El Papa pide que los colegios en España no excluyan las creencias

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En un mensaje dirigido a los educadores católicos, Francisco ha recordado que son los padres los que deben decidir la educación de sus hijos.  Después de que el PSOE planteara a través de su líder Pedro Sánchez la supresión de la Religión en las escuelas públicas, el Papa Francisco ha dirigido un mensaje a los educadores españoles en el que pide que se respeten las creencias y los valores de los padres en la educación de sus hijos. El mensaje del Pontífice ha sido transmitido a través del presidente de la Comisión Episcopal de Enseñanza, monseñor César Franco, con motivo del XIII Congreso de Escuelas Católicas que se celebra en estos días en Madrid. El Santo Padre ha querido resaltar en su mensaje el «papel de los padres en la escuela» y ha recordado que son los progenitores los que deben decidir qué educación reciben sus hijos y que éste es un derecho que los centros educativos deben respetar: «Son ellos los que tienen el derecho y el deber de educar a sus hijos». En opinión de Francisco, si la escuela «prescinde» o «excluye» a los padres, está «realizando una grave amputación en la educación de los niños» que tienen derecho a «recibir una educación de calidad humana, moral y espiritual» Asimismo, el Santo Padre ha recordado a las escuelas españolas que no pueden ni deben prescindir de las «creencias» y los «valores» de los padres en la educación de los niños, ya que se les estaría privando de «una dimensión esencial para sus vidas». La labor de los educadores, defiende Francisco, es «servir» y «acompañar al niño y al joven en su camino de crecimiento y desarrollo» para que «crezca en él el sentido de lo verdadero, el sentido del bien y el sentido de lo bello».       A continuación, el mensaje del Santo Padre con motivo del XIII Congreso de Escuelas Católicas: Los saludo con afecto y, a través de ustedes, hago llegar también mi saludo a todos los padres, alumnos, profesores y personal no docente de los distintos centros educativos católicos de España. Ante todo quiero agradecerles su dedicación y compromiso en la exigible y, al mismo tiempo, apasionante tarea de la educación. Soy consciente de las muchas dificultades y obstáculos que tienen que afrontar en este momento particularmente complejo de la historia, pero también el de la ilusión y generosidad con la que se entregan a este cometido. Los niños y los jóvenes tienen derecho, ciertamente, a recibir una educación de calidad, impartida con competencia y profesionalidad; pero sobre todo necesitan una educación de calidad humana, moral y espiritual, y para ello es imprescindible el testimonio y la coherencia de los profesores. Este deber ser un aspecto fundamental y distintivo de la escuela católica. Educar es servir y servir significa acompañar al niño y al joven en su camino de crecimiento y desarrollo. Ayudarlo a que se enriquezca como persona y crezca en él el sentido de lo verdadero, el sentido del bien y el sentido de lo bello, para que pueda abrirse a la realidad, no con una actitud posesiva ni con preocupación ideológicos, sino con una mirada de acuerdo y respeto ante el misterio de la vida. Deseo resaltar el papel de los padres, y el de toda la familia, en la escuela. Educar es también un acto de amor, se encuentra en la misma lógica de la entrega y del don de si que caracteriza el amor conyugal de los esposos. Son ellos los que tienen el derecho y el deber de educar a sus hijos. Si la escuela prescinde, peor aún, excluye a los padres sus creencias, sus valores su patrimonio espiritual y moral- estaría realizando una grave amputación en la educación de los niños, privándolos de una dimensión esencial para sus vidas. Educar supone también abrirse a una amplia dimensión social, compartir con los pobres y necesitados el pan de la cultura es una obligación, una obra de misericordia espiritual y un medio esencial de promoción humana. No privemos a los menos favorecidos de este alimento tan necesario; luchemos contra la cultura del descarte y la marginación ya desde los primeros años de la educación. Queridos amigos, los aliento a continuar esa larga historia de amor, de servicio y la promoción que la escuela católica española siempre ha protagonizado en favor de los niños más pobres y desfavorecidos. Que la escuela, así como las familias, sean cada vez más taller de esperanza para todo el mundo. Que Jesús los bendiga y la Virgen los proteja. Y, por favor, no dejen de rezar por mí.

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Comentarios
12 comentarios en “El Papa pide que los colegios en España no excluyan las creencias
  1. ¿Acaso pretendemos los ateos que en una iglesia se enseñe Física, o teoría de la evolución? No, ¿verdad?
    Los ateos no pretendemos que, en una iglesia, «se respeten las creencias». No pretendemos que el sacerdote defienda las ideas de un ateo. ¿Por qué? Pues simplemente PORQUE NO ES EL SITIO. Allí, a la iglesia, se va a rezar, a oir misa, a confesarse, a catequesis, etc…
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    Pues ese es el sitio de predicar, de rezar, de hacer todo eso que hace un católico.
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    Al cole, en cambio, se va a aprender. No a creer, sino a aprender. Se va a estudiar lo que, tras años de investigación y conocimiento, hemos aprendido con mucho esfuerzo la humanidad. Fracciones, integrales, la ley de la gravedad, los genes, objeto directo e indirecto, etc, etc…
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    ¿Es tan difícil entender que las creencias no se «enseñan»? No se puede enseñar a un niño a creer. Un padre le puede enseñar «en lo que él cree» y dejarle muy claro que éso es lo que él (y otra gente) cree. Pero no puede obligarle a creer. Un padre NO tiene ese derecho. No tiene derecho a decirle a su hijo: Hijo, ésta es tu religión, porque yo lo digo.
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    Por otra parte, de nuevo… ¿Qué problema hay en que la asignatura de religión sea una actividad extraescolar? Así los ateos no protestaremos porque nuestros hijos estén mirando para las paredes mientras los vuestros estudian religión…

  2. La peor religión que existe es la atea, por su culpa el nazismo, el comunismo, lgtb y otras malas hierbas siembran el mundo de cadáveres y oscuridad. Sois el agujero negro de la humanidad.

  3. Uno es ateo hasta que le llega la hora de la Verdad, en la agonía, es cuando le entra un vacio inexplicable y un desazón aterradora, entonces pide confesión … y lo que haga falta, por desgracia o suerte he vivido ese escalofriante episodio.
    Con Jesucristo.

  4. Yo tengo derecho a decirle a mi hijo lo que creo correcto, después él hará lo que crea correcto, y mientras esté bajo mi techo respetará lo que yo creo correcto, después que haga lo que se le cante (puede haber más precisiones pero no tengo ganas de darlas)

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