El Santo Padre quiso visitar por sorpresa a los niños enfermos de un hospital infantil en Bangui, capital de República Centroafricana. «El Papa viene a República Centroafricana a tocar un pueblo martirizado», afirmó en una entrevista el obispo de Bangassou, Juan José Aguirre. Eso fue lo que hizo Francisco durante su visita al segundo país más pobre del mundo, acercarse y tocar a las personas víctimas de la pobreza y de la violencia extremas. Durante su estancia en Bangui, capital de República Centroafricana, el Santo Padre decidió cambiar su agenda y acudir por sorpresa a un hospital pediátrico donde pudo comprobar en primera persona el sufrimiento de los más pequeños en un país asolado por los conflictos internos. Visiblemente emocionado, Francisco saludó a los niños de este hospital infantil y a los trabajadores sanitarios que se encargan de ellos. En nombre de la Iglesia, entregó al centro varias cajas que contenían medicinas procedentes del hospital infantil de Roma Bambino Gesù. Algunas de las imágenes de estos pequeños con los que tuvo la oportunidad de estar el Santo Padre han conmocionado al mundo a causa de las graves secuelas que ha dejado el hambre y la desnutrición en sus cuerpos.
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