Así se vive…en la Cruzada-Milicia de Santa María

Analizamos la historia, el carisma y los santos de referencia de este movimiento de la Iglesia.  El movimiento está formado por la obra apostólica de las Cruzadas de Santa María, la rama femenina, y por los Cruzados de Santa María, la rama masculina. Ambos son laicos consagrados en el Instituto Secular. Por otro lado está la Milicia de Santa María, que también tiene una rama para cada sexo, que dirigen Cruzados y Cruzadas, respectivamente. Existe también la rama matrimonial del movimiento que recibe el nombre de Hogares de Santa María. Los militantes de Santa María (MSM) dicen que la Virgen María inspira el ser y el obrar de esta asociación privada de fieles. “María es la Milicia porque encarna en sí misma el ideal evangélico en medio del mundo”, afirman. Luis, joven católico comprometido y militante, nos responde a estas preguntas para ahondar en el movimiento que está sección semanal nos ocupa. ¿Cómo nació este movimiento? El Padre Tomás Morales, jesuita, se dio cuenta a mediados de siglo XX, de que había un déficit en la atención apostólica a jóvenes trabajadores de empresa. Con ellos comenzó en Madrid, en el año 1946, una intensa labor evangelizadora. Junto a ellos, fundó el Hogar del Empleado, un movimiento apostólico de gran vitalidad que generó múltiples obras sociales. Recibió del Señor el carisma de impulsar a los laicos a vivir de forma coherente su Bautismo, evangelizando todas las realidades temporales. Este carisma se encarnó en un conjunto de instituciones, ramas de un mismo tronco, integrado por consagrados y consagradas, laicos, sacerdotes y familias. Una de esas ramas, la primera en el tiempo, son los Cruzados de Santa María, con Abelardo de Armas como primer director general. De la labor apostólica en sus ambientes de trabajo y estudio y de su atención a los jóvenes fue naciendo primero un grupo apostólico, la Milicia de Santa María, y más tarde otras muchas realidades de tipo familiar, apostólico, solidario, etc. Luego vendrían las Cruzadas, con un esquema muy similar y mismos objetivos, con Lydia Jiménez como primera directora. ¿Cuál es su carisma? La Milicia tiene varios pilares, centrados en la evangelización y santificación de la juventud a través de la Virgen María. Se sostiene en cuatro puntos cardinales: valor combativo (primero, con uno mismo; luego, con el mundo para llevarlo a Dios), mística de exigencia (“Al joven, si se le pide poco, no da nada; si se le pide mucho, da más”), escuela de constancia (“es la virtud que permite que todas las demás lo sean”, decía el Padre Morales) y cultivo de la reflexión (no se puede dar lo que no se tiene; si no se recibe de Dios, ¿cómo se va a dar a los demás?). Por resumirlo, “la Milicia es María, María a todas las almas y nosotros, santos por María”, comentaba el padre Morales.  ¿Qué presencia hay en el mundo? Cruzados y Cruzadas han extendido su misión por varias partes del globo. Fuera de España, los cruzados tienen presencia en Perú y en Italia, mientras que las cruzadas lo han hecho tanto en Iberoamérica (Colombia, Perú, Chile, Cuba, México), como en África (Camerún) y Europa (Alemania, Italia, Irlanda)  ¿Y en España? La Milicia masculina está presente en León, Burgos, Salamanca, Zamora, Valladolid, Cáceres, Madrid, Getafe, Pamplona, Murcia y Sevilla. La femenina, por su parte, lo hace en Pontevedra, Alicante, Ávila, Badajoz, Burgos, Madrid, Murcia, Oviedo, Salamanca, Segovia, Toledo, Valencia, Valladolid, Zamora y Zaragoza.  ¿Algún tipo de vestimenta especial? Los laicos consagrados son fermento en la masa, aspiran a ser Evangelio vivo entre los compañeros de trabajo. Los jóvenes del movimiento, también. Por eso visten igual que el resto. Están en el mundo sin ser del mundo.  Forma de vida, horarios… El Padre Morales hizo de los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola su apostolado preferente. Allí, orando en silencio, muchos jóvenes se han encontrado con el Señor. El complemento perfecto es el campamento de Santa María, que tiene lugar en verano, en un marco incomparable como la sierra de Gredos. Días de formación y de intensa oración en la naturaleza donde se juntan todos los militantes. Hay convivencias en Navidad, en Pascua y en verano y diversas misiones de evangelización (este año, a Perú y a Gales). Cada semana, los militantes de cada provincia se reúnen en los círculos, que sirven de pista de aterrizaje de lo que han sido esos días en sus ambientes y de pista de despegue para los próximos que se avecinan.  Santos propios Todavía ninguno, pero se ha iniciado el proceso de beatificación de dos miembros: el fundador, cuya causa ya está en Roma; y el padre Eduardo Laforet, un sacerdote cruzado que ofreció su vida a Dios por el papa Juan Pablo II tras el atentado de 1981 y que moriría de leucemia dos años más tarde. Sí hay adalides de la Cruzada-Milicia y son seis: San Ignacio de Loyola, Santa Teresa de Jesús (por ser el movimiento de “tronco ignaciano y savia carmelitana”), San José, San Pablo, Santa Teresita de Lisieux y San Francisco Javier. Algo de tu experiencia personal Yo me encontré con Dios cuando tenía 14 años, en un campamento. Durante mi etapa como militante, he disfrutado del bien que la Milicia ha hecho en mi vida, en mi familia y en muchos de mis amigos. Hay quienes han cambiado su forma de vivir a partir de unos Ejercicios, quienes han tomado decisiones vocacionales en un camino de acompañamiento. Ser militante te hace la vida más difícil, como a cualquier bautizado que tiene conciencia de ello, pero mucho más feliz y plena.