Por iniciativa de su párroco, el padre Ángel, la «Camilla de la Misericordia» prestará a atención sanitaria a las personas sin hogar. La iglesia de San Antón inaugurará el Domingo de Ramos la «Camilla de la Misericordia», una especie de casa de socorro en la que médicos y enfermeras voluntarias ofrecerán un servicio de diagnóstico, primeros auxilios y orientación sanitaria a las personas sin hogar. Se trata de una novedosa iniciativa puesta en marcha por el padre Ángel y el presidente de la Sociedad Española de Pediatría Social, Jesús García Pérez, quien, desde hace dos meses, acude un día a la semana a San Antón para realizar exploraciones de atención primaria a los «sin techo». Este médico voluntario presta sus servicios en una pequeña sala de la parroquia pero a partir de ahora contará con la ayuda de Consuelo Peciña, una monja mercedaria de la Caridad que estudió Medicina Tropical y que ha ejercido de enfermera en países como Ruanda y Haití. Junto a ellos está el padre Ángel, quien ha explicado a EFE su empeño en que «esta iniciativa de misericordia crezca» y, por eso, el próximo día 20 inaugurará la «Camilla de la Misericordia», a semejanza del ‘miniambulatorio’ que el Papa Francisco ha abierto en el Vaticano. «Esta idea tan bonita de la camilla» -ha dicho- no nace como un dispensario ni pretende ser un centro de salud, sino que se plantea, sencillamente, como un servicio de diagnóstico, primeros auxilios y, sobre todo, orientación sanitaria para las personas sin hogar. Varias farmacias donarán los medicamentos y cuando la «camilla» no disponga de las medicinas para la sintomatología del paciente, el doctor García Pérez, la religiosa y el padre Ángel le orientarán para que acuda a la Seguridad Social. «Aunque hoy por hoy en la ciudad de Madrid no se le niega a nadie la consulta médica, muchas personas que carecen de casa o de buena salud tampoco tienen, al no estar empadronados en ningún domicilio, un médico de familia de la Seguridad Social asignado, ni la costumbre de acudir a los servicios de urgencias», ha dicho el también presidente de Mensajeros de la Paz. Éste es el principal motivo por el que la «Camilla de la Misericordia» surge en San Antón, donde se ofrece a las personas en situación de calle desayunos y cenas diarias, servicios en los que asearse y un espacio donde conversar «sin sentir vergüenza o rechazo». Con esta nueva iniciativa de la Fundación Mensajeros de la Paz, el equipo de voluntarios de San Antón quiere «completar» la atención integral que brinda a los excluidos de la sociedad. «Para que haya mundo tenemos que ayudarnos, y para ayudarnos tenemos que tener salud», sentencia el padre Ángel. La presentación de esta especie de casa de socorro el Domingo de Ramos se enmarca en la programación que la iglesia de San Antón ha preparado para Semana Santa y cuyos actos religiosos estarán protagonizados por las personas sin hogar que atiende Mensajeros de la Paz: desde el lavatorio de «pies que huelan a pies» del Jueves Santo al Vía Crucis del Viernes Santo. La parroquia también ha organizado un ciclo de charlas sobre la Misericordia que el próximo lunes, día 14, inaugurará el cardenal Lluís Martínez Sistach, así como la presentación del libro «Entrañable Dios», de Xavier Pikaza. El padre Ángel ya tiene en mente otra iniciativa a la que dará forma en los próximos días: que San Antón se convierta en un centro de donación de sangre. Para ello, ha adelantado a EFE, entablará conversaciones con los organismos y las ONG que se encargan de la recogida de sangre para que instalen una unidad móvil en la parroquia. «A San Antón no solo se puede ir a rezar o a pedir perdón, sino también a dar sangre, y, quizá, en lugar de un Padrenuestro pongo de penitencia una donación», ha concluido.
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Leída esta información sobre una nueva iniciativa del Padre Ángel y su equipo, me alegra muchísimo que no veo tendenciosa la información como en otras ocasiones. Espero los comentarios; pero en este mío tengo que empezar diciendo que Ángel me honra con su amistad desde hace años, por eso no puedo -ni quiero- ser imparcial. Gracias a Mensajeros de la Paz salió adelante una residencia de la tercera edad que costó “sangre, sudor y lágrimas” en una de las parroquias que me con gusto tocó servir. En una parroquia rural y creo que es un gran logro, porque los viejos del rural trasplantados al asfalto de la ciudad se secan a los pocos días.: Pero no quiero entretener con cosas concretas, quisiera «filosofar» sobre algo más universal. Sin duda que el padre Ángel metió la pata muchas veces, seguro que alguno de sus muchos proyectos fue un desastre. Seguro que bordeó la legalidad eclesiástica y civil. Seguro que se metió repetidas veces por direcciones prohibidas. Seguro que hizo cosas ni política ni eclesiásticamente correctas. Seguro que si no saliese de la sacristía no metería la pata, pero probablemente ya hace años que estuviese paralítico por anquilosamiento. Seguro que si le preocupase mucho lo que pudiesen decir de él, habría muchísimos esperando un gesto y una obra de misericordia y muchísimos ya no esperarían, porque se habrían muerto. Seguro que si nunca nadie pasase por uno dirección prohibida el mundo no avanzaría. Seguro que si Jesús de Nazaret fuese un fiel cumplidor –no de la Ley- sino de las leyes probablemente muriese con algunos años más confortablemente en su camastro. Seguro que aquel venerable anciano de Nazaret no sería el Cristo, el Señor, y estaríamos esperando todavía al Salvador de todos, no de unos pocos. Seguro que si no fuese por el Señor-Siervo de Yahvhé muerto y resucitado hoy nadie hablaría, para bien o para mal del “conflictivo” Padre Ángel ni de sus “fronterizas” y “excéntricas” iniciativas. A todo ello hay que añadir, según algunos, otro pecado horrendo de esta especie de semicura: ¡Ser amigo del Papa Francisco!
Ya está el p. ángel con uno de sus numeritos. Demasiado protagonismo. No cree en el aserto evangélico de todo el que se humilla será ensalzado. Lo suyo es figurar, un enfermizo afan de protagonismo y de incendiar las redes