El Papa Francisco ha afirmado en su audiencia de este miércoles que » la asamblea de Jesús tiene la forma de una familia y de una familia hospitalaria». Radio Vaticana– «La Iglesia es una familia espiritual y la familia es una pequeña Iglesia», ha recordado el Papa Francisco durante su catequesis de este miércoles 9 de septiembre en la plaza de San Pedro. «La comunidad cristiana es la casa de aquellos que creen en Jesús como la fuente de la fraternidad entre todos los hombres», explicó el Papa. «En los Evangelios, la asamblea de Jesús tiene la forma de una familia y de una familia hospitalaria, no de una secta exclusiva, cerrada: nos encontramos Pedro y Juan, pero también el hambriento y el sediento, el extranjero y el perseguido, la pecadora y el publicano, los fariseos y la multitud». «La familia y la parroquia son dos lugares en donde se realiza esta comunión de amor que encuentra su fuente última en Dios mismo. Una Iglesia de verdad según el Evangelio no puede no tener la forma de una casa acogedora con las puertas abiertas siempre. Las iglesias, las parroquias, las instituciones con las puertas cerradas no se deben llamar iglesias, se deben llamar museos». A continuación, el texto completo de la catequesis del Papa Francisco: Queridos hermanos y hermanas ¡buenos días! Quisiera hoy detener nuestra atención en el vínculo entre la familia y la comunidad cristiana. Es un vínculo, por así decir, “natural”, porque la Iglesia es una familia espiritual y la familia es una pequeña Iglesia (cfr Lumen Gentium, 9). La Comunidad cristiana es la casa de aquellos que creen en Jesús como la fuente de la fraternidad entre todos los hombres. La Iglesia camina en medio de los pueblos, en la historia de los hombres y de las mujeres, de los padres y de las madres, de los hijos y de las hijas: esta es la historia que cuenta para el Señor. Los grandes eventos de las potencias mundanas se escriben en los libros de historia, y allí permanecen. Pero la historia de los afectos humanos se escribe directamente en el corazón de Dios; y es la historia que permanece eternamente. Es este el lugar de la vida y de la fe. La familia es el lugar de nuestra iniciación – insustituible, indeleble – a esta historia. A esta historia de vida plena que terminará en la contemplación de Dios para toda la eternidad en el cielo, pero comienza en la familia y por eso, es tan importante la familia. El Hijo de Dios aprendió la historia humana por esta vía, y la recorre hasta el final (cfr Eb 2,18; 5,8). Es bonito volver a contemplar a Jesús y ¡los signos de este vínculo! Él nació en una familia y allí “aprendió el mundo”: una tienda, cuatro casas, un pueblo. Y sin embargo, viviendo por treinta años esta experiencia, Jesús asimiló la condición humana, acogiéndola en su comunión con el Padre y en su misma misión apostólica. Después, cuando dejó Nazaret y comenzó la vida pública, Jesús formó en torno a él una comunidad, una “asamblea”, es decir una con-vocación de personas. Este es el significado de la palabra “iglesia”. En los Evangelios, la asamblea de Jesús tiene la forma de una familia y de una familia hospitalaria, no de una secta exclusiva, cerrada: nos encontramos Pedro y Juan, pero también el hambriento y el sediento, el extranjero y el perseguido, la pecadora y el publicano, los fariseos y la multitud. Y Jesús no cesa de acoger y de hablar con todos, también con quien no espera más encontrar a Dios en su vida. ¡Es una lección fuerte para la Iglesia! Los discípulos mismos han sido elegidos para cuidar esta asamblea, esta familia de huéspedes de Dios. Para que sea viva hoy esta realidad de la asamblea de Jesús, es indispensable reavivar la alianza entre la familia y la comunidad cristiana. Podremos decir que la familia y la parroquia son dos lugares en donde se realiza esta comunión de amor que encuentra su fuente última en Dios mismo. Una Iglesia de verdad según el Evangelio no puede no tener la forma de una casa acogedora con las puertas abiertas siempre. Las iglesias, las parroquias, las instituciones con las puertas cerradas no se deben llamar iglesias, se deben llamar museos. Hoy, esta es una alianza crucial. «En contra de los “centros de poder” ideológicos, financieros y políticos, volvemos a poner nuestras esperanzas en estos centros de poder, no en centros del amor. Nuestra esperanza está en estos centros del amor. Centros evangelizadores, ricos de calor humano, basados en la solidaridad y la participación» también en el perdón entre nosotros. (Pont. Cons. para la familia, Las enseñanzas de J.M. Bergoglio – Papa Francisco sobre la familia y sobre la vida 1999-2014 LEV 2014, 189). Reforzar el vínculo entre la familia y la comunidad cristiana es hoy indispensable y urgente. Cierto, es necesario una fe generosa para reencontrar la inteligencia y la valentía para renovar esta alianza. Las familias a veces dan un paso atrás, diciendo que no están a la altura: “Padre, somos una pobre familia y también un poco destartalada”, “no somos capaces”, “tenemos ya tantos problemas en casa”, “no tenemos la fuerza”. Es verdad. Pero ninguno es digno, ninguno está a la alteza, ¡ninguno tiene las fuerzas! Sin la gracia de Dios, no podremos hacer nada. Todo se nos da gratuitamente. Y el Señor no llega nunca a una nueva familia sin hacer algún milagro. ¡Recordemos lo que hizo en las bodas de Caná! Si, el Señor, si nos apoyamos en sus manos, nos hace hacer milagros. Milagros de todos los días cuando está el Señor en esa familia. Naturalmente, también la comunidad cristiana debe hacer su parte. Por ejemplo, buscar superar actitudes demasiado directivas y demasiado funcionales, favorecer el diálogo interpersonal y el conocimiento y la estima recíproca. Las familias tomen la iniciativa y sientan la responsabilidad de llevar los propios dones preciosos para la comunidad. Todos debemos ser conscientes que la fe cristiana se juega en el campo abierto de la vida compartida con todos, la familia y la parroquia deben cumplir el milagro de una vida más comunitaria para la sociedad completa. En Caná, estaba la Madre de Jesús, la “madre del buen consejo”. Escuchemos nosotros sus palabras: “Hagan todo lo que él les diga” (cfr Jn 2, 5). Queridas familias, queridas comunidades parroquiales, dejémonos inspirar de esta Madre hagamos todo lo que Jesús nos dirá y ¡nos encontraremos frente al milagro, al milagro de cada día! Gracias.
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¿Y quién ha dicho lo contrario?
La Iglesia está y debe estar abierta siempre a todo el que quiera «vivir» en ella… pero no «espatarráo en los bancos»; no comiendo pipas en el templo; no eruptando; no hablando como en el mercado o en la taberna. En fin, que sí, que todos hemos entendido siempre que la Iglesia es casa de todos, pero de todos los que respeten o se esfuercen en respetar unas «mínimas normas», antaño conocidas como madamientos. Porque si no se subraya eso, al final uno tiene la sensación de que hay de dejar un espacio para los numeritos de las Femen cada domingo al menos en una misa. Si las Femen, por ejemplo, quieren entrar en la Iglesia, que primero pasen por el confesionario a confesarse, luego penitencia; si los abortistas quieren entrar en la Iglesia, bien, pero primero a confesarse y luego penitencia… En fin… cabemos todos, pero no de cualquier modo. Vamos, yo no soy «secta» pero en mi casa no entra nadie que se mee en las paredes, no cabe vamos.
Dogma de Fe: Fuera de la Iglesia no hay salvación. Extra ecclesiam nulla salus.
Luego se pueden matizar las palabras del Papa, pero esa afirmación es infalible.
Una vez mas Francisco usa expresiones que confunden, o esconden algo más que no se atreve a decir. ¿Acaso se le prohíbe o dificulta a alguien para ser miembro de la Iglesia?, más bien diría lo contrario, mucha gente no quiere ser parte de la Iglesia, para no tener que llevar una vida conforme a los Mandamientos de Dios.
En fin, cada día expresiones de confusión.
Por eso eligió personalmente sólo a doce, para no ser un «club de alto standing», más bien un grupo reducido quizás para que no pudieran aplaudirlo mucho, ji, ji, ji… es extraño que se hable de Jesucristo en pasado, no en presente ¿no es verdad?
El sr. Bergoglio parece desconocer que Nuestro Señor Jesucristo es muy estricto indicando quién le puede seguir y quién no, y en el sermón de Cafarnaúm (Jn 6,38 y ss) no le importa quedarse sólo con sus discípulos después de que mucha gente humilde no aguante sus palabras y se vaya.
Este Papa habla con doble sentido, la iglesia siempre ha estado abierta a todo el mundo que quiere entrar y claro hay gente que no quiere nada con Dios ni con la iglesia y no se puede hacer nada y siempre ha sido así. Yo ya empiezo a sospechar que este Papa lo que pretende son otras cosas, y me sospecho es que hacer un totun revolutun con otras confesiones, sectas, agrupaciones o vete a saber el qué. Le va a salir mal porque Dios está detrás y los otros grupos no quieren saber naa de nada no quiere estar al mando de Francisco.