¿Por qué Dios permite una posesión demoniaca?

|

exorcismo El famoso exorcista José Antonio Fortea aborda en su nuevo libro, La tiniebla en el exorcismo, la posibilidad de que el demonio sirva como “instrumentum sanctificationis” (“instrumento de santificación”).  David Ramos cuenta en Aciprensa que el Padre Fortea señaló que si a pesar de que se hayan puesto “todos los medios humanamente posibles para la resolución de un caso” aun así “un exorcismo indefinido no da ningún signo de acercarse a su final, entonces téngase en cuenta que Dios puede permitir que una persona porte sobre sí este sufrimiento como expiación por sus propios pecados y para beneficio del resto de la Iglesia”. “La única respuesta a por qué Dios permite tal cosa, es la propia purificación y la santificación”, escribió. El sacerdote español destacó que “si Dios permite la cruz de una enfermedad crónica del cuerpo (como, por ejemplo, la diabetes o la necesidad cada dos días de la hemodiálisis), ¿qué razón encontraremos para que no pudiese permitir este otro tipo de carga sobre la persona, la cruz de la acción extraordinaria del demonio?”. “Desde luego, los episodios en los que los demonios atacan físicamente a los siervos de Dios, los podemos rastrear en la vida de infinidad de santos, desde la antiquísima vida de San Antonio Abad hasta la reciente y bien documentada vida del padre Pío de Pietrelcina”, señaló. El P. Fortea recordó también que “en la vida de Santa Catalina de Siena, la acción maligna de los demonios sobre una ciudad es coartada por la oración y penitencia de la Santa, pero a cambio de que Dios permitiera que los demonios atormentaran el cuerpo de Santa Catalina”. Así como hay casos de “ataques físicos demoníacos provistos de un sentido intercesor pro bono Ecclesiae (para el bien de la Iglesia)”, indicó, también se han producido casos de “auténtica posesión demoníaca” en algunos santos. El famoso exorcista citó en su libro pasajes de Historia de un alma de Santa Teresa de Lisieux, en el que la santa recordó una enfermedad que “provenía, ciertamente, del demonio”, pues “decía y hacía cosas que no pensaba. Parecía estar en un continuo delirio, diciendo palabras que no tenían sentido, y sin embargo estoy segura de que no perdí ni un solo instante el uso de la razón”. El sacerdote español señaló que “este tipo de casos lleva a la conclusión de que el misterio de la posesión excede con mucho en su complejidad, a los esquemas simplistas que la consideran completamente explicada, como fruto de un pecado producido por el esoterismo”. “El sentido teológico de la posesión es bastante más amplio y sus ramificaciones más misteriosas”, advirtió. El Padre Fortea subrayó que “del mismo modo que no en todas las personas la posesión comienza por el pecado, así tampoco la remoción de los pecados graves asegura que una posesión acabe”.

Ayuda a Infovaticana a seguir informando

Comentarios
0 comentarios en “¿Por qué Dios permite una posesión demoniaca?
  1. El padre José Antonio Fortea es un gran sacerdote. Pido a Dios por él, para que le proteja y bendiga y para que le ayude en su labor en bien las almas.

  2. Primero, aun sacerdote se le debe tener respeto como a cualquier ser humano. No hay que olvidar que ellos entregaron su vida a DIOS, y nos dan la confesión, la comunión, nos aconsejan, celebran la SANTA MISA y no nos cobran. Los criticamos algunas veces, pero siempre los llamamos en la hora de la muerte y para celebrar la Misa por el difunto.

    Mire señor yo vi al diablo y no porque sea malo ( creo no serlo ) o por sea excepcionalmente bueno, sino porque lo vi en dos ocasiones. El «dolor, el pecado y la muerte» son fruto de la rebelión de muchos angeles por envidia y soberbia contra el que BUEN DIOS y fueron expulsados del Paraiso. El demonio quiere nuestro mal, porque nos odia, ya que somos criaturas amadas por el SEÑOR y tenemos la posibilidad de conseguir el CIELO ETERNO, y por ello quiere que vayamos al infierno. El demonio es toda » desunión, destrucción, degeneración, y desesperación «, y es culpa del mismo el que tengamos que pasar por esta vida, que es » una mala noche en una mala posada según santa Teresa «. Pero debemos oponernos al mal o al maligno ( llamele como quiera ) con la oración, con el SANTO ROSARIO que es poderosisimo, y si se reza con constancia consigue Ud. toda clase de bienes y le protege a Ud. y a los suyos del mal. Pero hay que rezar el ROSARIO con constancia, no rindiendose nunca. Es más, si quiere ganar el Cielo rece todos los días un rosario o parte de el, y por la calle rece jaculatorias. Mire de lo material no se llevara nada, ni ud. ni yo, ni nadie, solo el BIEN que hayamos hecho en esta vida, » tan breve como una rafaga de viento «, pues los » sudarios no tienen bolsillos ni los ataudes tienen cajones «. Reciba ud. mis cordiales saludos y mi respeto.

  3. A mi me han dicho (no se si será verdad) que profesores en facultades de Teología (que por cierto, dan clases a seminaristas, futuros presbíteros) afirman que la figura del demonio, diablo o satanás no pasa de ser una alegoría simbólica del mal y no hay que entenderlo de manera literal como un ser real que actúa en la vida del hombre.

    También es cierto que a algunos curas no les gusta hablar de estos temas y ni lo afirman ni lo niegan y intentan escurrir el bulto cuando sale el tema del diablo como si tampoco lo tuvieran muy claro.

    Si embargo, el Catecismo trata el tema de forma clara.

  4. Tal vez uno de los mayores triunfos del demonio ha sido hacer creer a muchos hombres que no existe: de esta manera le dejan el camino libre para su acción al no estar atentos para detenerlo.

    El Catecismo de la Iglesia Católica, hablando del pecado original nos recuerda que detrás de la elección desobediente de nuestros primeros padres se halla la serpiente, una voz seductora, opuesta a Dios que, por envidia, los hace caer en la muerte.

    La Escritura y la Tradición de la Iglesia ven simbolizado en la serpiente a un ángel caído, llamado Satán o diablo. La Iglesia enseña que primero fue un ángel bueno, creado por Dios con una naturaleza buena, pero que se hizo malo por la elección libre de rechazar radical e irrevocablemente a Dios y su Reino.

    Su pecado no se puede perdonar, ya que al ser un ser espiritual, sus decisiones son irrevocables. «No hay arrepentimiento para ellos después de la caída, como no hay arrepentimiento para los hombres después de la muerte». [San Juan Damasceno]

    Encontramos un reflejo de esta rebelión en las palabras del tentador a nuestros primeros padres: «Seréis como dioses» (Gn 3,5). El diablo es «pecador desde el principio» (I Jn 3,8), «padre de la mentira». (Jn 8,44)

    La Escritura atestigua la influencia nefasta de aquél a quien Jesús llama «homicida desde el principio» (Jn 8,44) y que incluso intentó apartarlo de la misión recibida del Padre. «El Hijo de Dios se manifestó para deshacer las obras del diablo» (1 Jn 3,8). La más grave en consecuencias de estas obras ha sido la seducción mentirosa que ha inducido al hombre a desobedecer a Dios.

  5. Es decir, que si la enfermedad mental que sufre el paciente es incurable, es posible que sea porque no se puede curar.
    Si ya me parecía a mi…….

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 caracteres disponibles