El Papa Francisco ‘saca los colores’ a la ONU

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Lo más destacado del discurso del Papa en la ONU No todo fueron halagos en el discurso de su Santidad en la Sede de las Naciones Unidas. Pudimos ver a un Papa directo y claro, que reivindicó las injusticias y cambios que necesita la ONU. El Papa Francisco defendió que no se debía estar al servicio de ideologías, sino al servicio de las personas. Recalcó que «más allá de los planes y programas, hay mujeres y hombres concretos, iguales a los gobernantes, que viven, luchan y sufren, y que muchas veces se ven obligados a vivir miserablemente, privados de cualquier derecho”. También recordó la importancia de la libertad religiosa, a pesar de que algunos de los jefes de Estado presentes en el discurso, no lo permiten en sus países. El Papa defendió que «no se podía hablar de dignidad humana si hay mínimos materiales y espirituales; techo, trabajo, tierra, familia y libertad». La educación también fue uno de los temas abordados. Su Santidad explicó que se trata de algo imprescindible, y que es obligación de las familias apoyar el desarrollo humano integral y el ejercicio de la dignidad humana como algo que no es impuesto, es decir, ayudando a que se aprenda de manera natural en cada familia. El Papa habló de la educación como un derecho, y defendió que «la Iglesia tiene el papel de sostener y colaborar con las familias en la formación de sus hijos e hijas.» Un gran protagonismo tuvo lo que el Papa demoninó como «mini-clubes exlusivos de la ONU». Hizo un llamamiento a que se escuchara y se tuviera en cuenta la voz de los países pobres. Habló de la necesidad de «adaptación a los nuevos tiempos,  progresando hacia el objetivo último de conceder a todos los países, sin excepción, una participación y una incidencia real y equitativa en las decisiones». Defendió que no se podía hablar de combatir la exclusión social en el mundo, si el organismo encargado de erradicarla está ejercitándola. También dijo que era un «contrasentido total» que importantes países de la ONU fueran potencias nucleares,  recalcó que “una ética y un derecho basados en la amenaza de destrucción mutua, son contradictorios y constituyen un fraude a toda la construcción de las Naciones Unidas, que pasarían a ser «Naciones unidas por el miedo y la desconfianza»». Francisco también habló de la guerra, y del deber de la comunidad internacional a hacer todo lo posible por prevenir violencias, haciendo ejercicio de la fuerza legítima. Citó además la situación por la que pasa Oriente Medio, y algunos países africanos, que «han sido obligados a ser testigos de la destrucción de sus lugares de culto, de su patrimonio cultural y religioso, de sus casas y haberes”. Su Santidad hizo alusión a aquellas guerras «no convencionales», como es el ejemplo del problema del narcotráfico. El Papa defendió que se trataba de «otro tipo de guerras», pero que al igual que las guerras convencionales, cobran la muerte de millones de personas. Hizo alusión a la crisis económica que reina en algunos países y lo definió como “una muestra de un irresponsable desgobierno de la economía mundial, guiado solo por la ambición de lucro y de poder”. Como era de esperar, también hablo en su discurso de la importancia de proteger al medio ambiente, y que la destrucción del mismo «pone en peligro la existencia de la especie humana». Nombró también el «derecho de ambiente», poniendo siempre al ser humano en el centro de tal derecho. Habló también de los «falsos derechos» que se quieren imponer desde la ONU, como es el ejemplo de los programas de contraconcepción o el matrimonio homosexual. De esta manera defendía que se debían de cubrir antes los derechos básicos, y tener en cuenta “a grandes sectores indefensos, víctimas más bien de un mal ejercicio del poder”. Terminando su discurso, hizo alusión a los valores universales y los límites éticos. De esta manera, mostró su oposición a la políticas anatinatalistas promovidas por la ONU. El Papa concluyó su discurso diciendo  que“la casa común de todos los hombres debe también edificarse sobre la comprensión de una cierta sacralidad de la naturaleza creada. Tal comprensión y respeto exigen un grado superior de sabiduría, que acepte la trascendencia”. Posteriormente, finalizó hablando de la importancia de la ONU como expresión del diálogo universal.

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Comentarios
0 comentarios en “El Papa Francisco ‘saca los colores’ a la ONU
  1. El Papa no mencionó la contracepción ni el «matrimonio» gay como «falsos derechos», esa es una interpretación benigna del autor de esta nota. Cuales son esos «falsos derechos» si no los menciona? Para un abortista es un «falso derecho» permitir la vida de un concebido por violación. De esas ambigüedades estamos cansados. Si vas a ser valiente profeta frente a Evo Morales y vas a denunciar a los «saqueadores» españoles que colonizaron tierras americanas, tambien sé valiente profeta en la ONU con todas sus letras.

  2. Sí pues este es el problema con el Papa Francisco, a diferencia de los anteriores, no dice las cosas claras como debería ser. Está muy bien que hable de los falsos derechos pero ¿porque no se explaya y lo dice claramente así como cuando habla del medio ambiente? ¿Acaso es porque a Benedicto XVI le chantaban denuncias por «discriminación»? Pero no podemos ser miedosos, yo creo que especialmente nuestros pastores de más altos cargos tienen que ser quienes nos den ejemplo de liderazgo en esta lucha contra el demonio, la cultura de la muerte, de relativismo moral, ideología de género y todas sus aberraciones.

    Hermanos, recemos con mucho fervor el Santo Rosario todos los días y pidamos ayuda a San Miguel Arcángel en la lucha del día a día contra nuestros pecados, para la conversión de los pecadores y para la derrota definitiva del mal. Ya están viendo como ellos trabajan todos los días llenándonos de malas noticias con la profanación de nuestros templos, matanza de cristianos en oriente, persecución en occidente bajo cargos de «discriminación», no podemos quedarnos de brazos cruzados. Agarremos nuestros Rosarios y pidamos valentía y firmeza en nuestra lucha contra el mal. No hay nada que Dios no pueda.

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