‘Me tenían totalmente prohibido dejar que las mujeres vieran la pantalla durante el aborto’

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IMG_4090 Patricia Sandoval, ex trabajadora de Planned Parenthood, cuenta a INFOVATICANA qué se esconde detrás del negocio del aborto: «Me entrenaron para engañar a las mujeres y cuando me fui, me metí en la droga para aliviar mi dolor».  Tenía 19 años cuando se quedó embarazada por primera vez. Presa del miedo al futuro y al qué dirán, acudió a una clínica de Planned Parenthood en California donde le convencieron de que abortar era la mejor opción y que no estaba haciendo daño a su hijo, sino deshaciéndose de un montón de células que le impedirían continuar con su vida. Después del primer aborto vinieron otros dos, y poco a poco algo fue rompiéndose dentro de ella. Así lo cuenta ahora, años después, cuando ha sido capaz de perdonarse a sí misma y de escapar de las garras de las drogas a las que se hizo adicta a causa del sentimiento de culpabilidad. Tuviste hasta tres abortos con tan solo 19 años, ¿qué te llevó a tomar esa decisión? Porque pensé que era muy joven, tenía 19 años. Tenía sueños, quería tener éxito, quería acabar mi carrera. El embarazo para mí era el final de mi vida. Era estar atada, no poder ser nada. Aborté por miedo y egoísmo. ¿Por qué empezaste a trabajar en una clínica de Planned Parenthood en California? Después de haberme practicado tres abortos, uno de ellos en una clínica de Planned Parenthood, yo tenía la mejor opinión de ellos. Pero cuando comencé a trabajar allí me entrenaron para engañar a las mujeres. Me enseñaron cómo mentir, cómo cambiar el vocabulario, cómo disfrazar las cosas… ¿En qué consistía tu trabajo en la clínica abortista? Yo preparaba a las mujeres para sus abortos, les decía que yo había tenido tres abortos y que estaba bien, pero no era verdad, yo no estaba bien. Me tenían prohibido usar las palabras bebé, él, ella, mamá o papá. Y me tenían totalmente prohibido- eso era lo más importante para ellos- dejar a las mujeres ver la pantalla, ver al feto. Cuando empezaste a trabajar en la clínica admirabas la labor de Planned Parenthood, ¿por qué cambió tu visión de las cosas? Después de asistir al primer aborto pensé que me encontraría con una bolsa de células. Pero cuando la enfermera empezó a sacar con unas pinzas los brazos, las piernas, la cabeza de los bebés me di cuenta de la verdad: que me habían engañado a mí, que todo era un negocio y que eran seres humanos, no una bolsa de células. Entendí por qué no dejan ver las pantallas. ¿Qué sentiste la primera vez que presenciaste un aborto en la clínica? La primera que ayudé a practicar un aborto de un bebé pensé: «Yo maté a mis bebés». No evacué una bolsa de células, era un ser humano. Me dolió muchísimo y me di cuenta de lo que había hecho, que había matado a mis tres hijos. Seguí trabajando un mes en la clínica pero para mí era un tormento. Esa experiencia, trabajar en esa clínica, fue muy traumático para mí. Y lo más traumático fue la actitud de mis compañeros. Ellos podían hablar del almuerzo mientras cogían partes de bebés, los médicos podían cantar y preguntarme qué tal el fin de semana durante el aborto. Ellos también son víctimas del aborto, sus emociones han quedado bloqueadas. ¿Trabajabais con objetivos concretos? ¿Qué indicaciones te daban para tratar a las mujeres? Teníamos que hacer 25 abortos al día. Era importante que las chicas no se fueran, porque muchas tenían miedo o lloraban y se querían ir de la clínica y nosotros teníamos que tranquilizarlas y asegurarnos de que abortaran. No había otra salida, no había otra opción. No te dan información, te dicen que es una bolsa de células, que es lo mejor para ti, y lo aceptas porque tienes miedo. ¿Crees que en una clínica abortista se trabaja por defender los derechos de las mujeres?  No, es simplemente un negocio, totalmente. En la clínica nos lo decían claramente: «No dejéis ver la pantalla, no digáis esto, hoy tenemos que obtener tantos abortos, tenemos que obtener tanto dinero, el aborto no puede durar más de cinco minutos porque perdemos dinero…». ¿Qué hacíais con los niños que habían sido abortados? Los tiraban a la basura. Sacaban las partes del vientre de la mujer, era como un rompecabezas, empezaban a armar las piezas del bebé despedazado y después de reunir las partes las tiraban a la basura y las metían en un congelador porque en California es ilegal tirar a las bolsas de la basura partes humanas. Me decían: «Patricia, una mujer puede meterse detrás de la clínica, donde están los cubos de basura y encontrar las partes de los bebés allí». Lo congelan y todos los meses una empresa se encarga de tirarlo en el vertedero. Para ti, trabajar en Planned Parenthood suponía una oportunidad para tu carrera, ¿por qué decidiste dejarlo? Lo dejé porque entró una joven de 16 años que estaba embarazada con gemelos y estaba de seis meses. Y lo dejé porque me dio mucho miedo ver a bebés de seis meses de gestación despedazados. Sufrí muchas consecuencias por haber trabajado ahí: me metí en la droga para aliviar mi dolor y me hice adicta a la cocaína. Estuve tres años tirada en la calle, perdida, por lo que había hecho con mis hijos y con los hijos de otras personas. ¿Cómo conseguiste escapar de las drogas y del sentimiento de culpa? Me ayudó mucho la fe, el perdón de Dios, la misericordia de Dios, perdonarme a mí misma y entender que mis hijos me perdonaban también. También el amor de mi familia. Tenía que volver a entender mi valor como mujer, como ser humano, entender que soy valiosa. También me ha ayudado mucho vivir la pureza, es algo que me ha ayudado a sanar. Algunas mujeres después de abortar afirman que no se arrepienten… ¿Tú tienes secuelas de tu aborto? No es verdad, pueden decir que sí pero no es verdad. He trabajado con miles de mujeres que han abortado y no he conocido a ninguna que me haya dicho «Yo me beneficié después de un aborto». Siempre quedan secuelas. Yo todavía tengo miedo cuando pienso en quedarme embarazada y que el niño no salga bien. Y siempre pienso en el aniversario, pienso «mi hijo habría tenido esa edad»…Es algo de mi pasado que nunca se va a borrar. Y el padre de tus tres hijos, ¿sabía qué habías abortado? No, no lo sabía. Le pedí perdón, le dije la verdad, que había tenido tres abortos. Me costó muchísimo decírselo pero me ha perdonado. Él no sabía que yo había abortado tres veces, le afectó muchísimo y me dijo que esperaba poder sanarlo algún día igual que yo. En estos casos, el hombre no tiene derecho sobre la vida. He conocido casos de hombres que se sentían impotentes porque no habían podido hacer nada para salvar la vida de sus hijos. Al contar tu historia siempre destacas que mantienes una relación con tus hijos… Fui a un retiro espiritual para sanar algunas secuelas y poder perdonarme. Y durante ese retiro me di cuenta de que le había hecho mucho daño a muchas mujeres, a familias, a mi familia y que había destruido mi vida y la vida de mis hijos. Pedí perdón a mis hijos y les prometí hacer algo para defender la vida y sé que me están esperando en el cielo y sé que están conmigo en esta misión, que están conmigo y que no estoy sola. En los últimos meses, se han publicado una serie de vídeos que apuntan a que Planned Parenthood trafica con los órganos de los bebés abortados. A los autores de estos vídeos se les ha tachado de manipuladores y mentirosos y ahora se enfrentan a la Justicia… Lo primero, quiero honrar a David Daleiden por lo que ha hecho. Ha tenido el valor de desenmascarar la verdad. Se necesitaba que alguien entrara con cámaras ocultas en las clínicas para que la gente pudiera conocer la verdad, lo que les sucede a los no nacidos. Comprobar que son seres humanos, que no son bolsas de células y que se está traficando con sus órganos. A pesar de ser un escándalo, los grandes medios han callado ante la acusación de tráfico de órganos al gigante del aborto. ¿Por qué Planned Parenthood tiene tanto poder en Estados Unidos? Porque tienen el apoyo de los políticos, porque dan a entender que están a favor de la mujer, dicen que se dedican a la planificación familiar, que hacen mamografías para prevenir el cáncer y eso es mentira. Ellos necesitan abortos, necesitan cierto número de abortos por año y por día. Su estrategia es meterse en las universidades, ser los educadores sexuales de los jóvenes y regalarles los anticonceptivos más corrientes que haya para que fallen y tener más abortos. Esta es la estrategia que siguen… Su estrategia es ponerse cerca de las universidades, regalar a los jóvenes anticonceptivos que van a fallar y lo único que tendrán que hacer los jóvenes es ir a sus clínicas a abortar. Ahora, además, Obama quiere poner una ley por la que cada colegio y cada universidad en todo Estados Unidos tenga una oficina permanente de Planned Parenthood. Así los jóvenes pueden tener anticonceptivos cuando quieran y concertar sus citas para el aborto cuando quieran. En los últimos meses, doce estados han retirado la financiación a Planned Parenthood. ¿Podemos hablar de un cambio de la actitud de los políticos respecto al gigante del aborto? Ha habido cambios positivos, a muchas clínicas se les ha retirado la financiación e incluso muchas han tenido que cerrar. El escándalo destapado por David Daleiden ha sido una cosa muy buena, ha abierto los ojos de mucha gente. Pero si Hillary Clinton llega a presidenta las cosas van a empeorar. California es el estado en el que puedes abortar hasta los nueve meses, tiene una leyes sobre el aborto donde las niñas puede abortar sin el consentimiento de sus padres. Clinton quiere que las leyes del aborto de California se extiendan a todo Estados Unidos. Si ella gana nos espera una cultura de muerte. ¿Es inevitable que el aborto siga siendo una realidad legal en nuestra sociedad? No, debemos seguir luchando. Polonia es un ejemplo muy bueno. Con el comunismo se legalizó el aborto pero después se quitó la ley y ahora Polonia es un país completamente provida. Eso da mucha esperanza para otros países. Puede pasar en Estados Unidos, puede pasar en España, puede pasar en México, pero hay que seguir luchando y alzar más la voz. Nosotros estamos pagando con nuestros impuestos los abortos y eso es una injusticia, tenemos que luchar. Tengo la esperanza de que esta generación sea la generación que termine con el aborto.  Una encuesta de Gallup realizada en 2010 mostraba una disminuciónen del porcentaje de jóvenes que apoyan que el aborto. Se habla de una nueva generación que cada vez apuesta más por la vida, ¿tú tienes esa percepción? Yo creo que sí. Llevo muchos años participando en la marcha por la vida y la primera vez que participé asistieron veinte mil personas. Este último año fueron ochenta mil. Creo que nos estamos dando cuenta de qué es el aborto y se está incrementando el número de personas provida en Estados Unidos.

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Comentarios
2 comentarios en “‘Me tenían totalmente prohibido dejar que las mujeres vieran la pantalla durante el aborto’
  1. Mucho cambiaria el tema del aborto si los videos que hay sobre el tema se pasaran por alguna cadena de Tv.Ninguna (ni siquiera la 13) esta por la labor.?Por que sera?

  2. Francisco, estoy de acuerdo contigo.
    El tema es tan brutal que nadie se atreve.
    Son cobardes
    Al menos la Cope debia proyectar esas imagenes.Pero no, esa cadena se limita a transmitir las majaderias que se le ocurren a su divo, Herrera.
    No he visto un fichaje tan nefasto como el de este caballero
    Lastima que el Sr. Exposito no siga al frente del programa de la mañana.El si que es un señor, y no esa monada engolada

    En que estaran pensando los responsables de la Iglesia?
    De momento ni un centimo de mi bolsillo.Y las cuentas claras
    ¿estamos?

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