Mindfulness, ¿ayuda a la oración o peligroso sincretismo?

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En los últimos años, algunas comunidades religiosas se han sumado con entusiasmo a la enseñanza de técnicas orientales para mejorar la meditación cristiana, como por ejemplo el mindfulness.

La Congregación para la Doctrina de la Fe, en una carta a los obispos católicos sobre algunos aspectos de la meditación cristiana, advertía que “con la difusión actual de los métodos orientales de meditación en el mundo cristiano y en las comunidades eclesiales, se encuentra frente a una renovación aguda de la tentativa, no exenta de riesgos y errores, de mezclar la meditación cristiana y la meditación no cristiana”.

¿Qué es el mindfulness?

En los últimos años, ha crecido el número de comunidades religiosas y parroquias católicas que se han sumado al fenómeno del «mindfulness» o técnica de atención plena, una práctica que constituye la esencia de las meditaciones budistas. La reciente fascinación de Occidente por la espiritualidad oriental ha llegado a algunos sectores de la Iglesia católica, desde donde se promueve que la meditación y la oración cristiana se puede ver favorecida por la influencia de algunas prácticas tradicionalmente budistas que facilitan la concentración y la atención plena.

Por este motivo, cada vez son más las casas de ejercicios y las parroquias que ofrecen actividades para enseñar a los fieles católicos la práctica del mindfulness, una técnica oriental que tiene su origen en la tradición budista y que consiste en tomar conciencia de la realidad y el momento presente.

¿Cómo se practica?

Según dicen los entendidos con esta técnica se busca alcanzar un estado profundo de conciencia. Para ello se usan diversos ejercicios en los que conseguir una conciencia relajada y no juiciosa de los pensamientos, sensaciones y emociones. Realmente no existe un ejercicio oficial para practicar el mindfulness, simplemente hay que intentar conocer que ocurre dentro de nosotros momento a momento. Varios artículos apuntan a que se practica durante unos 30-40 minutos al día en un lugar donde no haya ruidos y la temperatura sea agradable.

Un ejemplo de esta nueva moda se encuentra en la comunidad de las monjas trinitarias del Monasterio de Suesa, que ofrecen una actividad del 26 al 28 de febrero que recibe el sugerente nombre de «Mindfulness en el camino espiritual». La actividad estará dirigida por Vicente Simón, especialista en la práctica de mindfulness y en la enseñanza de la meditación y se informa a quien quiera participar que «la Comunidad de Monjas Trinitarias, acompañará la liturgia, recreando a través de la misma lo expuesto en los encuentros».

¿Qué dice la Iglesia?

A pesar de la proliferación de este tipo de prácticas en el entorno católico para favorecer la oración, el Catecismo de la Iglesia católica previene contra el «concepto erróneo sobre la oración» que la considera «una simple operación psicológica» o «un esfuerzo de concentración para llegar a un vacío mental». Asimismo, la Congregación para la Doctrina de la Fe advierte que “para evitar caer en un pernicioso sincretismo” se deberán revisar cuidadosamente estas prácticas, para evitar generar confusión entre los fieles y no desviar la oración de su verdadero objetivo que es el encuentro con Cristo, y no la relajación o la mera calma de los sentidos.

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Comentarios
8 comentarios en “Mindfulness, ¿ayuda a la oración o peligroso sincretismo?
  1. Es la Iglesia en la mayor de las desorientaciones. A todos estos les hace falta unos buenos ejercicios espirituales ignacianos. A Una Iglesia desorientada porque le da la gana, porque quiere desorientarse a sí misma, le corresponde, Dios da, un Papa desorientado y desorientador.

  2. Bien! Ya era hora de que alguien autorizado alzara la voz contra el mindfulness! Lástima que no hayan entrado a fondo a explicar que está técnica es ocultismo puro, como tantas otras que se han colado en la «Psicología» (lo pongo entre comillas porque un psicólogo cómo Dios manda nunca las utilizaría). Atención las personas que acuden a un psicoterapeuta: no permitan que les vendan el Mindfullness, ni el eneagrama, constelaciones familiares, crecimiento personal, psicología transcendental, hipnosis, etc. Toda esta basura que la Nueva Era ha metido tanto en el catolicismo cómo en la Psicología es basura peligrosa. ¡Ojo!

  3. No sólo en la comunidad de monjas Trinitarias. Este próximo 15 y 16 de febrero se va a realizar unas jornadas en 2016 sobre compasión y emoción en la UNIVERSIDAD CATÓLICA DE VALENCIA, cuyo Gran Canciller es el Card. D. Antonio Cañizares. Uno de los ponentes es Vicente Simón, el experto en Mindfulness que se nombra en el artículo, que realizará una ponencia sobre «Mindfulness y compasión»

    http://proyectoscio.ucv.es/agenda-de-actividades/emocion-empatia-y-compasion/

  4. El mindfullness es el nombre pijo de lo que siempre se ha llamado «atención al momento presente».

    El Padre Tomás Morales ya hablaba de ello:

    El ahora es la clave de la autoeducación. Si no lo vives no madurarás como persona. El momento presente echa un puente con el más allá » es la conexión real, directa, actual de la eternidad con el tiempo (U.von Balthasar)».

    Recordaba Tomás Morales como Santa Teresa de Lisieux nos enseña a sufrir, a tener paz viviendo el momento presente. Ella no tiene mas brújula que el AHORA.

    Padre Tomás Morales: El ovillo de Ariadna, pp. 98-100

  5. Es cierto lo del «aquí y ahora». Enseñarlo no está mal. Lo malo es cuando se enseña eso totalmente al margen de Cristo y de su Iglesia, es decir, se enseña a estar «aquí y ahora» pero sin pasar por el confesionario, sin pasar por la eucaristía, sin la oración en sus diferentes modalidades.
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    En estos cursos, a veces (no digo siempre), lo malo no es lo que se enseña sino lo que «no se enseña». No se habla de la confesión, ni de la adoración eucarística, ni de la Eucaristía, del sufrimiento como gracia (se tiende a seguir la practica budista de eliminar el sufrimiento a toda costa).
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    Entonces, casi sin quererlo, se cae en una especie de panteismo o de «mistica natural».
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    Se puede erróneamente convertir la oración en un tranquilo «estar en el ahora» sin pensamientos, sin memoria, sin imaginación, y por lo tanto sin problemas… pero también sin la Gracia.
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    Santa Teresita vivía sumergida en la oración, en los sacramentos, en Cristo resucitado, en la vida monacal. Y dentro de ese espacio su brujula era el «ahora», pero no desligemos el «ahora» de todo lo demás.
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    En definitiva el peligro está en confundir la «mística natural» con la «mística sobrenatural». El Padre Verlinde lo ha explicado muy bien en su libro «La experiencia prohibida». Es un tema muy interesante pero un poco largo para entrar en este comentario.
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