Tanto el Episcopado como la Arquidiócesis de México han comunicado que no se interpondrán al proceso de expropiación de la nueva Basílica de Guadalupe por el que pasará a formar parte del patrimonio inmobiliario federal. El proceso de la nacionalización de la Basílica, conocido como el “Templo Nueva Basílica de Guadalupe, Atrio y Anexos”, está a punto de dar el pistoletazo de salida. Con la aprobación y apoyo de la Iglesia Católica, el gobierno mexicano tiene vía libre. Aunque este recinto mariano no está inscrito en el Registro Público de la Propiedad desde su inauguración en 1979, cabe destacar que la iglesia no puede reclamarlo como suyo, ya que de acuerdo con la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público, los templos abiertos al culto antes de la reforma de 1992 – año en que se concretó la reforma en materia religiosa impulsada por el expresidente Carlos Salinas de Gortari- deben de pasar a manos del Estado.
Cabe destacar que la nacionalización de la Nueva Basílica de Guadalupe -dirigida actualmente por el sacerdote Enrique Glennie Graue- comprendería el edificio del Atrio, además de algunos “Anexos”, que no han sido especificados. Esto significa que solamente se expropiaría “la construcción”, mientras que la liturgia continuaría bajo la tutela del Arzobispado Primado de México y de la Conferencia del Episcopado Mexicano.
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Los obispos son conscientes de que ningún gobierno hará nada contra la Basílica por lo que no es ningún problema
Es la misma actitud que la de Santo Tomás Becket. Igualita, ¿a qué si?
En Francia el gobierno hizo las expropiaciones en los años fatales de la Revolución del 1789 y de nuevo con la ley del año 1905 en la época de la Tercera República particularmente anticatólica y masónica. Un siglo más tarde, y con los problemas económicos del país y el mal uso de los impuestos, con el clientelismo electoralista, la prevaricación, el precio del terreno donde en general se encuentran las iglesias, la subordinación a intereses no estrictamente nacionales, etc. los edificios religiosos expropiados a sus verdaderos propietarios, los católicos, se encuentran ahora y muchas veces en muy lamentable estado. Unos dicen que si los católicos siguiesen siendo propietarios no podrían entretenerlos, demasiado caro. Otros piensan que hubo muy mala gestión por parte del estado que ahora va a decir que los templos se encuentran en un estado tan degradado que ya no es posible entretenerlos y que es mejor derrumbarlos o venderlos (otro uso) y sólo guardar los edificiosmás hermosos casi como pieza de museo con los turistas ya que los católicos practicantes son cada vez menos numerosos. Y basta. Pero claro que las cosas no se dicen así. Entonces ojo con las propuestas de los políticos.
Entre masones no se van a pisar la manguera…
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Por cierto, menuda bazofia modernista de basílica. Parece un circo. Desde luego, quienes la dirigen en México son unos payasos, aunque gracia no hagan ninguna. ¿Habrá algún templo más ofensivo a Dios en la Roma modernista? Sobra la respuesta: seguro que sí, porque en la Roma modernista todo es posible.