Ronald Mulkearns ha declarado ante una comisión que cuando dirigía la diócesis de Ballarat no sabía que los abusos sexuales estuvieran condenados por la justicia. El obispo emérito Ronald Mulkearns afirmó hoy que cuando tuvo que afrontar casos de pederastia cometidos por sacerdotes en su diócesis australiana no estaba seguro de que estos abusos eran delito aunque sí que estaban mal, informó la prensa local. Así lo manifestó Mulkearns, de 85 años, por videoconferencia ante la Real Comisión sobre la Respuesta Institucional a los Abusos Sexuales contra Niños, que investiga la repuesta de las instituciones religiosas, públicas y educativas a la pederastia en las últimas décadas en Australia. El que fuera obispo entre 1971 y 1996 de la diócesis de Ballarat, en el estado de Victoria (sureste), dijo que nunca preguntó directamente a los sacerdotes si habían abusado de menores, sino que lo sabía a través de los informes de los psicólogos, según el canal australiano ABC. Sólo en Ballarat, al menos 14 religiosos fueron denunciados por 130 casos de abusos sexuales contra menores desde los años 60, 70 y 80, y muchas víctimas se suicidaron varios años más tarde debido a los traumas. Uno de los sacerdotes pederastas fue Gerald Francis Ridsdale, condenado a 8 años de prisión en 2014 por decenas de casos de pederastia, incluido contra su propio sobrino, entre 1961 y 1981. Durante décadas, los supuestos pederastas eran trasladados a otra diócesis por las autoridades eclesiásticas, pero nunca se denunciaban a la Policía. «Realmente no sabía qué hacer o cómo hacerlo. Había problemas con los sacerdotes en la diócesis y yo no supe afrontarlo tan bien como debería. Y me gustaría decir que lo siento terriblemente por no haber hecho entonces las cosas de forma diferente», indicó el ex obispo ante la comisión en Sidney. Mulkearns señaló que decidió retirarse por este motivo en 1997. El próximo domingo por la noche (lunes por la mañana en Australia), el cardenal australiano George Pell, actual prefecto de la Secretaría de Economía de la Santa Sede, tiene previsto declarar por videoconferencia ante la comisión desde Roma, hasta donde se trasladará un grupo de diez víctimas de Ballarat. La Real Comisión ha citado al prelado en relación a varios casos de pederastia denunciados en Ballarat, donde Pell nació (1941) y ejerció como sacerdote desde 1973 hasta 1983, antes de ser nombrado arzobispo de Melbourne (1996) y luego de Sídney (2001)
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La ignorancia de la ley no exime su cumplimiento. Pero además, en este caso, la
ignorancia de las normas no le capacita para desempeñar cargo de responsabilidad
en la jerarquía eclesiástica. Debería ser apartado de inmediato por estas
declaraciones.
A los sacerdotes juzgarlos y, si se encuentran culpables, a la carcel. No puede
haber homosexuales sacerdotes. Los que defienden la homosexualidad dentro
del sacerdocio aquí tienen la respuesta. Pero es que además son mariconas.
Unos padres desconfiaría de dejar la catequesis en manos de esta gentuza.
Esto es lo que hace desconfiar de los sacerdotes. Las manzanas podridas
han hecho mucho daño a la Iglesia. Todas las mariconas que han cometido
abusos a la carcel. Limpieza ya. La más mínima insinuación hay que analizarla.
Que no haya sospechas. Hay que recuperar la confianza en los sacerdotes.
Por unos cuantos casos se perjudica a toda la Iglesia. El lobby gay está muy
interesado en tener miembros en todas las instituciones. Son pocos en
proporción a la población mundial, pero para hacer más ruido se
aprovechan de las mariconas y sus actos repulsivos.
Mucho daño están haciendo a las familias y mucho daño a los niños
acosados, destrozados y, en algunos casos, que han terminado en el
suicidio. A la carcel con esta gentuza.
Nunca pude imaginar que la masonería estuviera tan profundamente infiltrada en la Iglesia y, además, en todas sus estructuras.