Hope, un niño nigeriano que fue abandonado por sus padres, se cruzó en el camino de la voluntaria Anja Ringgren, quien desde ese instante no se separó de él. Hoy, unos meses más tarde, el mundo se hace eco del milagro de este pequeño que estuvo a punto de morir de hambre. Hope es el nombre que le puso la ONG con la que colaboraba Anja, la mujer que le salvó la vida. El pequeño fue abandonado por sus padres ya que había sido acusado de brujería. «Miles de niños están siendo acusados de brujería y hemos visto torturas, muertes y niños acobardados. Es por esto por lo que sigo luchando. Por lo que he vendido todo. Y por lo que me he mudado a este lugar», explicaba hace unos meses la voluntaria danesa Anja Ringgren.
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¡¡¡Atención al brazo de la mujer que le da agua!!! ¿Veis los tatuajes? Mmmmm… esa mujer tiene una pinta de perroflauta que tira para atrás. ¿Verdad? Hago el comentario porque es algo que he observado con mucha frecuencia: Voluntarios ayudando a inválidos, gente con problemas mentales, mayores, etc… con rastas, tatuajes, piercings, etc… obviamente en el otro lado del espectro social, entre los rojos-ateos.
¡Gloria a Dios! Tak, Anja Ringgren! Gracias por amar a este angelito rechazado por todos y transformar una vida desahuciada en esperanza para el mundo, el Señor te bendiga y nuestra Madre del Cielo te cuide.
Sinceramente, pienso que a la mayoría de nosotros la protagonista de esta noticia nos lleva la delantera a la hora de entrar en el reino de los cielos. Sea o no cristiana esta gran mujer nos da una lección de entrega y sacrificio por el prójimo y de fidelidad al mandamiento nuevo que nos dejó nuestro Señor. Gracias INFOVATICANA, un abrazo a todos.