Olga Salvat, sobrina de la nueva santa española, ha concedido unas palabras a «Buenos días España», el programa radiofónico de Intereconomía. El Papa Francisco canonizó el pasado 18 de octubre en el Vaticano a la religiosa española Madre María de la Purísima de la Compañía de la Cruz, fundada por Santa Ángela de la Cruz en el siglo XIX. La conmovedora entrevista, un día después de la canonización, muestra a una mujer orgullosa de lo que fue su tía, y dispuesta a cumplir lo que la nueva santa le enseñó cuando ella era una niña, «ser cada día mejor persona». Me imagino que sentiste una emoción indescriptible durante la canonización… Completamente, fue un día completo en todos los sentidos. Acompañó el tiempo en la ceremonia. La plaza estaba llena, fue muy emocionante todo el acto de canonización. La gente mantuvo el silencio durante toda la ceremonia, cosa que pidió el Santo Padre. Además por la tarde tuvimos el privilegio de visitar la Basílica de San Pedro junto con las 150 Hermanas de la Cruz que se habían trasladado a Roma para la canonización. ¿Es cierto que sobre todo en Sevilla, las Hermanas de la Cruz son algo más que una institución? Así es, no se entendería Sevilla sin las hermanas, es como si «le faltara la Giralda»(ríe). Hay que decir que la madre María de la Purísima de la Cruz, la nueva santa, es un motivo de orgullo para todos los católicos. Cabe destacar que falleció el 31 de octubre de 1998 y en 2010 ya fue beatificada. ¿Que opinas ante esta «rapidez» con la que han ocurrido los hechos? Es un hecho extraordinario, las Hermanas de la Cruz no son una congregación muy conocida, no hacen publicidad, todo lo contrario. Su vida la hacen en silencio, y la humildad es la madre de sus virtudes. Su carisma está fundamentado en la humildad. El hecho de que se le haya proclamado una santa, por haber vivido de una manera extraordinaria una vida ordinaria, en tan poco tiempo, creo que es un mensaje para todos, además de un orgullo para todos los españoles. Tenemos que estar orgullosos de tener a esa congregación y de tener dos santas de este «calibre». La Santa Sede le ha reconocido a la madre María de la Purísima de la Cruz, dos milagros: La curación de una niña con una cardiopatía congénita incurable y la de un armado de la Macarena que despertó después de doce días en coma. Esto está absolutamente acreditado. Está acreditado, y además es impresionante escuchar el testimonio de los médicos que le atendieron. Porque en un hospital grande como es el Virgen del Rocío de Sevilla, repleto de científicos que miran lo objetivo, sucedió un milagro. Todo indicaba que el desenlace iba a ser el fallecimiento del jóven, sin embargo sobrevivió. Podemos decir que los milagros existen, y existen gracias a los santos. Te quisiera contar el milagro que hubo aquí en Roma ayer. María Isabel, que es Hermana de la Cruz, tiene una amiga muy cercana de 99 años, que fue a la beatificación de mi tía a Sevilla con bastante esfuerzo y quiso estar presente también en la canonización. Llegó ayer en silla de ruedas y casi sin poder ver. En un momento nos dijo que tenía el presentimiento de que el Papa le iba a saludar. Nosotros pensamos que era un poco difícil, ya que la Plaza estaba abarrotada de gente. Sin embargo, el Papa así lo hizo, y se bajó del papamóvil, se acercó a la mujer y le bendijo tocándole la cabeza. ¿Qué siente uno cuando es sobrino de una santa? Yo en este momento tengo una sensación un poco de vértigo, por todo lo que hemos vivido aquí. Ayer era inevitable pensar que estaba con nosotros hace nada, y que ha aprendido a rezar las mismas oraciones que nosotros, ha pasado por el mismo pasillo por el que pasamos todos en casa de mi abuela, y al final es la misma raíz. Yo digo que ojalá «la genética llegue también a esto» (ríe). Es una cosa tan sumamente extraordinaria, que yo quiero hacer lo que ella quería, que es ser más buena cada día, es lo que ella nos pedía. Le llaman la santa de lo cotidiano. Hacía las cosas cotidianas de manera extraordinaria, era una santa siendo normal. A veces se tiene una idea de los santos como seres extraños, casi como si fueran de otra especie de la nuestra, y yo creo que en tu tía, se puede comprobar una vez más, que son en definitiva gente absolutamente normal. Si, ella representa una santidad de hoy, porque es una santa de nuestro tiempo, muy cercana, y también una santa de lo cotidiano, alcanzable. Naturalmente nosotros no vamos a llevar la vida de las Hermanas de la Cruz, que llevan una vida de esfuerzo y totalmente desinteresada y dedicada a los pobres, pero cada uno de nosotros en nuestra vida, podemos alcanzar esa santidad en lo cotidiano. Es un valor que se pone en alza en el caso de esta santa nueva que tenemos. Madre María de la Purísima vivía las virtudes constantemente, con constancia, y eso es lo que le ha llevado a ser santa, no es a partir de hechos extraordinarios. Las hermanas llevan una vida completamente dedicada a los más pobres. Sí, llevan una vida completamente activa, porque son hermanas que dedican mucho tiempo a la oración, y además de entregar bocadillos a los pobres todas las mañanas, salen por Madrid a velar enfermos toda la noche. Salen en parejas, una de ellas va totalmente en silencio, y así pasan la noche con los enfermos. Al día siguiente vuelven, y se incorporan a la actividad normal del convento. Siempre están al lado del necesitado, del pobre más pobre.
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