta nueva política, que continúa siendo igual que la anterior. Si una pareja desea tener un hijo, primero deberá conseguir una aprobación oficial emitida por el Estado. Es por esto por lo que cualquier mujer que esté en edad de concebir un hijo, deberá someterse, de manera obligatoria, a cuatro pruebas anuales para demostrar que no se han quedado embarazadas “sin permiso”.
La fundadora y presidenta de “Women’s Rights Without Frontiers”(Derechos de las Mujeres Sin Fronteras) señala que “las mujeres chinas continúan siendo esterilizadas después del segundo hijo y que el tercer hijo sigue siendo abortado”.
Por su parte, el gobierno del gigante asiático defiende que esta nueva política es lo mejor para la sociedad y para controlar la superpoblación, y aseguran que tener más de dos hijos haría que el nivel de vida de los padres descendiera, algo que no sería bueno ni siquiera para los niños.
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