Cientos de menores rumanos, vendidos por sus padres a las mafias

100 euros al mes es el precio que pagan las organizaciones criminales para explotar a menores de entre 14 y 17 años en ciudades europeas como Madrid.  Sus padres los venden o alquilan por 100 o 150 euros al mes a las mafias para que delincan en países europeos. Esta es la trágica historia de cientos de menores rumanos abocados a la mendicidad y a la delincuencia que relata el diario ABC. En la Comunidad de Madrid, el 95% de las mendicidad está controlada por mafias rumanas. Según declaraciones de fuentes policiales recogidas por el diario ABC la Fiscalía de Menores «hace la vista gorda y no actúa contra los explotadores, a los que debería imputar». Para estas mismas fuentes la actuación de la Fiscalía en estos casos «es una vergüenza». Según informan fuentes policiales, en Madrid hay diez mafias dedicadas a la mendicidad infantil que utilizan a menores rumanos vendidos por sus padres. Cada mafia suele contar con 10 o 15 menores de entre 14 y 17 años que son explotados en las calles madrileñas. Los menores conviven con los miembros de estas mafias, que se hacen pasar por sus familiares o tutores legales, en zonas de Madrid como el Gallinero o la Cañada Real. Cuando son detenidos por la Policía, los miembros de estas organizaciones acuden en su busca fingiendo ser familia del menor. Los menores suelen actuar en zonas céntricas como Sol, Gran Vía, Paseo de la Castellana o el Parque del Retiro. En estos lugares se dedican a robar a los viandantes a través de distintas técnicas como desplegar un plano en las terrazas de los bares y también han comenzado a actuar en el Metro de Madrid donde son conocidos como «clan de las bosnias». Las mafias también obligan a los menores a pedir limosna o limpiar los parabrisas de los coches, llegando en ocasiones a robar en los vehículos. Los menores tienen que terminar la jornada con una cantidad de dinero determinada por los miembros de la mafia, que llegan a utilizar la violencia física en caso de incumplimiento. En el caso de ser detenidos por la Policía, si los menores tienen menos de 14 años suelen ser recogidos por sus explotadores en los centros de acogida. Cuando han cometido un delito, son enviados a centros de internamiento en régimen abierto, donde permanecen pocos días.