El Rector Mayor de los Salesianos, Ángel Fernández, solicita un “momento muy intenso de fe y de oración” este Jueves Santo por el padre Tom Uzhunnalil, cuyo paradero todavía es desconocido. Tom Uzhunnalil, sacerdote salesiano de origen indio, fue secuestrado el pasado 4 de marzo por los yihadistas que acabaron con la vida de cuatro misioneras de la caridad y otras doce personas en Yemen. Aún se desconoce cuál ha sido el destino de este sacerdote, aunque todo parece confirmar que sigue con vida y en manos de los terroristas. En un mensaje difundido a través de un vídeo, el Rector Mayor de los Salesianos, Ángel Fernández, ha pedido que el Jueves Santo sea un “momento muy intenso de fe y de oración” por este sacerdote, que se cree podría estar siendo torturado por sus captores, aunque esta sospecha no ha sido confirmada por los salesianos. El pasado 20 de marzo, las Hermanas Franciscanas de Siessen publicaron en su cuenta de Facebook que, según información de la congregación salesiana, el padre Tom estaba siendo torturado y que sus captores tenían la intención de crucificarlo el Viernes Santo. A partir de ese momento, se ha iniciado a través de las redes sociales una campaña de oración por el padre Tom y por todos los cristianos perseguidos que son torturados y asesinados a causa de su fe. Sin embargo, los salesianos han negado que la información sobre la posible crucifixión del padre Tom sea cierta, ya que no han tenido ningún tipo de noticia sobre la situación del sacerdote. Gracias al testimonio de sister Sally, única superviviente de la masacre de Yemen, se ha podido conocer lo sucedido aquel trágico 4 de marzo. El padre Tom, al escuchar los gritos provocados por el ataque yihadista, acudió al sagrario de la capilla del convento para consumir todas las hostias consagradas y evitar que fueran profanadas. Sin embargo, no tuvo tiempo de consumir la hostia consagrada de la custodia, por lo que la disolvió en agua. El sacerdote fue capturado por los terroristas que lo obligaron a introducirse en un coche y hasta ahora se encuentra en paradero desconocido. Los asaltantes, que no pudieron profanar las formas consagradas, sí consiguieron provocar grandes destrozos en la capilla. La imagen de la Virgen, el crucifijo, el altar, el tabernáculo, el atril, los libros de oración y las biblias, sí fueron destruidos por los yihadistas.
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