«Llámame anticuado, pero tiendo a pensar en las personas con penes como hombres«, aseguró Ian McEwan en una conferencia en Londres en la que sostuvo que el sexo tiene una base biológica. Ian McEwan, conocido novelista inglés, ha sido la nueva víctima de la dictadura de la ideología de género. El novelista ha sufrido un linchamiento público por atreverse a poner en tela de juicio algunos de los postulados de las teorías de género, especialmente las referentes a la transexualidad. En una conferencia en Londres, McEwan criticó los extremos a los que había llegado esta ideología que defiende que una persona puede elegir su identidad personal como quien elige y toma el producto que desea consumir de la estantería de un supermercado. «Algunos hombres en plena posesión de un pene, ahora se están identificando como mujeres y exigen entrar en los colegios que son sólo para mujeres y cambiarse en los vestuarios femeninos», afirmó McEwan durante su intervención, poniendo sobre la mesa el mismo debate que se está produciendo en países como España o Estados Unidos donde se elaboran nuevas leyes de transexualidad. «Llámame anticuado, pero tiendo a pensar en las personas con penes como hombres«, sostuvo el escritor. Asimismo, defendió que «el sexo tiene una base biológica» y criticó el «victimismo» con el que se expresan algunas reivindicaciones de los transexuales. Sus declaraciones le costaron una auténtica avalancha de críticas y ataques vertidos en las redes sociales y en algunos medios de comunicación que se hicieron eco de la noticia. Raro, intolerante o «transfobo» fueron algunos de los calificativos más suaves que recibió McEwan por asegurar que el sexo tiene una base biológica y que los genitales masculinos están relacionados con el hecho de ser un hombre. Desde las asociaciones LGBT se criticó la «extraña visión del mundo» del novelista y se pidió su rectificación. Una de estas asociaciones, Stonewall, condenó los «puntos de vista desinformados» del escritor. «La complejidad de la identidad de género va más allá de los genitales», argumentaba la asociación a través de un comunicado emitido en defensa de las personas transexuales. A causa del linchamiento público, McEwan rectificó su postura y pidió disculpas a través de una carta enviada al diario The Guardian. A pesar de denunciar que había sido «crucificado» a través de las redes sociales, McEwan finalmente se rindió al pensamiento políticamente correcto y escribió un artículo titulado «La biología no siempre es el destino».
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Esta sociedad se está haciendo tan hedonista que ni siquiera está dispuesta a tolerar argumentos contrarios a la satisfacción de sus caprichos; llegándose a empeñar hasta en llevar la contraria a la misma biología. Pretende que no existen desviaciones sicológicas de tipo sexual, como la disforia de género, y que, por lo tanto, no hay nada que corregir; excepto a quienes pensamos lo contrario, o el cuerpo de quien no acepta su sexo. Se busca una felicidad engañosa y efímera, que, en realidad, está llevando a alcanzar las más altas cotas de infelicidad, soledad, depresión y suicidio.
Por decirlo de alguna forma, la ideología imperante durante ese gobierno que ya casi lo tenemos encima, de un dictador mundial (anticristo, si queremos llamarlo así), la filosofía dominante no será otra que la ideología de género.
De personas con comportamientos sexuales corruptos por sucios, sodomitas y pedofilos, no pueden generar sociedades, libres, limpias, transparentes y democraticas, es decir que luchen contra la corrupción de cualquier tipo. Serán sociedades enfermas por degeneradas.
La principal contradiccion del ser humano con otras especies es nuestro exagerado exceso de tendencias subjetivas, biologicamente lento, culturalmente inalcanzable, somos nuestros propios enemigos.