Don Manuel Guerra analiza, en su última bitácora, las similitudes de las invasiones bárbaras del siglo V con las sureñas de la actualidad, y su evangelización. “Norteñas” y “sureñas” suponen un punto de referencia, que coincide en gran medida, a saber, las regiones meridionales de Europa, pero con un contraste. Los Bárbaros siguieron el curso del Danubio, dirigiéndose en primer lugar hacia el Este (“ostrogodos”= godos del “osten” = “Este” en inglés). Luego, cuando se tropezaron con el obstáculo insuperable del Imperio bizantino, como las corrientes de agua, refluyeron hacia el Oeste (“visigodos” o godos del West = “Oeste”). En nuestros días al revés, las corrientes migratorias se han dirigido hacia los países de la mitad europea occidental (penínsulas ibérica e italiana) y, desde julio del 2015, preferentemente hacia la oriental (Grecia y Balcanes). Además, los Bárbaros, desde las regiones meridionales de Europa, terminaron por pasar a la zona africana del Imperio romano. En nuestros días, las migraciones masivas prosiguen su curso hacia Centroeuropa (Alemania) y los países nórdicos (Escandinavia).
- ¿Historia, “magistra uitae”?
Cicerón (siglo I a.C.) define “la historia” como “magistra uitae[1] (De oratore 2, 9,36). Otros muchos, después de él, han repetido, traducida o sin traducir, esta frase que proclama a la historia “maestra de la vida”. Parece darse por supuesto que la historia se repite y que, como dijo alguien, gracias al devenir histórico, “el pasado será futuro”. De ahí la ejemplaridad de la historia sobre todo para el dispuesto a aprender sus lecciones. Pero la historia no es aficionada a las calcomanías; no se repite. Cada hecho histórico tiene sus causas, sus circunstancias y sus consecuencias. No obstante, el abanico de posibilidades en cualquier campo humano es siempre limitado; cualquier proyecto y reacción pueden verse como abocetados en realidades pretéritas, con frecuencia ya olvidadas. Su recuerdo puede resultar aleccionador y hasta irónico.
- ALGUNAS COORDENADAS DE LAS MIGRACIONES MASIVAS
El análisis de las migraciones masivas, objeto de este estudio, descubren algunas coordenadas que, si se dan, permiten anunciar la aparición de una migración masiva, incluso en épocas distanciadas por cientos de años y en circunstancias socio-culturales y económicas dispares, al menos aparentemente. 2.1. Un desnivel notable en el bienestar 2.1.1. La ley de los vasos comunicantes “Mi única esperanza es mi desesperación” (Racine, dramaturgo francés). Cansados de la situación desesperanzada en sus países de origen, los sureños (africanos) se lanzan dispuestos a llegar a los países occidentales de un nivel de bienestar sin comparación superior al suyo, que los medios de comunicación, especialmente la televisión, les pone idealizados ante sus ojos. Las corrientes migratorias de nuestros días, como en general las de cualquier época, buscan siempre la satisfacción de necesidades básicas, una especie de paraíso. [1] Hasta mediados del siglo XVI las letras “u” y “v (uve)” tenían la misma grafía: ”u” en minúscula; “V” en mayúscula. Respeto esta práctica, ya generalizada, en palabras de textos anteriores a la fecha indicada. Lea la bitácora completa aquí. .
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Todo parece indicar que Europa, ante las oleadas de miles y miles de desplazados del medio oriente, va a sufrir las consecuencias de todo esto a través de muchos infiltrados terroristas. Conviene recordar la historia, y esto mismo sucedió en el siglo IV después de Cristo, cuando el emprador romano Valente, permitió a miles de godos-ostrogodos, de las tribus germánicas que se asentaran en los territorios del imperio romano. Poco después, este mismo emperador romano era derrocado; podemos decir que con este episodio, daba fin al antiguo imperio romano. Todo lo que está sucediendo con la entrada de cientos de miles de personas a Europa, anuncia por si mismo una similitud histórica del error cometido por el emperador Valente; aquello significó el fin del imperio romano; en estos momentos, con la entrada de cientos de miles de desplazados en la misma dirección y ubicación geográficas que siguieron las tribus godas, quiere decir que va a suceder el mismo hecho histórico, pero en este caso, será el fin de Europa. Que no queramos verlo, eso ya es un problema personal de cada uno.
Han venido a España varios millones de musulmanes, algunos convencidos, otros por cultura-tradición de la sociedad en la que nacieron y ¿qué ha hecho la Iglesia española por presentarles el mensaje de Cristo?
Que conste, cuando digo ‘Iglesia española’ no estoy diciendo (sólo) obispos y sacerdotes, sino todos los que formamos la Iglesia.
Comparen con la actividad de los cristianos evangélicos hacia muchos de los inmigrantes latinoamericanos.
¿Qué haremos ante la ola migratoria desde Siria, Irak, etc? ¿Lo mismo que hasta ahora?