El director de Gaztelueta responde a las acusaciones de encubridor

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Imanol Goyarrola, hoy director del colegio Gaztelueta, era en 2008, cuando sucedieron los supuestos abusos sexuales a un alumno, subdirector del centro. Él mismo fue el encargado de llevar a cabo una investigación interna para determinar la «veracidad de las acusaciones». A continuación la entrevista, publicada por El Correo.

– ¿Y a qué conclusión llegó?

– Redacté mis conclusiones y se las entregué al fiscal. Es todo lo que puedo decirle.

– ¿Pero usted qué cree que pasó?

– Lo que pasó lo determinará la Justicia. Como comprenderá, me reservo mi opinión. Lo que en el colegio queremos es llegar al fondo de este asunto y saber la verdad. Sea cual sea. Personalmente, sufro mucho por la situación de la familia. Sufro mucho por la situación del alumno. Y sufro mucho por la situación del profesor, y creo que debemos poner todos los medios para llegar a la verdad.

– Pero en este caso hay una víctima principal.

– Hay distintas víctimas. Pero le insisto, tenemos que dejar trabajar a la Justicia y ver el resultado final de sus investigaciones.

– ¿Cuándo se enteró usted de que algo había sucedido en el colegio?

– El 7 de junio de 2011. Me llama la propia familia. Un año antes habían sacado a sus dos hijos del colegio. La explicación que nos dieron fue que querían reforzar su nivel de inglés y se lo llevaban a otro centro.

– ¿Sin más explicaciones?

– Nada más. Nos despedimos sin ningún problema. De hecho, cuando me llamaron ese día creía que me iban a pedir de nuevo plaza en el colegio.

– ¿Y qué le cuentan?

– Algo muy distinto a lo que ahora sale en los medios de comunicación. A lo largo del tiempo ha ido aumentando la gravedad de las acusaciones. Me dicen que su hijo había sufrido ‘bullying’ por parte de varios alumnos del colegio y que detrás de eso había un profesor implicado, que les instigaba. Y además me describieron unas conductas de acoso por parte del profesor hacia su hijo.

– Una acusación muy grave.

– Me quedé muy impactado y di total veracidad a lo que me contaban. Aunque me extrañaba porque nunca había tenido ninguna queja hacia ese profesor. Hablé con él y me lo negó todo.

– ¿Y los compañeros de clase?

– También lo negaron. Y hay que tener en cuenta que el niño ya no se encontraba en el colegio. Y luego el caso saltó a los medios de comunicación porque la familia lo quiso así. Lo que no sé es por qué lo hicieron y no lo denunciaron de forma directa para preservar los derechos del menor y la posibilidad de que el profesor se pudiera defender.

– ¿Tenían más quejas contra esa persona?

– No, nunca. De nadie.

– ¿Jamás?

– Jamás

– ¿Y el resto de profesores no sabía nada? En los colegios siempre hay rumores…

– Nada. Esta persona era un profesional exigente y dedicado a alumnos con dificultades. Les ayudaba mucho.

– ¿Era el caso de este adolescente?

– No puedo hablar de eso. Era un menor.

– Dígame, ¿qué hacía un profesor reunido a solas en su despacho con un alumno durante una hora varias veces por semana?

– Esa información, con testimonios de otros profesores y alumnos, la tiene la Fiscalía. Además, yo no estaba en aquel despacho.

– ¿Pero es normal que ocurra eso en su colegio?

– Es habitual, sí. Procuramos que sea quincenal. Lo hacen todos los preceptores del colegio.

– Pero…

– Tenga en cuenta una cosa: tanto nuestra investigación como la de la Inspección de Educación acabó en la Fiscalía de Menores. Toda, toda la información. Y el caso del ‘bullying’ fue sobreseído y el caso del profesor no se elevó.

– Ya, pero es cierto que los compañeros se reían del niño porque el profesor le sacaba siempre a él de clase.

– A mí nunca me llegó eso. Y esas cosas, en un colegio, se notan.

– Algo no casa. Los alumnos le insultaban y se burlaban de él, ¿pero no pasaba nada?

– Yo no tengo nada que ocultar. Pregunté a alumnos y maestros. Este profesor hablaba con el alumno, efectivamente, y le ayudaba como a muchos otros. Pero de ahí a lo que la familia dice… Que le dedicaba más tiempo. Quizás sí, pero no tanto como dicen.

– ¿Me está diciendo que cree posible que el alumno se haya inventado todo?

– Tengo mi opinión, pero era un menor y no puedo contestarle a eso.

– Lo que está claro es que algo hicieron mal porque la familia se sintió desatendida y ninguneada.

– Al principio tuvimos mucha relación telefónica y les informaba de cómo iban la investigación. Me ofrecí personalmente a ayudarles pero me dijeron que no. Y yo conocía muy bien al niño porque anteriormente había sido su preceptor.

– Me dice que antes que el acusado, ¿fue usted su preceptor?

– Sí, los dos años anteriores. Por eso le digo que conozco mucho a la familia y les tengo muchísimo aprecio. Y por eso me causa mucho dolor esta situación.

– Pero ustedes obraron mal en…

– No sé qué hemos hecho mal. No cambiaría nada de nuestra actuación. Tengo la conciencia muy tranquila.

– ¿Ocultaron algo?

– ¿Para qué? Yo no puedo tolerar que haya un profesor de este centro educativo que haga esas cosas. Encubrir eso sería un delito. Yo tengo mil alumnos y 800 familias que dependen de mí y esto es una gran responsabilidad. En la Inspección de Educación nos dijeron que nuestra actuación fue perfecta.

Tolerancia cero, como el Papa

– ¿Cómo espera que acabe el caso?

– Que salga la verdad, sea la que sea. No me posiciono frente a uno u otro. Simplemente quiero la verdad.

– ¿Y la reputación del colegio?

– Espero que el centro salga muy fortalecido. Que se refleje todo nuestro trabajo diario y nuestros esfuerzos por aclarar lo sucedido. De momento, no hago más que recibir mails de apoyo de las familias.

– ¿Y si al final se confirman las acusaciones del joven?

– Acataremos la sentencia. Sin duda.

– ¿Qué pensó cuando leyó la carta enviada por el Papa a la familia?

– Me impactó. Refleja una inmensa humanidad ante el sufrimiento de las personas. Y estoy de acuerdo con él: tolerancia cero en estos temas. Por eso tenemos que poner todos los medios para saber toda la verdad.

– Algo grave debió de leer el Papa para ordenar una investigación.

– Es que cuando yo he leído las acusaciones que se hacen también me han impactado muchísimo porque son actuaciones totalmente deplorables que, de ser ciertas, exigen una condena rotunda.

– Un enviado de Roma ya visitó el colegio y les tomó declaración.

– No puedo hablar mucho sobre eso. Sólo le diré que Gaztelueta está abierto a todas las instancias que quieran conseguir la verdad del caso. Bienvenido sea el interés del Papa por encontrar la verdad de lo sucedido.

– ¿Y cómo va esa investigación?

– No lo sé. No hemos mantenido más contacto.

«Si la Justicia determina que no pasó nada, volvería a contratarle»

Escasas semanas después de que la familia denunciara en el colegio los presuntos abusos sexuales, el profesor acusado dejó el centro y viajó al extranjero.

– Da la sensación de que quisieron quitárselo rápido de en medio.

– No, eso no es así. Él ya tenía previsto desde hacía tiempo irse un año al extranjero a mejorar su inglés.

– Pues vaya coincidencia. Y además elige Australia.

– Hay pruebas irrefutables que demuestran que el viaje estaba previsto con anterioridad. Y antes que él, seis de nuestros profesores ya habían ido a aquel país.

– ¿Y cuando volvió?

– Se encontró con toda esta situación y pidió marcharse. Se fue a otra ciudad, a otro colegio.

– ¿Siguió dando clase?

– Sí, pero cuando las acusaciones crecieron lo dejó.

– ¿Qué años tenía?

– ¿Por aquel entonces? Unos 35.

– ¿Sigue en el Opus Dei?

– Sí.

– ¿Ha actuado bien el Opus Dei en este caso?

– Pregúnteselo al Opus Dei.

– Si finalmente la Justicia determina que no pasó nada, ¿volvería a contratar al profesor?

– Sí. Si es inocente, por qué no.

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Comentarios
0 comentarios en “El director de Gaztelueta responde a las acusaciones de encubridor
  1. Espero el veredicto de la justicia y que caiga todo el peso de la ley en el culpable,sea quien sea,ya sea el presunto abusador y los presuntos encubridores,ya sea el denunciante si se demostrara que la acusacion es falsa, reparacion del daño causado, en su caso, y restablecimiento de la fama ,difusion en los medios de comunicacion de la sentencia de igual forma que se difundio la acusacion y carta publica del vaticano. Justicia y solo justicia debemos esperar todos.

  2. Pues he de decir que no estoy nada de acuerdo con el Sr. Director del colegio: «lo que pasó lo determinará la Justicia», eso no es así. Lo que pasó es lo que pasó, sea inocente o culpable, nos guste o no. La verdad es una categoría permanente de la razón y no está sujeta a lo que pueda determinar un juzgado, independientemente de la sentencia que dicte.

    Por cierto, que espero que este profesor sea inocente y todo quede en un malentendido. Mis oraciones para él, para el colegio y, por supuesto, para el chaval y su familia.

    También he de decir en honor a la verdad que en este colegio se ha luchado y se han puesto muchos medios para evitar el famoso bullying que tantos problemas trae en multitud de colegios públicos, privados y concertados. El dato es de primera mano y me consta que el Sr. Gayarrola ha dedicado muchas horas y mucho esfuerzo a ello.

  3. El abuso sexual es el estadio siguiente sobre el que ha sido acosado pero no todo acoso o vejación responde a motivos sexuales y aún menos en individuos del mismo sexo.
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    La pregunta es por qué se produce el acoso. El acoso comienza con el incordio y éste tiene sólo dos causas: la imitación y la impunidad. Se acosa si observamos el acoso en nosotros o en terceros y se mantiene en la medida en que queda impune. Se habla de la crueldad de los niños pero es falso. Esa crueldad es la transposición de algo que han visto o padecido en su entorno más cercano y a lo que no se le ha dado ninguna importancia. Existe sólo un motivo para que se produzca acoso: la carencia afectiva o defecto de reconocimiento (viene a ser lo mismo) que destapa la envidia y busca una víctima sobre la que saciarse.
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    Si el acoso es de un adulto a un niño el transfondo suele ser habitualmente de tipo sexual a no ser que el adulto esté completamente infantilizado en cuyo caso volveríamos al motivo anterior.
    Acudir a la Justicia no desvelará los motivos últimos de estos comportamientos porque acosado, acosadores y encausado son las personas donde se resuelven conflictos precedentes.
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    Habría que ver la situación de cada una de las familias de los concernientes con anterioridad a los hechos y a partir de ahí obtener conclusiones. ¿Se conocían las familias de acosadores y acosado antes del hecho? ¿Tienen las familias de los acosadores algún tipo de ascendiente sobre el colegio para que percibiesen como impunes sus actos? ¿Ha sido expulsado del colegio cualquier otro familiar de los que acosaban? ¿Hay negocios o problemas económicos de por medio? ¿Ha tenido problemas de acoso, el acosado, en su nuevo colegio? ¿Es un chaval especialmente sensible? ¿Tiene su familia al menos cuatro apellidos vascos? ¿Qué hay de los acosadores? ¿Cuál era el contenido de las conversaciones entre encausado y acosado? ¿Suplía alguna supuesta carencia de los padres en su educación? ¿Durante cuánto tiempo estuvo el colegio al tanto de esa situación sin hacer nada?
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    Para bien o para mal, antes o después todo acaba saliendo a luz. Lo que sí es seguro es que de unos buenos padres nunca salen malos hijos y ahí está el quid de la cuestión. Si el colegio supo descubrir acoso sobre el chaval y expulsó a los culpables seguro que sabrá si hubo abuso o connotación sexual sobre el agredido por parte del encausado.
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    La Justicia, a día de hoy, sólo sirve para dar publicidad a un caso. Se cometen infinidad de delitos más graves y evidentes y los jueces se mantienen al margen. La impunidad, durante tantos años, de ciertos personajes e instituciones ha hecho mella tanto en jueces como en víctimas. Vivimos en una sociedad amedrentada por las mafias que se han constituido en última referencia de acción. Cataluña es un ejemplo paradigmático: no hay corrupción, no hay pederastia, no hay abusos, no hay robos, no hay extorsiones, no hay asesinatos…y si alguna vez alguien se empeña…una sonrisa, una amenaza velada, y a otra cosa.

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